- SpainSat NG II completa la constelación con NG I para comunicaciones seguras en 2/3 de la Tierra.
- Lanzado por Falcon 9 desde SLC-40, con inserción en GTO y validación en vuelo supervisada por Airbus e Hisdesat.
- Basado en Eurostar Neo, con antenas activas reconfigurables, procesador digital y protección anti-jamming/anti-spoofing.
- Más del 45% de participación industrial española, financiación público-privada y capacidades alineadas con OTAN y GOVSATCOM.

La madrugada del 24 de octubre, a eso de las 03:30 en Cabo Cañaveral, España vivió un hito que ya forma parte de su memoria espacial: el despegue del SpainSat NG II a bordo de un Falcon 9. No fue un camino completamente limpio, porque un problema en el cableado del cohete obligó a aplazar la maniobra 24 horas, pero el segundo empuje resultó impecable desde la SLC-40 de la Estación de la Fuerza Espacial, abriendo la puerta a una nueva era de comunicaciones seguras para las instituciones nacionales y aliadas.
Este lanzamiento completa la constelación SpainSat NG, un programa catalogado como el más ambicioso y tecnológicamente complejo ejecutado hasta ahora por la industria española. Su misión va más allá de un simple satélite: conforma, junto al gemelo SpainSat NG I, un sistema robusto y flexible que garantiza servicios de comunicaciones seguras para el Ministerio de Defensa, la Unión Europea y la OTAN, con cobertura desde Denver hasta Singapur y resistencia frente a interferencias, suplantaciones y fenómenos extremos.
Un lanzamiento nocturno de alto voltaje: cronología y detalles
Tras el aplazamiento de un día por el citado contratiempo en el cableado del Falcon 9, el cohete de SpaceX despegó con la precisión que le caracteriza desde el Complejo de Lanzamiento Espacial 40 (SLC-40). La imagen fue apabullante: los nueve motores Merlin rugiendo en la noche, un edificio de 30 plantas impulsado por queroseno y oxígeno encendiendo por unos instantes el cielo y parte del Atlántico.
En los primeros 166 segundos llegó el primer momento crítico: separación de la primera etapa, caída al océano y encendido del motor de la segunda etapa. Pocos instantes después, la cofia de una “caja” de unos diez metros por cinco se abría dejando el satélite expuesto al exterior, mientras el conjunto superaba los 10.000 km/h y cruzaba los 100 kilómetros de altitud camino de la órbita de transferencia.
Tras un largo tramo de inercia, a los 27 minutos se produjo el reencendido para ajustar la trayectoria. El momento clave llegó alrededor del minuto 34: a unos 1.000 kilómetros de altitud, el lanzador liberó el SpainSat NG II, culminando así una secuencia tensa que la delegación española pudo seguir en directo, con el cohete ya reducido a la estrella más brillante y humeante del firmamento cercano.
Media hora después del despegue, el satélite encaró un amanecer sobre el Índico y empezó a desplegar paneles solares. Durante los próximos días, esas “alas” alcanzarán una envergadura de 42,8 metros, y el vehículo trazará órbitas elípticas con perigeo y apogeo muy desiguales —se habló de hasta 63.000 km de apogeo y unos 400 km de perigeo— mientras se aproxima, con maniobras controladas, a su ubicación final geoestacionaria.
El SpainSat NG II fue insertado en órbita de transferencia geoestacionaria (GTO), desde donde recorrerá un viaje de cinco a seis meses hasta estabilizarse en su posición definitiva. Durante esta fase, Airbus e Hisdesat supervisarán la puesta en órbita y validación en vuelo desde Toulouse, para entregar el control operativo al centro de Hisdesat en Hoyo de Manzanares cuando el satélite esté totalmente listo.
SpainSat NG II: misión, cobertura y posición orbital
Los dos satélites de la serie —SpainSat NG I y SpainSat NG II— se ubicarán en las posiciones 30º Oeste y 29º Este para asegurar flexibilidad y redundancia. En distintas crónicas se especifica que el NG II se asentará en el meridiano 30º Oeste, configurando un arco de cobertura que va desde Estados Unidos hasta Singapur y que abarca Europa, África, Oriente Medio y parte de Sudamérica, un área de alto interés estratégico para operaciones de defensa.
La misión declarada es cristalina: garantizar mando y control más allá de línea de vista en dos tercios del planeta, asegurar comunicaciones en teatros sin infraestructuras, y potenciar los servicios “en movimiento” con más capacidad y protección. Todo ello con bandas X, Ka militar y UHF, reforzadas frente a interferencias (anti-jamming), suplantación (anti-spoofing) y fenómenos nucleares en gran altitud, cumpliendo requisitos OTAN de máximo rigor.
La vida útil operativa se ha estimado en 15 años, con horizonte de servicio hasta 2037. En ese periodo, el sistema aspira a posicionar a España entre los países que aportan capacidades críticas a la Alianza, y a dar cobertura a estructuras como GOVSATCOM de la Comisión Europea, ampliando el efecto de red de la arquitectura de seguridad continental.
Además de la dimensionada cobertura y robustez, los SpainSat NG incorporan una capa clave de resiliencia estratégica: la capacidad de seguir operando, localizar la fuente de ataques de interferencia y redirigir haces de comunicación con agilidad, incluso en escenarios de guerra electrónica o contextos de crisis en el espectro electromagnético.
Carga útil y plataforma: Eurostar Neo y antenas activas
La arquitectura se apoya en la plataforma Eurostar Neo de Airbus, que aporta más capacidad, flexibilidad y eficiencia. Sobre ella viaja una carga útil X totalmente flexible con antenas activas reconfigurables en órbita, un procesador digital de a bordo que interconecta X con Ka militar para “cruce de bandas”, y un enlace de servicio de alta velocidad que acelera la reconfiguración del sistema.
Las antenas SARA en banda X, diseñadas y fabricadas en Madrid por Airbus DS, suponen un salto competitivo al permitir reconfigurar haces para adaptar cobertura y capacidad, y, según se ha destacado, hasta identificar el origen de interferencias. Este conjunto, corazón tecnológico del programa —conocido como PACIS-3 en su componente más innovadora—, coloca a España en muy buena posición para competir en el mercado global de satélites de comunicaciones avanzadas.
El alcance técnico tiene su espejo industrial: se ha subrayado que más de un 45% de la carga industrial ha sido desarrollada en España, con una implicación transversal del sector. La tracción industrial se refleja también en empleo cualificado, con picos de más de 500 ingenieros al año en desarrollo y más de 100 durante la fase de explotación a lo largo de 15 años.
En paralelo, la integración en España ha dado lugar a hitos singulares: Thales Alenia Space, por ejemplo, levantó una sala limpia de última generación en Tres Cantos para integrar el Módulo de Comunicación completo, montando el sistema satelital más grande ensamblado en el país, con una estructura de más de dos toneladas y unos seis metros de altura.
Industria española y programa PACIS 3: quién hace qué
La ejecución del programa está liderada por Airbus Defence & Space y Thales Alenia Space, coordinando un consorcio en el que Airbus DS España actúa como contratista principal e integradora de la carga útil de banda X, mientras TAS España lidera e integra las cargas de Ka militar y UHF. Airbus DS Toulouse ejerce como cabeza del consorcio, con una fuerte participación de la cadena nacional.
La colaboración público-privada ha sido clave: el Ministerio de Defensa, el de Industria, Comercio y Turismo, el CDTI y la ESA se han implicado a través del programa PACIS 3, respaldando el desarrollo e integración de elementos punteros como las antenas activas reconfigurables en banda X y la paleta desplegable con antenas de Ka orientables individualmente. El hito técnico de 2021 —la Revisión Crítica de Diseño del satélite— despejó el camino para fabricar todos los elementos de vuelo.
Financieramente, se trata de una inversión superior a 2.000 millones de euros, con una estructura aproximada del 70% aportada por Defensa y un 30% por Hisdesat. La compañía, que opera y es propietaria de la constelación, cuenta entre sus principales accionistas con Hispasat, Isdefe, Airbus, Indra y Sener, reflejando una composición industrial y pública muy alineada con la naturaleza estratégica del proyecto.
Sobre la gobernanza corporativa, algunas coberturas periodísticas llegaron a referirse a una integración de Hisdesat “en el perímetro de Indra”. En cualquier caso, lo incuestionable en el marco del programa es la función de Hisdesat como operador nacional y empresa tractora para el Ministerio de Defensa, liderando la coordinación con los contratistas y el ecosistema español.
ARQUIMEA y otros sistemas críticos: chips, control térmico y fiabilidad
Entre los socios clave destaca ARQUIMEA, con responsabilidad en dos áreas críticas de los SpainSat NG: el sistema de control térmico de las antenas activas y el diseño-fabricación de microchips específicos para control, telemetría y apuntamiento. En un entorno espacial exigente, donde la radiación, el vacío y los gradientes térmicos son extremos, estas funciones marcan la diferencia.
El subsistema térmico de antena se basa en una red combinada de Heat Pipes (HPs) y Loop Heat Pipes (LHPs), que extraen, transportan y disipan el calor hacia los radiadores del satélite. La coingeniería, el diseño detallado y la fabricación se han realizado con tolerancias submilimétricas, un reto notable por las restricciones de espacio y por la integración con múltiples interfaces electrónicas de alta densidad.
En paralelo, la compañía ha diseñado y calificado ASICs analógicos y digitales para el control y la monitorización del rendimiento de las antenas activas. Se han fabricado más de 4.000 unidades para el programa, todas pensadas para operar de forma continua durante la vida útil del satélite, con perfiles de resistencia a la radiación y a las variaciones térmicas del entorno orbital.
Esta combinación de ingeniería térmica avanzada y electrónica robusta refuerza la fiabilidad de las antenas, una pieza clave del sistema dado que la carga útil flexible y reconfigurable del SpainSat NG pivota, precisamente, en la estabilidad y precisión de esos haces activos que se redirigen en función de la misión.
La aventura humana: de Torrejón a Orlando y un hotel con “I need my space”
La épica tecnológica vino acompañada de un viaje muy terrenal: parte de la delegación española voló desde la Base Aérea de Torrejón hasta el Aeropuerto Internacional de Orlando en un avión del Ejército del Aire y del Espacio. De allí, carretera y manta hasta Cabo Cañaveral, con un recibimiento literalmente “espacial” en el hotel: constelaciones en las paredes, astronautas en recepción y el lema “I need my space” salpicando camisetas y gorras, un guiño perfecto para una ocasión irrepetible.
La noche del lanzamiento, con las oficinas de la NASA cerradas al otro lado de la zona restringida, la escena adquirió un cierto aire de clandestinidad. Varios equipos de ingenieros se quedaron en vela para seguirlo en directo, concentrados en cada hito de la secuencia de vuelo. Cuando los nueve Merlin convirtieron el cohete en una bola de fuego, una mezcla de orgullo y nervios recorrió a una delegación de medio centenar de personas entre ingenieros, militares, periodistas y representantes de la industria.
Mientras tanto, desde España, no fueron pocos los equipos técnicos y curiosos que trasnocharon para presenciar cómo el satélite emprendía su recorrido. El eco de que el SpainSat NG II es el sistema de comunicaciones seguras más avanzado de Europa caló hondo, y la expectación fue creciendo a cada minuto que se superaba sin incidentes camino de la órbita de transferencia.
Calendario operativo y usuarios previstos
El SpainSat NG I despegó el 30 de enero desde la misma plataforma y se declaró operativo en agosto. Con el segundo lanzamiento, el programa entra en su recta final: está previsto que en la primavera de 2026 ambos satélites presten servicio conjunto a las Fuerzas Armadas de España, a la Comisión Europea en el marco de GOVSATCOM, a la OTAN y a otros gobiernos aliados.
Hasta entonces, el NG II continuará sus maniobras de alzado y circularización, con seguimiento desde las instalaciones de Toulouse hasta su entrega a Hisdesat. Una vez integrado y validado, el control y la operación diaria se harán desde Madrid (Hoyo de Manzanares), alineando la fase de explotación con la estructura organizativa y de seguridad nacional.
En paralelo, el sistema consolidará su promesa de cobertura en dos tercios del planeta, con especial foco en Europa, África y Oriente Medio, además de las Américas y el corredor hasta Singapur. La elasticidad de sus haces activos permitirá responder con rapidez a cambios en las necesidades operativas de misiones en curso.
Impacto económico y estratégico para España y Europa
El programa SpainSat NG se ha convertido también en un catalizador económico y tecnológico. Según el informe sobre el impacto de las industrias de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio, la industria espacial española facturó cerca de 1.300 millones en 2024, un 14,9% más que el año anterior, generando más de 22.700 empleos. El tirón de programas como éste explica parte de esa dinámica positiva.
Más allá de las cifras, el valor estratégico es incuestionable: las comunicaciones seguras definen la autonomía de un país y la posición que ocupa en su entorno. En una guerra moderna, la primera batalla se libra en el espectro electromagnético; la experiencia reciente ha demostrado que la resiliencia y la capacidad de mantener mando y control bajo ataques electrónicos o incluso nucleares son atributos que solo poseen muy pocos países en el mundo.
España, con esta constelación, refuerza su peso en la OTAN y en la UE, al tiempo que deja un poso industrial duradero. La inversión, la participación nacional superior al 45% y la asunción de responsabilidades de diseño y fabricación en subsistemas críticos reflejan una madurez inédita, que convierte a la industria en protagonista y no en mero proveedor periférico de grandes contratistas.
Completan el cuadro otras piezas del ecosistema: la Agencia Espacial Española ha definido el momento como histórico, y el tejido empresarial —con nombres como ARQUIMEA, Airbus DS, TAS y otros— muestra capacidades para ir más allá de componentes, hacia el diseño y fabricación de satélites completos, estructuras, aviónica y óptica, tanto en el espacio tradicional como en el New Space.
Con el SpainSat NG II ya en ruta, España ha tejido una historia que mezcla ingeniería fina, cooperación público-privada e ilusión colectiva. Desde la imagen de un Falcon 9 iluminando la noche hasta la promesa de cobertura segura sobre dos tercios del planeta, el proyecto fija un listón exigente para las próximas misiones y deja claro que el país no solo participa: aporta tecnología propia y liderazgo a la arquitectura espacial europea.
