- Identifica procesos con mayor consumo en CPU y RAM y actúa sobre ellos con Administrador de tareas.
- Mejora la fluidez ajustando Windows para mejor rendimiento y controlando programas de inicio.
- Apóyate en RAMMap y VMMap, limpia disco y ajusta memoria virtual para estabilizar el sistema.
- Verifica hardware (RAM, XMP/EXPO) y mantén el equipo libre de malware para evitar picos.
 
Cuando ves que el ventilador no para y el equipo se arrastra, casi siempre hay un culpable detrás: el uso desbocado de CPU o de memoria RAM. En Windows 10 y 11 es bastante habitual que, sin previo aviso, la carga se dispare al 70-100% y el PC empiece a ir a trompicones. Aquí tienes una guía completa, práctica y ordenada para detectar la causa y aplicar soluciones eficaces sin perder tiempo, con pasos claros, herramientas útiles (como RAMMap o VMMap y herramientas para limpiar y optimizar Windows) y algunos ajustes que mejoran el rendimiento de forma inmediata.
La raíz del problema puede ser variada: aplicaciones en segundo plano, pérdidas de memoria, procesos del propio sistema, malware o incluso un disco lleno. A veces basta con reiniciar, pero si el pico vuelve al rato, necesitas un plan de ataque con pasos claros, herramientas útiles (como RAMMap o VMMap) y algunos ajustes que mejoran el rendimiento de forma inmediata, por ejemplo guías para optimizar y acelerar Windows 10.
Causas habituales del alto uso de memoria y CPU
Lo primero es entender qué puede estar pasando. En muchas ocasiones el problema se debe a demasiadas apps funcionando a la vez en segundo plano (navegadores con decenas de pestañas, editores, juegos, etc.). También puede haber pérdidas de memoria en algún programa que se queda “tragando” RAM sin liberarla, o un virus/ malware consumiendo recursos para tareas que no ves.
Hay procesos de Windows que, de forma temporal, pueden acaparar recursos. Un ejemplo clásico es Antimalware Service Executable, el motor en tiempo real de Microsoft Defender: suele ser algo puntual, pero si es constante, conviene revisar su configuración o valorar un antivirus alternativo ligero.
En ciertos equipos, sobre todo con 4 GB de RAM o menos, cualquier multitarea o abrir varias pestañas puede llevar la memoria al límite. Si no identificas un proceso que acapare todo y, aun así, con acciones simples suben los porcentajes, puede que el problema sea falta de recursos físicos.
Finalmente, existe un comportamiento conocido en Windows relacionado con Runtime Broker y las notificaciones/sugerencias del sistema que puede aumentar el uso de CPU. Desactivar algunas recomendaciones del sistema suele aliviar esta situación.
Cómo identificar al culpable con el Administrador de tareas
Antes de tocar nada, merece la pena comprobar qué está pasando en tiempo real. Abre el Administrador de tareas con Ctrl + Mayús + Esc. Si te sale en modo compacto, pulsa en «Más detalles» para ver todos los procesos.
Haz clic en las columnas «CPU» y «Memoria» para ordenar de mayor a menor consumo. Así verás al instante qué procesos están tirando más del sistema. Si detectas un navegador en cabeza, prueba a cerrar pestañas exigentes (vídeo, webs pesadas, aplicaciones web) y desactiva temporalmente extensiones que no uses.
Si el proceso de mayor consumo es del sistema (por ejemplo, «Sistema», «Runtime Broker» u otros de Windows), apunta su nombre y continúa con los apartados de ajustes y servicios de esta guía. Si se trata de un programa tuyo, ciérralo desde «Finalizar tarea» y verifica si todo vuelve a la normalidad.
Aunque suene simple, un reinicio en frío es una prueba rápida y eficaz: elimina procesos “zombie” que quedan en memoria y limpia estados temporales que a veces son los responsables del atasco.
Soluciones rápidas que suelen funcionar
Empieza por lo sencillo. Cierra aplicaciones que no necesites y evita acumular software abierto sin usar. Cuantas menos apps simultáneas, menor consumo de CPU y RAM. También es buena práctica cerrar pestañas del navegador y limitar extensiones a lo imprescindible.
Desactiva programas de inicio para que el sistema arranque más ligero. Desde el Administrador de tareas, entra en la pestaña «Inicio» y deshabilita con botón derecho todo lo que no necesites al encender para optimizar el arranque de Windows 10. El software seguirá instalado, pero no cargará desde el arranque.
Revisa los servicios de terceros que se ejecutan en segundo plano: escribe «msconfig» en el menú Inicio, abre «Configuración del sistema», ve a «Servicios» y marca «Ocultar todos los servicios de Microsoft». Desmarca los que no te aporten nada (por ejemplo, algunos actualizadores automáticos) y aplica los cambios tras reiniciar.
Si sospechas de una infección, lanza un escaneo completo con Microsoft Defender o con tu antivirus de confianza. Muchos picos de CPU y RAM los causa un malware que trabaja silenciosamente; un análisis a tiempo te puede ahorrar horas de pruebas.
Ajustes de rendimiento visual y del sistema
Los efectos visuales son agradables, pero en equipos modestos conviene priorizar fluidez. En «Este equipo > Propiedades > Configuración avanzada del sistema > Rendimiento > Configuración», marca «Ajustar para obtener el mejor rendimiento». Con esto, Windows desactiva animaciones y transparencias que consumen recursos.
Además, te interesa desactivar «Inicio rápido», que guarda parte del estado en el apagado. En «Opciones de energía > Elegir el comportamiento de los botones de inicio/apagado», desmarca «Activar inicio rápido». Si prefieres alternativas, consulta cómo activar hibernación en Windows 10. Así el apagado es completo y desaparecen residuos de sesiones anteriores.
Evita dejar siempre el PC en suspensión si notas problemas de memoria. Apagar al final del día hace que el sistema arranque limpio y evita que procesos se acumulen con el tiempo.
Por último, si notas lentitud general, conviene liberar espacio en disco. Cuando el disco está lleno, Windows y las apps sufren. Usa «Almacenamiento» para activar Sensor de almacenamiento o el clásico «Liberador de espacio en disco».
Libera espacio: Sensor de almacenamiento y Liberador de espacio
Para activar el Sensor de almacenamiento, ve a «Inicio > Configuración > Sistema > Almacenamiento» y activa la opción. Con «Configurar Sensor de almacenamiento o ejecutarlo ahora», puedes elegir la frecuencia y qué limpiar automáticamente (archivos temporales, Papelera, Descargas).
- En «Archivos temporales», marca elementos a eliminar y pulsa «Quitar archivos».
- En «Papelera» y «Descargas», define si quieres vaciado automático tras X días para mantener a raya los residuos.
- Pulsa «Limpiar ahora» para ejecutar una limpieza bajo demanda y recuperar espacio al instante.
Si no tienes Sensor de almacenamiento, el «Liberador de espacio en disco» también ayuda. Búscalo en el menú Inicio y selecciona las categorías a borrar. Con «Limpiar archivos del sistema» podrás eliminar aún más datos temporales y versiones antiguas de Windows Update. Si necesitas profundizar, revisa cómo optimizar el disco duro de Windows 10.
- Selecciona tipos de archivo y confirma con «Aceptar > Eliminar archivos».
- Cuando acabe, reinicia si te lo solicita para completar la optimización.
¿Necesitas espacio adicional? Considera mover fotos o vídeos a una memoria USB o a otra unidad interna si la tienes. Desplazar archivos grandes que no usas a menudo libera mucho margen para que el sistema respire.
RAMMap y VMMap: radiografía de la memoria
Cuando no está clara la causa del consumo, dos utilidades de Microsoft son mano de santo: RAMMap y VMMap. Con RAMMap puedes ver qué procesos y qué tipos de memoria (trabajo, en espera, modificada, metarchivo) están ocupando tus GB.
RAMMap permite vaciar conjuntos de trabajo («Empty Working Sets») o listas en espera para liberar memoria de forma controlada. Úsalo con criterio: vaciar memoria en uso puede provocar que apps se ralenticen momentáneamente mientras se recargan.
VMMap, por su parte, te deja inspeccionar la memoria virtual de un proceso concreto con mucho detalle. Puedes iniciar un proceso nuevo desde la herramienta y vigilar sus reservas, pila, heaps y asignaciones para detectar comportamientos anómalos o pérdidas.
Con estas dos utilidades no adivinas: obtienes datos precisos para decidir si cerrar un proceso, ajustar su configuración o desinstalarlo si se comporta mal. También resultan útiles junto a guías para configurar y optimizar las opciones de rendimiento.
Memoria virtual (archivo de paginación): cuándo y cómo ajustarla
La memoria virtual usa parte del disco como “extensión” de la RAM. Si tu equipo va justo, aumentar el tamaño del archivo de paginación puede evitar bloqueos y pantallas congeladas.
- Ve a «Este equipo > Propiedades > Configuración avanzada del sistema > Rendimiento > Configuración > Avanzado > Memoria virtual > Cambiar» y desmarca «Administrar automáticamente».
- Selecciona tu unidad del sistema y decide si dejas archivo de paginación ahí o lo mueves a otra unidad con más espacio.
- Elige «Tamaño personalizado» y pon el mismo valor en «Inicial» y «Máximo». Como referencia, usa aprox. 1,5-2 veces tu RAM.
Si necesitas que Windows elimine el archivo de paginación al apagar por cuestiones de seguridad o para evitar ciertos efectos residuales, existe la opción de registro ClearPageFileAtShutdown. Actívala solo si lo necesitas, ya que puede alargar el tiempo de apagado.
Para ello, abre «regedit» y navega a «HKEY_LOCAL_MACHINE\SYSTEM\CurrentControlSet\Control\Session Manager\Memory Management». Cambia «ClearPageFileAtShutdown» a valor 1 y reinicia. Ten presente que no libera RAM como tal, pero puede mejorar el arranque limpio en algunos equipos.
Servicios y procesos que suelen dispararse
Antimalware Service Executable (Defender) puede usar CPU y RAM mientras analiza. Lo normal es que sea transitorio. Si falla a menudo, prueba a revisar exclusiones o a instalar temporalmente un antivirus alternativo de impacto ligero; Defender se desactivará solo al detectar otro motor.
- Alternativas populares con buen rendimiento: Avast, Avira, Bitdefender, F‑Secure, Kaspersky, Malwarebytes o McAfee.
Si detectas carga por Runtime Broker asociada a notificaciones y sugerencias, entra en «Configuración > Sistema > Notificaciones» y desactiva «Obtener notificaciones de aplicaciones y otros remitentes». Aprovecha para quitar «Trucos, consejos y sugerencias».
El servicio Superfetch/SysMain precarga datos para acelerar la apertura de apps, pero en algunos equipos incrementa el uso de disco y memoria. Para desactivarlo: abre «services.msc», busca «SysMain», detén el servicio y cambia el tipo de inicio a «Deshabilitado».
Otra clave de registro que a veces se toca es NDU (Network Data Usage), que monitoriza el consumo de red. En ciertos casos su desactivación reduce picos de RAM, pero puede afectar a la conectividad. Si pruebas, en «HKEY_LOCAL_MACHINE\SYSTEM\ControlSet001\Services\Ndu», pon «Start» a 4 y, si hay problemas de red, vuelve a 2.
Desfragmentar y corregir errores del disco
Un disco con errores o muy fragmentado puede provocar ralentizaciones notables, sobre todo en HDD. Abre «dfrgui» desde Ejecutar (Windows + R) y optimiza las unidades. En SSD no se desfragmenta; Windows realiza mantenimiento adecuado automáticamente. Para una guía paso a paso sobre este proceso, consulta cómo desfragmentar Windows 10.
Para revisar el sistema de archivos, puedes usar «Propiedades > Herramientas > Comprobar» sobre cada unidad, o recurrir a herramientas de terceros si necesitas funciones avanzadas. El objetivo es corregir errores lógicos que puedan estar impactando en el rendimiento.
Cuando termines, reinicia si lo pide y verifica en el Administrador de tareas si han bajado los porcentajes de uso de CPU y memoria. La estabilidad del almacenamiento es clave para que el sistema no se atasque.
Comprueba el estado de la RAM y su configuración
No todo es software. A veces un módulo de memoria falla o no es detectado y trabajas con menos RAM de la que crees. En «Administrador de tareas > Rendimiento > Memoria» comprueba capacidad, ranuras en uso y velocidad.
Si instalaste RAM de alto rendimiento, activa el perfil XMP (Intel) o EXPO (AMD) en la BIOS/UEFI para que funcione a la frecuencia anunciada. Sin estos perfiles, la memoria puede quedarse a velocidades inferiores y el sistema se vuelve más perezoso.
Cuando sospeches de errores, ejecuta la «Herramienta de diagnóstico de memoria de Windows» o soluciones de test más exhaustivas. Un módulo defectuoso puede provocar cuelgues intermitentes y un uso errático de memoria y CPU.
Si tras optimizar todo sigues corto, valora ampliar la RAM. Revisa el máximo soportado por tu placa, cuántos slots libres tienes y el tipo de memoria compatible. Añadir hasta 8‑16 GB en equipos modestos suele marcar una gran diferencia.
Gestiona aplicaciones y hábitos de uso
Los navegadores modernos son voraces. Reduce pestañas abiertas y mantén solo las extensiones imprescindibles. Si una extensión lleva tiempo sin actualizarse, desinstálala o sustitúyela por otra más ligera.
Evita versiones muy antiguas de programas (por ejemplo, Office o Chrome desactualizados). Las ediciones recientes suelen incluir optimizaciones de rendimiento importantes. Siempre que sea posible, usa aplicaciones diseñadas para Windows 10/11.
Los “liberadores de RAM” de terceros pueden ser agresivos: algunos aplican un botón mágico que mata procesos esenciales. Si usas uno, asegúrate de que permite seleccionar proceso a proceso y comprende el impacto. Un mal ajuste puede acabar en un bonito BSOD.
Como costumbre saludable, cierra programas que no vayas a usar, controla el número de apps al inicio y realiza limpiezas periódicas del sistema. Un poco de orden evita la mayoría de picos de consumo.
Desinstala lo que no uses y mueve archivos pesados
En «Inicio > Configuración > Aplicaciones > Aplicaciones y características» ordena por tamaño y desinstala lo que no necesites. Si hay programas que solo usas ocasionalmente, plantéate instalarlos bajo demanda y no dejarlos residentes.
- Selecciona la app, pulsa «Desinstalar» y confirma para recuperar espacio y memoria potencial.
- Reinicia el PC para que los cambios surtan efecto real en el arranque.
Para liberar aún más, mueve vídeos/fotos a una unidad externa: abre el Explorador, selecciona los archivos, y usa «Inicio > Mover a > Elegir ubicación». Con el contenido fuera, Windows respira mejor y el archivo de paginación tiene más margen.
Cuándo comprar más RAM
Si tras todo lo anterior sigues viendo el 90-100% de memoria con tareas normales, ha llegado el momento de ampliar RAM. Hoy 8 GB es el mínimo razonable; 16 GB ofrecen margen para multitarea y juegos modernos.
Comprueba la placa: máximo soportado, tipo (DDR4/DDR5), slots ocupados/libres y configuración actual (por ejemplo, 2×4 GB). Si tienes ranuras libres, añade módulos idénticos o compatibles; si no, sustituye por capacidades mayores (por ejemplo, 2×8 GB).
Recuerda que trabajar en doble canal (dos módulos iguales) mejora el rendimiento respecto a un solo módulo. Tras instalar, entra en la BIOS para verificar que frecuencia y perfiles están como toca.
No olvides el mantenimiento físico: el polvo tapona disipadores y eleva temperaturas, lo que provoca throttling y bajadas de rendimiento. Una limpieza periódica puede devolver fluidez sin tocar nada de software; además, revisa consejos para optimizar la temperatura de tu PC.
Con todas estas medidas —diagnóstico con el Administrador de tareas, ajustes de rendimiento, limpieza de disco, herramientas como RAMMap/VMMap, control de servicios y verificación de hardware— es posible reducir los picos de CPU y RAM y recuperar la agilidad del equipo. Mantener un hábito de orden y prevención evitará que el problema vuelva a aparecer a las primeras de cambio.
 
					