- USB 3.0 = USB 3.1 Gen 1 = USB 3.2 Gen 1x1 (5 Gbps); USB 3.1 Gen 2 = USB 3.2 Gen 2x1 (10 Gbps)
- USB 3.2 Gen 2x2 (20 Gbps) requiere USB-C y doble carril; USB-A no lo soporta
- Colores no estandarizados: fíjate en “SS”, “10”, “20”, y en la ficha técnica
Si alguna vez te has perdido entre etiquetas como USB 3.0, USB 3.1 Gen 2 o USB 3.2 Gen 2×2, tranquilo: no eres el único. La nomenclatura del USB se ha enrevesado con los años y, para colmo, muchos fabricantes mezclan términos antiguos y nuevos. El resultado es que elegir un cable, un puerto o un SSD portátil se vuelve más complicado de lo que debería.
En esta guía vas a encontrar una explicación clara y actual de todas esas siglas, qué velocidades reales implican, qué conector usa cada estándar y cómo identificar lo que tienes en tu equipo. Integramos las equivalencias oficiales de USB-IF, te contamos cómo leer las fichas técnicas y el Administrador de dispositivos de Windows, y te damos ejemplos reales de uso (desde un SSD como el Samsung T7 hasta un NAS DIY con USB 3.2) para que no te falte nada.
Por qué hay tanto lío con USB 3, USB 3.1 y USB 3.2
La raíz del problema es sencilla: la organización USB-IF renombró varias veces los estándares de la familia USB 3.x. Lo que antes se llamaba USB 3.0 pasó a ser USB 3.1 Gen 1 y hoy es USB 3.2 Gen 1×1. Lo mismo ocurrió con USB 3.1 Gen 2, que ahora es USB 3.2 Gen 2×1. Y, además, en 2017 llegó USB 3.2 Gen 2×2, que añadió un modo de doble carril para doblar el rendimiento.
Para complicarlo un poco más, la USB-IF intentó que el mercado usara las marcas “SuperSpeed USB” (5 Gbps) y “SuperSpeed USB+” (10 Gbps) para diferenciar velocidades. La industria no adoptó de forma consistente esos apellidos comerciales, así que lo normal es que veas “USB 3.2 Gen 1” o “USB 3.2 Gen 2” y, con suerte, el dato de 5 o 10 Gbps en la ficha técnica.
Una guía rápida para llevar en la cabeza: USB 3.0 = USB 3.1 Gen 1 = USB 3.2 Gen 1×1 (5 Gbps); y USB 3.1 Gen 2 = USB 3.2 Gen 2×1 (10 Gbps). El modo más rápido de esta familia es USB 3.2 Gen 2×2 (20 Gbps), que utiliza dos carriles simultáneos y requiere USB-C.
Velocidades, codificación y lo que significan en el mundo real
Más allá del nombre, lo importante es cuánto corre cada estándar. Las cifras oficiales hablan en gigabits por segundo (Gbps), pero puedes traducirlas mentalmente a megabytes por segundo (MB/s) dividiendo entre 8. Ten en cuenta que hay cierta sobrecarga de protocolo y codificación, así que las tasas reales útiles son un poco menores.
- USB 3.2 Gen 1×1 (5 Gbps): heredero de USB 3.0. Usa codificación 8b/10b y ronda hasta 600 MB/s teóricos en bruto.
- USB 3.2 Gen 2×1 (10 Gbps): evolución de 5 a 10 Gbps con codificación más eficiente 128b/132b, lo que recorta la sobrecarga y mejora el rendimiento útil.
- USB 3.2 Gen 2×2 (20 Gbps): doble carril simultáneo sobre USB-C y codificación 128b/130b; ancho de banda agregado de hasta 20 Gbps (en la práctica, ~2.0 a 2.4 GB/s según implementación).
Ese salto de codificación (de 8b/10b a 128b/132b y 128b/130b) importa: reduce la cantidad de “relleno” por cada bloque de datos y deja más ancho de banda efectivo para tus archivos. De ahí que Gen 2 ofrezca mejor rendimiento sostenido, no solo una cifra teórica más alta.
Ojo con una trampa habitual: una versión “más nueva” no siempre es “más rápida”. Por ejemplo, USB 3.2 Gen 1×1 (5 Gbps) es más lento que USB 3.1 Gen 2 (que ahora se llama 3.2 Gen 2×1 a 10 Gbps). El truco está en fijarse en “Gen” y en el número de carriles (1×1 frente a 2×2), además de la cifra de Gbps.
Las variantes de USB 3.2, explicadas sin humo
USB 3.2 unificó y reetiquetó las generaciones previas y, a la vez, introdujo el modo 2×2. Este es el mapa completo para no liarte:
- USB 3.2 Gen 1×1: 5 Gbps (antes USB 3.0, luego USB 3.1 Gen 1). Un carril.
- USB 3.2 Gen 2×1: 10 Gbps (antes USB 3.1 Gen 2). Un carril, codificación 128b/132b.
- USB 3.2 Gen 2×2: 20 Gbps. Dos carriles sobre USB-C, codificación 128b/130b.
Hay dos detalles clave que conviene no olvidar. Primero, USB 3.2 Gen 2×2 solo funciona con conector USB-C; no hay puertos USB-A capaces de modo 2×2. Segundo, es muy raro encontrar memorias “pendrive” con Gen 2×2: la mayoría de dispositivos 20 Gbps son SSDs portátiles y docks o carcazas específicas con USB-C.
Si tu equipo o placa anuncia “USB 3.2” a secas, no te quedes ahí: busca si es Gen 1 (5 Gbps), Gen 2 (10 Gbps) o Gen 2×2 (20 Gbps). Esa letra pequeña marca la diferencia en transferencias grandes o en trabajos con vídeo y RAW.
Conectores, colores y símbolos: qué puedes fiarte y qué no
Los estándares USB 3.1 y 3.2 pueden ir con dos tipos de conector: USB-A y USB-C. El USB-A es el rectangular clásico; el USB-C es reversible, más pequeño y hoy el preferido para altas velocidades y alimentación de potencia.
Sobre los colores, lo que verás por ahí es orientativo: muchos fabricantes pintan de azul los puertos 5 Gbps y de rojo los de 10 Gbps, y en algunos USB 3.2 aparece el símbolo “SuperSpeed+”. Pero no hay un código cromático universal obligatorio. Si te juegas el rendimiento, mira la ficha técnica, los serigrafiados “SS”, “10” o “20” junto al puerto, o consulta el manual de la placa.
Un extra de compatibilidad: tanto USB 3.1 como 3.2 mantienen compatibilidad hacia atrás con USB 2.0 y USB 3.0/3.1 Gen 1. Eso sí, la velocidad final estará limitada por el elemento más lento del conjunto: puerto, cable o dispositivo.
Un repaso exprés a la evolución del USB
Para situarte en contexto, el USB ha ido subiendo peldaños de velocidad desde mediados de los 90. Así han quedado los hitos más importantes que se mencionan cuando se comparan USB 3.2, 3.1 y 3.0:
- USB 1.0 (1996): 1,5 Mbit/s (188 kB/s). Primer paso.
- USB 1.1 (1998): 12 Mbit/s (~1,5 MB/s). Gran mejora para la época.
- USB 2.0 (2000): 480 Mbit/s (60 MB/s). Estándar masivo durante años.
- USB 3.0 (2009): 4,8 Gbit/s (600 MB/s). Empieza la era “SuperSpeed”.
- USB 3.1: hasta 10 Gbit/s en su Gen 2; reetiquetado después como USB 3.2 Gen 2×1.
- USB 3.2: introduce Gen 2×2 (20 Gbps) con doble carril en USB-C.
Como curiosidad histórica, antes del USB 1.0 hubo borradores como USB 0.7 (1994), USB 0.8 (1994), USB 0.9 (1995) y USB 0.99 (1996). La madurez llegó con 1.0 y la popularidad con 2.0, pero el gran salto para almacenamiento fue la familia 3.x.
Cómo leer el Administrador de dispositivos y saber qué tienes
En Windows, el Administrador de dispositivos puede mostrar entradas como “Intel(R) USB 3.10 eXtensible Host Controller” o “Intel(R) USB 3.20 eXtensible Host Controller”. Es normal preguntarse: ¿eso es 3.1 y 3.2? ¿Por qué aparece “3.20” en lugar de “3.2”?
La respuesta corta: sí, 3.10 equivale a USB 3.1 y 3.20 a USB 3.2. Esa notación con dos decimales es simplemente cómo Microsoft/Intel nombran el controlador extensible (eXtensible Host Controller). No significa que tengas “USB 3.20” como una versión diferente, sino que el host soporta la familia USB 3.2.
Que aparezca “Concentrador raíz USB (USB 3.0)” en paralelo tampoco es raro. Windows usa etiquetas genéricas y conviven controladores y hubs lógicos para garantizar la compatibilidad. Lo importante es confirmar qué Gen y qué velocidad soporta físicamente cada puerto (5, 10 o 20 Gbps) en el manual de tu placa/portátil o en la web del fabricante.
Si estás pensando en un SSD como el Samsung T7 (USB 3.2 Gen 2, 10 Gbps), funcionará en puertos USB 3.x anteriores, pero si lo conectas a uno que solo dé 5 Gbps, el rendimiento se quedará en ese techo. Para exprimirlo, necesitas un puerto 10 Gbps y un cable certificado para 10 Gbps (los cables buenos suelen indicarlo con “10 Gbps”, “SS 10” o similar).
Consejos prácticos para no patinar al comprar cables y dispositivos
Identificar el puerto correcto es la mitad del juego; la otra mitad es el cable. Un cable USB-C cualquiera no garantiza 10 o 20 Gbps. Asegúrate de que el cable indique explícitamente “10 Gbps” o “20 Gbps” y, si usas USB-C, que soporte los modos adecuados.
Evita fiarte solo del color del puerto. Busca serigrafías como “SS”, “10” o “20” junto al conector, lee la hoja de especificaciones y, si tienes dudas, comprueba con el soporte del fabricante. En sobremesas, a veces el frontal y el panel trasero ofrecen velocidades diferentes.
Recuerda también el “cuello de botella” del dispositivo final. Un SSD SATA en caja USB-C no pasará de ~550 MB/s aunque lo conectes a 10 o 20 Gbps. Para aprovechar 10 Gbps necesitas un SSD NVMe en caja USB 3.2 Gen 2, y para acercarte a 20 Gbps, una carcasa USB 3.2 Gen 2×2 con NVMe rápido.
Si trabajas con vídeo 4K/6K, bibliotecas RAW o copias masivas, valora saltar a 10 Gbps o 20 Gbps. En usos cotidianos (documentos, fotos casuales), un buen 5 Gbps puede ser suficiente y más económico.
Casos reales: SSD portátiles, un NAS DIY y hardware que viene
Los SSD portátiles han impulsado mucho la adopción de USB 3.2. Modelos 10 Gbps como el Samsung T7 encajan de maravilla para copias rápidas, edición ligera desde el disco y llevar proyectos entre equipos. Su rendimiento real ronda 800–1.000 MB/s si el puerto y el cable acompañan.
En el terreno de 20 Gbps, el soporte es aún más desigual. USB 3.2 Gen 2×2 brilla especialmente con NVMe, pero necesitas un host con ese modo y cables adecuados. Muchos portátiles apuestan por Thunderbolt o por USB4 en lugar de 2×2; en sobremesa, algunas placas base sí incluyen 2×2 en USB-C trasero.
Si te atrae el almacenamiento conectado, hay soluciones DIY interesantes. Un ejemplo es un NAS “hazlo tú mismo” con USB 3.2 Gen 2, que se beneficia de 10 Gbps para mover grandes bibliotecas, copias de seguridad y flujos de trabajo colaborativos. Con CPU modernas y bahías M.2, este tipo de equipos resulta ideal para creadores de contenido, oficinas pequeñas y hasta servidores multimedia domésticos con transcodificación.
Como muestra, hay dispositivos tipo NAS compacto con USB 3.2 Gen 2 y cuatro ranuras SSD (M.2 2280 PCIe Gen 3 x2) pensados para SOHO, creadores y gamers que necesitan tiempos de carga rápidos, instalaciones ágiles y buena respuesta. Este perfil de hardware aprovecha los 10 Gbps para copias, backups y streaming local con holgura.
En el frente de accesorios, también verás marcas anunciando novedades en SSDs portátiles gaming con USB 3.2 Gen 2×2. La idea es ofrecer más ancho de banda en equipos compatibles, todo sobre USB-C. Estate atento a las especificaciones exactas y a los requisitos del host antes de lanzarte: la etiqueta “3.2” por sí sola no basta.
¿USB-A o USB-C? Qué elegir y cuándo
Si todos tus equipos tienen aún USB-A, puedes seguir en 5 o 10 Gbps sin problemas. Para 20 Gbps, la respuesta es USB-C. Además, USB-C abre la puerta a más potencia de carga y a otras funciones avanzadas en ecosistemas modernos.
Una transición razonable es mantener cables mixtos (USB-C a USB-A para 5/10 Gbps) y, cuando renueves portátil o placa, aprovechar puertos USB-C con 10 o 20 Gbps. Evitas cuellos de botella y simplificas el cableado de aquí en adelante.
USB4 ya está aquí: qué aporta frente a USB 3.2
USB4 es el siguiente paso y, por diseño, trabaja únicamente sobre USB-C. Ofrece hasta 40 Gbit/s, compatibilidad con el ecosistema Thunderbolt 3 y la intención declarada de reducir la confusión del usuario final.
Entre sus ventajas están varias que interesan tanto a fabricantes como a usuarios: convergencia de datos, vídeo y carga en un único conector, retrocompatibilidad con dispositivos USB/Thunderbolt existentes y políticas más claras para definir capacidades del puerto.
Además, USB4 permite que el host ajuste parámetros como ancho de banda efectivo, gestión de energía y reparto entre datos y vídeo según el escenario. Traducido: más flexibilidad para que un mismo puerto se adapte mejor a lo que necesitas en cada momento.
Si tu equipo trae USB4, no significa que USB 3.2 quede obsoleto. La compatibilidad está garantizada y muchos dispositivos USB 3.2 (incluidos SSDs portátiles) funcionarán igual o mejor, siempre que uses cables adecuados.
¿Y los colores del puerto? ¿Sirven para identificar la velocidad?
Seguro que has visto puertos azules, rojos o con pequeños símbolos. Está bien como primera pista, pero no te la juegues. El color no está estandarizado al 100% y cambia entre fabricantes o incluso entre modelos de un mismo fabricante.
Busca mejor indicadores como “SS” (SuperSpeed), “10” o “20” junto al puerto, o iconos con “SS+” para velocidades mayores. Si un manual indica “USB 3.2 Gen 2 (10 Gbps)”, esa es la confirmación que necesitas. Evita asumir que “3.2” implica 20 Gbps, porque la mayoría de veces significa Gen 1 (5 Gbps) o Gen 2 (10 Gbps).
Checklist rápido antes de comprar o conectar
Para sacar todo el partido a dispositivos y cables, conviene pasar por esta mini-lista mental. Te ahorrará sorpresas y devoluciones:
- Puerto: confirma si es 5, 10 o 20 Gbps (Gen 1×1, Gen 2×1 o Gen 2×2).
- Cable: que indique 10 Gbps o 20 Gbps; evita genéricos sin especificación.
- Conector: 2×2 exige USB-C; USB-A no sirve para 20 Gbps.
- Dispositivo: verifica si es SATA o NVMe y su límite real en MB/s.
Si todo el eslabón está a la altura (puerto, cable y dispositivo), las velocidades prometidas se acercarán a la realidad. Si falla uno, el conjunto se adaptará al componente más lento.
Queda claro que, con tanta etiqueta, es fácil tropezar. Pero con la equivalencia en la cabeza (USB 3.0 = 3.1 Gen 1 = 3.2 Gen 1×1) y la vista puesta en “Gen” y Gbps, desaparece la confusión entre USB 3, 3.1 y 3.2. Elegir un SSD portátil como el T7, montar un NAS DIY con 10 Gbps o dar el salto a USB-C deja de ser un salto de fe y se convierte en una decisión informada.