Marcas de procesadores: de Intel y AMD a los gigantes del HPC

Última actualización: septiembre 18, 2025
  • Intel y AMD dominan el PC con gamas desde entrada hasta HEDT, mientras que IBM y diseños chinos destacan en HPC.
  • Elegir bien exige revisar socket, chipset, RAM, núcleos/hilos, frecuencia, caché, iGPU/NPU y necesidades reales.
  • La nomenclatura (generación, SKU y sufijos) define prestaciones y uso: entiende cada letra antes de comprar.

marcas de procesadores

Cuando se habla de marcas de procesadores para ordenador, casi siempre se piensa de inmediato en Intel y AMD. Son las que copan el mercado doméstico y profesional generalista, y sus catálogos cubren desde ofimática sencilla hasta estaciones de trabajo y servidores. Ahora bien, no son las únicas que pintan algo en el sector: en ámbitos de supercomputación aparecen nombres como IBM o diseños chinos como Sunway y Matrix-2000.

En esta guía vas a encontrar un repaso amplio y con detalle de las familias y gamas más relevantes, cómo se organizan por segmentos, qué significan sus nomenclaturas y sufijos, qué es una CPU y sus partes, y qué factores debes considerar antes de comprar. También veremos chips emblemáticos que alimentan superordenadores, para que entiendas hasta dónde puede llegar esta tecnología.

Intel y AMD: las dos grandes que dominan el PC

En la informática de consumo, Intel suele ser la más reconocible para el usuario medio. No implica necesariamente que sea «mejor» en todo, sino que su presencia en portátiles y sobremesas ha sido enorme durante décadas y ha estado muy ligada al ecosistema Windows e incluso a Apple en las etapas en las que la compañía utilizó sus chips en ordenadores de mesa y portátiles. Sus líneas abarcan desde opciones básicas hasta plataformas HEDT y soluciones para empresa.

El catálogo de Intel ofrece familias para casi cualquier uso, con series históricas que van desde los antiguos m3 para ultrabooks a gamas entusiastas como Core X orientadas a cargas muy intensivas. La variedad de soluciones domésticas y profesionales explica su peso en el mercado de PC, especialmente en portátiles, donde sigue teniendo una cuota altísima.

Enfrente está AMD, cuya estrategia clásica ha sido precio-rendimiento. Durante años se la percibía como la alternativa más económica a Intel, enfocada al PC personal y con menor presencia en soluciones de empresa. Eso cambió notablemente con el lanzamiento en 2017 de Ryzen, que supuso un golpe sobre la mesa en rendimiento por euro y relanzó su competitividad.

Con la plataforma AM4 y la familia Ryzen, AMD forzó a Intel a responder con más núcleos e hilos en generaciones posteriores. En portátiles el dominio de Intel ha sido tradicionalmente mayor, aunque las iteraciones de Ryzen Mobile han hecho el segmento bastante atractivo. Además, AMD extendió su apuesta profesional con Threadripper, procesadores con hasta 32 núcleos y 64 hilos pensados para multitarea extrema (render, edición pesada, compilación, etc.), que plantan cara a las gamas Core X.

fabricantes de cpu

Segmentos de mercado y niveles de rendimiento

Los fabricantes diseñan una microarquitectura base y la adaptan a múltiples segmentos. Hay cuatro grandes ámbitos según el tipo de máquina: embedded (dispositivos empotrados con consumo muy bajo), mobile (eficiencia energética prioritaria para tablets y móviles, como procesadores ARM64), desktop/workstation (PC de sobremesa y estaciones de trabajo), y servidores/HPC (más E/S y escalabilidad, con líneas específicas en muchos casos).

Si en lugar del dispositivo miramos el nivel de rendimiento, encontramos escalones típicos: entry-level (básico y asequible, válido para ofimática, web y multimedia), mainstream (usuario medio, apto también para juegos con cierta holgura), performance (alto rendimiento para trabajar intensivamente o gaming exigente) y high-end o HEDT (entusiastas y profesionales que requieren cargas muy altas, con distinciones como LCC, HCC y XCC según recuento de núcleos).

En paralelo existe una clasificación práctica por uso: procesadores de uso general (económicos y eficientes para la mayoría de tareas), convencionales o de gama media (más grandes y capaces para 3D, vídeo, multimedia), y gama alta o extreme (máxima potencia para gaming, creación profesional o análisis intensivos). En actualizaciones de equipos antiguos, los modelos de entrada suelen mantener mejor la compatibilidad con placas y memorias anteriores, mientras que los de gama media/alta pueden exigir chipsets y RAM más modernos.

A medida que avanza la tecnología, las innovaciones debutan en la gama alta y terminan filtrándose hacia abajo. Dos tendencias clave son: añadir más núcleos por CPU para mejorar la multitarea (beneficia a software con hilos y a escenarios como navegar con decenas de pestañas), y el uso de controladores de memoria integrados, que reducen latencias y elevan el rendimiento del sistema, aunque a veces limitan la compatibilidad a ciertos tipos de RAM.

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Gamas y familias por fabricante

Dentro de Intel y AMD conviven familias para cubrir esos segmentos. En Intel, en la base están Celeron y Pentium (tareas cotidianas y ofimática), y la columna vertebral para rendimiento general la forman los Intel Core (i3, i5, i7, i9), escalados por potencia y prestaciones. Para estaciones de trabajo y servidores, Xeon añade soporte y características pro.

En AMD, la entrada suele representarla Athlon Pro (ofimática y uso diario), el grueso de rendimiento lo aportan los familia Ryzen (series 4000, 5000 y 7000 en orden de capacidades ascendente), y para estaciones de trabajo aparecen Threadripper Pro. En el ámbito de servidores/HPC, AMD y Intel se miden con EPYC y Xeon respectivamente, con muchos núcleos y tecnologías de plataforma específicas.

Un matiz interesante es cómo se «crean» las gamas: del mismo wafer salen muchos dados y no todos cumplen las metas de frecuencia y núcleos. Con el llamado binning, los chips que pasan los test completos se venden como modelos superiores (ej. Core i7), mientras que otros con núcleos desactivados o menor frecuencia se etiquetan como i5, i3, Pentium o Celeron, o equivalentes en AMD. No son chips defectuosos en el sentido coloquial, sino variantes fiables ajustadas a distintas especificaciones.

Algunas características históricamente variaban por marca/modelo: Intel, por ejemplo, ha deshabilitado en algunos casos funciones (como virtualización) en gamas concretas, mientras que en AMD AMD-V estaba ampliamente disponible y el soporte ECC era frecuente fuera de su línea de servidores (en Intel, el ECC suele asociarse a Xeon). Conviene revisar siempre la hoja técnica del modelo exacto.

Qué es un procesador y cómo está construido

La CPU (Central Processing Unit) es la unidad central que coordina el sistema operativo, ejecuta programas y orquesta la comunicación con el resto de componentes. Es el cerebro del PC: procesar instrucciones, gestionar datos y convertir órdenes en resultados para pantallas, almacenamiento o redes es su día a día.

En su interior encontramos varias partes. La unidad de control gestiona las señales y el flujo de ejecución; la ALU (unidad aritmético-lógica) realiza operaciones matemáticas y lógicas; y hay unidades de memoria interna destinadas a guardar datos temporales. Además, los procesadores modernos integran el controlador de memoria y el controlador PCI Express, funciones que antes residían en la placa base.

Es frecuente que una CPU incluya gráfica integrada (iGPU), útil para salida de vídeo y tareas gráficas ligeras y para comprobar la compatibilidad con DirectX 12. Para jugar o editar vídeo de forma seria, lo ideal es una tarjeta gráfica dedicada. En los diseños actuales también aparece la NPU (Neural Processing Unit), una unidad orientada a cargas de Inteligencia Artificial que libera a la CPU de determinados cálculos y mejora eficiencia y consumo.

Otra pieza clave es la caché. Sirve para acelerar el acceso a datos e instrucciones, reduciendo la latencia frente a la RAM. Por norma general, más caché se traduce en menos esperas y mejor rendimiento sostenido, especialmente en cargas que reutilizan datos con frecuencia.

Núcleos, hilos, frecuencia y otros factores de rendimiento

Un núcleo es una unidad de procesamiento capaz de ejecutar su propio ciclo de instrucción (lectura, decodificación, ejecución y escritura). Si un procesador tiene dos núcleos, puede llevar dos tareas independientes a la vez, y así sucesivamente con 4, 6, 8 o más núcleos. Más núcleos facilitan la multitarea y aceleran software paralelo, pero el rendimiento no depende solo de cuántos tengas.

Muchos modelos incorporan multihilo simultáneo (SMT en AMD, Hyper-Threading en Intel), que permite a cada núcleo manejar dos hilos. Esto mejora la ocupación de las unidades internas cuando el software está preparado. Los hilos no duplican el rendimiento, pero aportan ganancias notables en cargas bien paralelizadas.

La frecuencia, medida en GHz, indica cuántos ciclos por segundo realiza el procesador. Cuanto mayor, más rápido puede completar operaciones, especialmente en trabajos monohilo. No obstante, un mayor número de GHz no compensa siempre una microarquitectura más antigua o una cache menor. Por eso es importante valorar el conjunto: IPC, núcleos, frecuencia y caché.

Respecto a la segmentación por binning que comentábamos, a menudo se desactivan núcleos o se ajusta la frecuencia para crear modelos inferiores. No es posible reactivar núcleos deshabilitados: suelen estar desconectados o dañados físicamente. Por otro lado, algunos chips vienen desbloqueados para overclock (ej. sufijo K en Intel o X/XT en AMD), permitiendo subir la frecuencia si la placa, la refrigeración y el voltaje lo toleran con estabilidad.

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Sockets y compatibilidad con la placa base

La elección del procesador condiciona la placa base y la memoria RAM. Cada CPU necesita su socket específico: en AMD son populares AM4 y AM5, mientras que en Intel encontramos LGA1200 y LGA1700 entre los más extendidos en escritorio reciente (consulta procesadores Intel compatibles con Windows 11). Asegúrate de que coinciden tanto el socket como el soporte del chipset.

El controlador de memoria integrado de la CPU determina también qué RAM es compatible. Por ejemplo, hay modelos que especifican DDR4-2933 o canales soportados (4/6/8 según plataforma). Revisar la QVL (lista de memorias validadas) de placa y CPU reduce sorpresas. Si tienes dudas, muchos comercios y guías ofrecen filtros para agrupar procesadores por parámetros clave y contenido que compara sockets y chipsets.

Tendencias que marcan la evolución

La industria empuja hacia CPUs con más núcleos a igualdad de consumo, lo que acelera la multitarea y las aplicaciones multiproceso. Este aumento se estrena en gamas altas y, con el tiempo, llega al mainstream. A la par, los controladores de memoria integrados reducen latencias y elevan el rendimiento global, aunque pueden limitar la elección de RAM a tipos concretos.

Además de la iGPU, la integración de NPU en ciertas familias apunta a una era en la que la IA local será parte del flujo diario, descargando tareas de la CPU y mejorando la eficiencia en software compatible. Para cargas no gráficas ni de IA, la clave seguirá siendo un buen balance entre IPC, caché, frecuencia, núcleos y capacidades de plataforma.

Superordenadores: más allá de Intel y AMD en el segmento HPC

En el terreno más exigente, el de los superordenadores, no solo compiten Intel y AMD. Surgen diseños alternativos orientados a análisis masivo de datos, simulaciones científicas y algoritmos de alto rendimiento. Como curiosidad, los superordenadores más rápidos del mundo ejecutan Linux en sus clústeres.

IBM POWER9

IBM con POWER9 es un referente industrial. Este chip, evolución del POWER8, prácticamente duplica el rendimiento de su predecesor y alimenta a Summit, uno de los sistemas más potentes del planeta, desplegado en el Laboratorio Nacional Oak Ridge en Estados Unidos. POWER9 cuenta con 22 núcleos y tecnologías de interconexión como NVIDIA NVLink y OpenCAPI que le aportan un enorme ancho de banda para cargas descomunales.

Según LINPACK, Summit alcanza 148.6 TFlop/s, una cifra que ilustra lo que logran estas arquitecturas cuando se combinan CPU y aceleradores con interconexiones de alta velocidad. Su objetivo es interpretar, razonar, analizar e ingerir algoritmos complejos sobre datos masivos.

Sunway SW26010

China ha desarrollado su propia línea para HPC. El Sunway SW26010 suma 260 núcleos y equipa al superordenador Sunway TaihuLight (apodado el «Dios del lago»), uno de los más rápidos del mundo. El sistema integra 40.960 procesadores, superando los 10 millones de núcleos totales, y registró 93 TFlop/s en LINPACK.

Igual que en POWER9, el diseño de Sunway se orienta a tratamiento intensivo de algoritmos con un rendimiento muy superior a generaciones anteriores como Tianhe-2. TaihuLight se opera en el National Supercomputing Center de Wuxi, en China.

Matrix-2000

También desde China, la Universidad Nacional de Defensa Tecnológica desarrolló Matrix-2000 para el sistema Tianhe-2A. Este procesador de 128 núcleos y 64 bits, lanzado en 2017, incluye 8 canales DDR4 hasta 2400 MT/s y 16 carriles PCIe. Cada chip integra 4 supernodos de 32 núcleos a 1.2 GHz, y el sistema alcanzó 61.444,5 TFlop/s en LINPACK.

El desarrollo de Matrix-2000 estuvo motivado por la necesidad de reemplazar procesadores extranjeros en entornos de control de exportaciones, dotando al ecosistema chino de mayor autonomía tecnológica en HPC.

Intel Xeon Platinum 8280

Intel participa en HPC con su familia Xeon. El Xeon Platinum 8280, fabricado en 14 nm con 28 núcleos y 56 hilos, soporta DDR4-2933 en 6 canales. Fue el corazón de Frontera, un superordenador de Dell que marcó 23.516,4 TFlop/s en LINPACK gracias a un despliegue de 16.016 CPUs que sumaban 448.448 núcleos. Su precio de lista se situaba en torno a 10.009 dólares por unidad.

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Este tipo de despliegues demuestra cómo una arquitectura x86 de propósito general puede escalar a entornos masivos con la infraestructura adecuada y un número suficiente de nodos.

AMD Opteron 6274

AMD Opteron 6274 fue otro actor relevante en su momento. Fabricado en 32 nm, con 16 núcleos a 2.2 GHz, impulsó el superordenador Titan (de Cray), que llegó a ocupar el primer puesto del ranking en 2012. Titan registró 17.590 TFlop/s en LINPACK con 35.040 Opteron 6274, sumando 560.640 núcleos totales.

Para su época, Opteron 6274 fue rompedor en densidad, y sigue siendo una referencia histórica de cómo AMD compitió en el terreno de la supercomputación muchos años antes del auge de Threadripper y EPYC.

Cómo descifrar la nomenclatura de Intel y AMD

Además de la marca y el número (Ryzen 3/5/7/9 o Core i3/i5/i7/i9), el primer dígito del modelo suele indicar la generación. Un Ryzen 7 3xxx y un Core i7 10xxx pertenecen a generaciones diferentes (3ª y 10ª respectivamente, p. ej. Skylake). A partir de ahí, los siguientes números (SKU) ordenan el producto dentro de su familia: cuanto más alto, mejores prestaciones suele traer (frecuencia, cache, etc.).

Los sufijos añaden matices importantes. En AMD: sin letra (escritorio estándar), X (tope de rendimiento), G (con GPU integrada), T (bajo consumo para escritorio), S (similar a T pero con iGPU), H (alto rendimiento portátil), U (portátil estándar), M (muy bajo consumo) y X3D (con 3D V-Cache). A veces verás combinaciones como GE, HX o XT como modificadores adicionales.

En Intel, los sufijos más habituales incluyen: F (requiere gráfica dedicada), G (con iGPU), H (alto rendimiento portátil), HK (H y desbloqueado), K (desbloqueado para OC), S (edición especial), T (optimizado en consumo), U (portátil), Y (muy bajo consumo), X/XE (alto rendimiento desbloqueado) y E/B para variantes embebidas o BGA. En series móviles antiguas verás notaciones de 1 a G7 asociadas al nivel de la iGPU.

También existen Ryzen Pro y Athlon Pro: son los mismos chips con funciones extra orientadas a empresa (seguridad como Memory Guard y GuardMI, eficiencia y administración), aunque con multiplicador bloqueado frente a las versiones no Pro. En Intel y AMD, estas líneas empresariales priorizan estabilidad y gestión sobre el overclock.

Consejos antes de comprar: uso, compatibilidad y escalabilidad

Antes de elegir, define para qué usarás el PC. No es lo mismo montar un equipo gaming que un PC para oficina o un equipo doméstico centrado en navegar y multimedia. Para tareas básicas, los procesadores de uso general ofrecen en torno al 85% del rendimiento de un modelo convencional, con mejor compatibilidad hacia placas antiguas y memorias lentas.

Si buscas jugar en serio, edición de vídeo o creación de contenido, apunta a la gama media o superior: más núcleos, mayor frecuencia y cache, y plataformas con mejor PCIe, memoria y posibilidades de expansión. En la cúspide (HEDT/gama alta), piensa en multitarea intensiva, virtualización, render y cargas que exprimen el ancho de banda de memoria y los carriles PCIe.

Valora también si necesitas iGPU (útil para montar sin gráfica dedicada), si te interesa overclocking (requiere CPU y placa compatibles y buena refrigeración), la presencia de NPU para cargas de IA, y la caché disponible. Todo debe ser compatible: CPU, placa base, RAM, fuente de alimentación y tarjeta gráfica. Revisar especificaciones y guías de montaje evita cuellos de botella y problemas de arranque.

En cuanto a marcas, la eterna dicotomía Intel vs AMD hoy se resuelve comparando modelo a modelo según tu presupuesto, software y plataforma deseada. Los dos fabricantes mantienen catálogos muy competitivos, con propuestas sólidas en precio-rendimiento y tecnologías de vanguardia que se actualizan cada generación.

El paisaje de marcas de procesadores es más rico de lo que parece a simple vista. Intel y AMD cubren prácticamente todo el espectro del PC, con gamas que van desde ofimática hasta estaciones de trabajo, y con nomenclaturas cuyo significado conviene aprender para acertar. En el extremo profesional e HPC, nombres como IBM POWER9, Sunway SW26010 o Matrix-2000 demuestran que existen arquitecturas alternativas orientadas a cargas masivas. Si eliges teniendo en cuenta uso, compatibilidad de plataforma (socket, chipset, RAM), número de núcleos, hilos, frecuencia, caché y funciones adicionales como iGPU o NPU, tendrás muchas papeletas para montar un equipo equilibrado que no se te quede corto ni te haga gastar de más.

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