Blu‑ray resurge: Japón tira del carro mientras el 4K se afianza

Última actualización: octubre 26, 2025
  • Japón impulsa la demanda de unidades Blu‑ray tras el fin de soporte de Windows 10 y la transición a Windows 11.
  • La industria recorta: más consolas y tiendas sin disco, pero Verbatim asegura suministro y el 4K crece entre coleccionistas.
  • El Blu‑ray 4K vence al streaming en imagen y sonido, y ofrece control y permanencia que muchas plataformas no garantizan.

Blu-ray resurge

El mundo del entretenimiento físico vive un momento curioso: mientras medio planeta se entrega al streaming, en algunos rincones el formato Blu‑ray está recuperando presencia. No hablamos de una vuelta masiva como en sus años dorados, sino de un renacer selectivo, empujado por necesidades prácticas, por el coleccionismo y por la búsqueda de calidad que muchas plataformas no pueden igualar.

El detonante más llamativo ha llegado desde Japón. Tras el fin del soporte oficial de Windows 10, muchos usuarios han dado el salto a Windows 11 y, en ese proceso, han querido mantener su biblioteca de discos accesible. El resultado ha sido una escasez inusual de unidades ópticas internas en zonas como Akihabara, con modelos agotados y precios al alza. Este fenómeno convive con una realidad global: fuera de nichos concretos, el Blu‑ray es minoritario, pero sigue encontrando huecos donde brilla por calidad, control y permanencia.

Por qué vuelve a hablarse del Blu‑ray

El final del soporte de Windows 10 (con opciones extendidas para quien se apunte a programas específicos) ha obligado a millones a mirar a Windows 11, y en Japón eso ha tenido un efecto colateral: mantener vivas las colecciones. Muchos usuarios han buscado lectores Blu‑ray internos compatibles con sus equipos renovados, lo que ha vaciado estanterías en tiendas especializadas y ha dejado modelos contados a precios altos, y también han consultado cómo saber la región de un disco Blu‑ray para evitar problemas de compatibilidad.

Reproductores y discos Blu-ray

Esta carrera por la compatibilidad choca con la evolución del hardware de los últimos años. Las cajas de PC modernas priorizan el flujo de aire, el vidrio templado y el RGB, y han ido eliminando las bahías de 5 ¼. Sin huecos frontales, montar una unidad óptica interna se convierte en un desafío, de ahí que muchos japoneses estén tirando de lectores externos USB. Son una solución funcional, aunque suelen ser más lentos, menos robustos para uso intensivo y no ofrecen la misma velocidad de escritura que las internas.

No todo es nostalgia. En Japón el formato físico nunca desapareció del todo; hay una cultura de preservar lo tangible y de valorar el objeto. En ese contexto, el salto de sistema operativo ha servido de excusa perfecta para actualizar equipos y asegurar que la biblioteca de discos sigue siendo utilizable. De ahí el tirón de ventas, con picos puntuales en zonas como Akihabara, donde algunos modelos han quedado literalmente fuera de stock.

Incluso han surgido respuestas desde el hardware. Fabricantes como SilverStone han lanzado cajas con un aire retro que recupera las bahías de 5 ¼, una rareza hoy en día que a más de uno le viene como anillo al dedo si quiere integrar un lector. Puede sonar a capricho, pero cuando tu colección depende de ello, la decisión se vuelve muy lógica.

Fuera de Japón el panorama es distinto. En muchos países el Blu‑ray ya es un mercado de nicho, con pocos usuarios que mantengan unidades ópticas en sus ordenadores y una dependencia casi total del streaming. Aun así, hay señales de vida en mercados y segmentos concretos, desde el 4K de alta gama hasta cadenas que reportan repuntes entre coleccionistas.

Industria: retirada en unos frentes, resistencia en otros

El equilibrio del formato físico es delicado. Por un lado, varias compañías llevan años retirándose: Panasonic y Samsung abandonaron reproductores hace tiempo, y se han dado pasos como la llegada de una PlayStation 5 Pro sin lector (con unidad acoplable por unos 120 euros) o una Xbox Series X digital con 1 TB. La tendencia empuja hacia lo online y al juego en la nube, relegando el disco.

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En paralelo, algunas cadenas han recortado su apuesta por DVD y Blu‑ray. En Estados Unidos, Best Buy dejó de vender estos formatos en 2024 y Target limita la oferta a momentos concretos. En España, grandes superficies han reducido secciones de cine; donde antes había pasillos de discos, ahora hay figuras y merchandising. Entre 2019 y 2023 el mercado estadounidense de DVD y Blu‑ray cayó en torno a un 40 %, y desde 2021 las ventas globales han descendido más de la mitad, según distintos informes compartidos por medios del sector.

Aun con ese telón de fondo, el formato no se evapora. Sony ha confirmado que deja de fabricar Blu‑ray grabables y otros soportes de grabación histórica (MiniDisc, MD Data o Mini DV), una señal más de que el uso doméstico para backup ha sido sustituido por la nube y por discos duros externos. Ahora bien, la compañía mantiene reproductores y continúa distribuyendo películas y videojuegos en Blu‑ray pregrabado, lo que deja claro que hay demanda suficiente en cine y juegos como para seguir en el escaparate.

El contexto tecnológico también explica la sangría del grabable: la nube y los HDD/SSD ofrecen capacidades de varios terabytes frente a los 25‑100 GB de un disco, acceso inmediato multiplataforma y menos fricción operativa. Según la JEITA, la demanda de dispositivos de grabación y reproducción Blu‑ray ha caído más de un 80 % desde 2011, una cifra que ilustra por qué el sector de los grabables ha sido el primero en notar el golpe.

Esa retirada del grabable no invalida el atractivo del pregrabado para cine y coleccionismo. En consolas como PlayStation 4 o modelos de PS5 con lector, o en reproductores dedicados, seguir disfrutando de la colección es totalmente viable. Y ahí es donde el Blu‑ray 4K, con su enfoque premium, está encontrando su hueco, similar al vinilo en música.

Verbatim, IO DATA y el suministro: un salvavidas para el usuario fiel

Mientras unos se bajan del barco, otros lo apuntalan. Verbatim ha señalado que, aunque el mercado vive un “punto de inflexión” y el suministro se reduce, su plan pasa por garantizar disponibilidad estable de discos. La empresa presume de haber levantado un sistema de fabricación con tecnologías consolidadas en Japón y controles de calidad exhaustivos para productos de alto nivel.

En Japón, IO DATA se mantiene como distribuidor exclusivo de soportes ópticos de Verbatim, una apuesta que da tranquilidad al consumidor local. La marca además tiene presencia en más de 120 países y, aunque la comunicación ha estado muy centrada en el mercado japonés, hay expectativas de que el suministro global se sostenga para quienes siguen invirtiendo en sus colecciones.

Verbatim no es ajena a la diversificación: además de CD, DVD y Blu‑ray, su catálogo incluye unidades USB y SSD. En ese equilibrio está su ventaja, porque puede atender al nicho del disco sin descuidar el grueso del negocio, que hoy pasa por memorias sólidas y por soluciones de almacenamiento de alta capacidad.

Calidad: la carta ganadora del Blu‑ray 4K frente al streaming

Si hay un motivo que explique por qué el Blu‑ray 4K se resiste a desaparecer, es su rendimiento audiovisual. Los servicios de vídeo comprimen señal para hacerla viable por Internet; incluso a bitrates altos, casi siempre hay concesiones. Un disco 4K bien masterizado ofrece imagen sin compromisos: más detalle fino, menos artefactos, mejor conservación del grano cuando procede, y estabilidad en escenas complejas con niebla, grises y oscuros profundos.

En sonido la diferencia se hace aún más evidente. Muchas ediciones 4K incluyen pistas de audio en alta resolución y formatos avanzados para cine en casa. En la práctica, en un sistema 5.1/7.1 o con Atmos, el Blu‑ray 4K suena con más pegada y precisión, con margen dinámico y separación de canales que rara vez alcanza el streaming, limitado a la variabilidad del ancho de banda y a códecs más agresivos.

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Luego está la parte que no se ve: estabilidad y control. Un disco en tu estantería no desaparece del catálogo porque caduquen licencias ni baja de calidad si tu conexión se satura; tú decides cuándo verlo, y el contenido no depende de terceros. Tras la subida de precios de suscripción y los bailes de contenidos entre plataformas, mucha gente ha vuelto a valorar esta independencia.

Las ediciones físicas también brillan por los extras. Documentales, entrevistas, montajes alternativos, audiocomentarios y ensayos críticos enriquecen la experiencia. Sellos como Criterion o Arrow han convertido esa curaduría en su razón de ser, recuperando clásicos, cine de culto y títulos que a menudo quedan arrinconados en los catálogos de streaming.

¿Inconvenientes? El espacio y el precio. Frente a la inmediatez de ver algo con un clic, un Blu‑ray 4K se percibe como un artículo premium, una pieza que compras porque te importa poseerla y revisitarla. No es para todos, pero ahí reside su encanto: una adquisición con intención y con valor como objeto.

Coleccionismo, tiendas y la “resurrección” desde el retail

La chispa del renacer llega también desde el retail británico. HMV ha reportado que, tras años a la baja, las ventas de DVD y Blu‑ray vuelven a crecer. ¿La explicación? Una mezcla de coleccionismo y de frustración con el streaming: precios que suben, catálogos que cambian y esa sensación de pagar por algo que, en realidad, no posees.

En palabras de su dirección, el 4K y el Blu‑ray están funcionando especialmente bien, con clientes dispuestos a pagar por copias físicas de títulos que saben que volverán a ver y quieren “tener”. Una idea simple, pero poderosa: para lo que te importa, compras el disco; para el resto, el streaming sigue siendo estupendo.

El fenómeno del coleccionismo no es nuevo. En Japón el valor del objeto es cultural, y en otras regiones se vive un efecto vinilo: tiradas cuidadas, steelbooks, carátulas exclusivas y ediciones de lujo que convierten el acto de comprar en algo especial. En viviendas pequeñas hay que ser selectivo, sí, pero una filmoteca curada ocupa menos de lo que parece y da muchas alegrías.

También hay experiencias personales que apuntan a este vaivén. Hay usuarios que no se consideran muy aficionados, pero que, rodeados de familiares coleccionistas, perciben que el Blu‑ray “vuelve a sonar” en conversaciones y compras. Es una corriente discreta, pero real.

Consolas y hardware: menos huecos, más decisiones

El empuje hacia lo digital ha cambiado la foto del hardware. Portátiles sin ranura, torres sin bahías, consolas que apuestan por ediciones sin lector… Todo invita a olvidarse del disco. Sin embargo, quien valora lo físico acaba sopesando qué comprar: una PS5 con unidad, la versión digital más una unidad acoplable, o directamente un reproductor 4K dedicado.

En PC, si quieres una interna, la compatibilidad manda. Muchas cajas no permiten montarla, y ahí entra el lector externo USB como salvavidas. Para usos intensivos, la recomendación sigue siendo un modelo interno con buena velocidad de escritura y lectura, pero si tu caja no tiene hueco, el externo cumple perfectamente para reproducir y ripear puntualmente tu colección.

Quien ande montando o renovando equipo quizá se plantee optar por cajas que aún incluyen bahías de 5 ¼. No son mayoría, pero existen, y algunos fabricantes han entendido que el “retro” tiene utilidad práctica. Elegir bien el chasis puede ahorrarte dolores de cabeza si quieres integrar una unidad óptica sin depender de soluciones externas.

En paralelo, el mercado de segunda mano de unidades internas puede ser una buena alternativa en momentos de escasez. En Japón, donde la demanda ha disparado precios y agotado stock en barrios como Akihabara, muchos han recurrido a este canal, sabiendo que las unidades en buen estado siguen rindiendo durante años.

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Nube, discos duros y el adiós al grabable

Para backup y archivo personal, la batalla la ganan la nube y los discos duros externos. Un HDD de varios terabytes eclipsa a los 25‑100 GB de un Blu‑ray grabable en capacidad y en agilidad de gestión, con acceso inmediato desde cualquier dispositivo. Además, la escritura en discos ópticos es más lenta y, a largo plazo, hay riesgo de deterioro físico.

La nube trae ventajas claras, pero también renuncias. Si dependes de plataformas, puede cambiar un término de servicio, caducar un derecho o desaparecer un contenido que compraste en digital. Por eso, el usuario que quiere tener la película “para siempre” sigue viendo sentido al disco pregrabado: es suyo, no depende de terceros, y conserva la calidad original.

Esa tensión entre comodidad y control explica por qué la industria empuja el streaming (menos intermediarios, más margen, suscripciones recurrentes) y por qué los entusiastas sostienen el físico. Es un doble movimiento que deja lo físico como producto premium y al streaming como estándar de conveniencia.

Señales, notas al margen y piezas sueltas del debate

Algunas coberturas han incluido módulos de redes sociales de X que no se cargan sin JavaScript, un detalle menor pero ilustrativo: el debate se mueve entre plataformas, y a veces el acceso al contenido informativo depende de condiciones técnicas del navegador. También se ven “recuadros” de lectura recomendada —por ejemplo, sobre la apuesta de Netflix por el videojuego o sobre errores al montar un PC— que contextualizan cómo cambian hábitos y hardware.

En artículos de referencia han aparecido menciones a imágenes de marcas como Verbatim o a fotógrafos bajo licencias abiertas, y vínculos a piezas de opinión donde se defiende seguir comprando en físico por motivos que van más allá de la calidad pura. Todo ello suma a una percepción: el físico no es solo tecnología, es cultura de consumo.

¿Qué comprar y para quién tiene sentido?

Si priorizas la experiencia audiovisual, un reproductor 4K con una tele y un sistema de sonido decentes te dará la mejor versión de tus películas. Si ya tienes consola con lector, puedes aprovecharla, y si no, quizá te compense pagar esa unidad extra. Para PC, evalúa si tu caja admite interna; si no, un buen lector externo es suficiente para ver, ripear o conservar tus discos.

Si lo tuyo es el archivo de datos, vete a por HDD/SSD o nube. El Blu‑ray grabable ha perdido relevancia por pura matemática de capacidad y tiempo. Quien es coleccionista, en cambio, encontrará valor en las ediciones con extras, en las tiradas cuidadas y en la posibilidad de poseer el título sin sustos de licencias.

En mercados como Japón, donde el apego al objeto es fuerte, la transición de Windows 10 a 11 ha mostrado el fondo de este asunto: cuando la tecnología cambia, resurgen necesidades que creíamos superadas, como disponer de una unidad para seguir usando tu biblioteca. No es moda, es continuidad.

Por último, un apunte práctico: si te interesa el rendimiento del equipo, siempre viene bien refrescar bases sobre almacenamiento —la eterna comparativa SSD vs HDD— para equilibrar tu presupuesto entre lo que realmente mejora el día a día y lo que te permite mantener viva tu colección.

Así están las piezas: en Japón se agotan lectores internos por el salto a Windows 11; en Reino Unido, HMV habla de un repunte gracias al 4K y a coleccionistas; Sony se retira del grabable pero mantiene el pregrabado; Verbatim promete suministro; las grandes cadenas reducen estanterías; las consolas empujan a lo digital; y el público entusiasta sostiene el valor del objeto. En medio de todo, el Blu‑ray resurge donde aporta algo que el streaming no da: calidad plena, propiedad y permanencia.

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