- La programación bare metal evita el sistema operativo para ganar control y latencia mínima en embebidos.
- En la nube, las instancias bare metal ofrecen hardware dedicado sin hipervisor y mayor rendimiento.
- Azure BareMetal aporta hardware certificado, altas IOPS y redes de 40/100 Gb con integración VNet.
- El modelo bare metal exige más administración, pero mejora seguridad, previsibilidad y performance.

La programación bare metal es una de esas disciplinas que separan el grano de la paja en sistemas embebidos y en plataformas donde el rendimiento lo es todo. En esencia, hablamos de ejecutar código directamente sobre el hardware, sin un sistema operativo que amortigüe, traduzca o añada capas intermedias. Este enfoque convive con un mundo cercano, el de los servidores bare metal de la nube, donde también se trabaja “sin hipervisor” y con recursos dedicados, pero en un contexto de centros de datos y provisión como servicio.
Para no perdernos, en las próximas secciones aclararemos qué es la programación bare metal, cómo funciona y cómo se aborda en microcontroladores, en qué casos tiene más sentido frente a un RTOS o a máquinas virtuales, y, además, contextualizaremos el concepto “bare metal” en servidores y nubes públicas (incluida la oferta de Azure) con sus ventajas, inconvenientes y tipos de servicios. También veremos ejemplos como BareMetal OS y tocaremos la copia de seguridad “bare metal” a nivel de sistema.
¿Qué es la programación bare metal?
En el ámbito de los embebidos, programar “a metal desnudo” significa que el firmware y las aplicaciones se ejecutan directamente sobre el chip, sin un sistema operativo generalista por debajo. El código controla registros, interrupciones y periféricos de manera directa, lo que aporta máximo control y mínima latencia. Este enfoque contrasta con usar un RTOS (sistema operativo en tiempo real) que, aunque ligero, introduce planificación de tareas y servicios extra.
El término “bare metal” también se usa en servidores para describir máquinas físicas dedicadas, sin capas de virtualización multiinquilino. Ahí la idea clave es que el cliente obtiene recursos exclusivos (CPU, RAM, discos, red) y puede instalar el sistema operativo directamente sobre el hardware. En nubes públicas, este modelo suele llamarse “nube bare metal” o “instancias bare metal” y se suministra de forma similar a IaaS, pero sin hipervisor compartido.
En microcontroladores, el ecosistema de bare metal convive con sistemas embebidos que emplean RTOS cuando hay múltiples tareas con requisitos de temporización estrictos. El subreddit de embebidos suele definir estos sistemas como controladores con función dedicada dentro de un conjunto mecánico o eléctrico mayor, con restricciones de tiempo real que a veces justifican un RTOS y, en otras, un planteamiento bare metal puro.

¿Cómo funciona este tipo de programación?
En bare metal no existe un kernel tradicional gestionando el arranque y los procesos. Tras el reset, se ejecuta un código de inicio (startup) que configura la pila, inicializa secciones de memoria (BSS, data), prepara el vector de interrupciones y salta a la función principal. El programador debe configurar los relojes, la memoria y los periféricos del microcontrolador accediendo a direcciones de mapeo de registros específicas del fabricante.
La gestión de interrupciones es central: se definen rutinas de servicio (ISR) que responden a eventos de hardware con latencias mínimas. Al no haber un planificador de hilos del sistema operativo, el propio firmware implementa el bucle principal y la coordinación temporal (por ejemplo, mediante temporizadores, colas simples o máquinas de estados). El resultado es un control muy fino sobre tiempos y consumo, a costa de mayor responsabilidad en la arquitectura del software.
Este enfoque suele emplear C y ensamblador, con un linker script a medida y bibliotecas estándar recortadas. En usos educativos y de alto rendimiento existen proyectos enteramente en ensamblador, pensados para entender la plataforma y exprimir la CPU sin sobrecargas. La ausencia de sistema operativo reduce la huella y elimina “capas” que podrían introducir jitter en tiempos críticos.

¿Cómo se programa un microcontrolador en bare metal?
El flujo típico comienza estudiando la hoja de datos y el manual de referencia del micro. Ahí están las direcciones y los bits de control de cada periférico. A partir de ahí se prepara una toolchain (habitualmente GCC/Clang para la arquitectura objetivo), se define el startup en ensamblador y el script de vinculación, y se desarrollan drivers mínimos para GPIO, UART, I2C, SPI, temporizadores y demás módulos necesarios.
Para depuración se recurre a interfaces como JTAG o SWD y a herramientas de trazado. La memoria y el mapa de interrupciones se verifican con atención porque, en bare metal, cualquier error de direcciones o banderas de estado provoca comportamientos erráticos difíciles de aislar. La inicialización del reloj del sistema y la calibración de temporizadores suelen ser paso obligado si hay requisitos de tiempo real.
Una técnica habitual es construir capas delgadas: primero el acceso a registros, luego pequeñas funciones de alto nivel (por ejemplo, “uart_write_byte”), y después la lógica de aplicación. Aunque no exista un RTOS, es posible componer una arquitectura limpia usando eventos, colas sencillas, ISR muy cortas y un lazo principal que orquesta el conjunto con baja latencia.
La elección bare metal frente a RTOS depende del caso de uso. Cuando hay pocas tareas, tiempos muy críticos o restricciones de consumo y memoria, bare metal reduce la sobrecarga y permite un control total. Si aparecen múltiples hilos, conectividad compleja o necesidades de escalabilidad de software, un RTOS puede aportar orden, drivers y utilidades sin comprometer los plazos temporales estrictos.
¿En qué aplicaciones se utiliza la programación bare metal?
Lo vemos en controladores de sensores, drivers de comunicación ultrarrápida, arranques de sistemas donde es vital minimizar el tiempo hasta el primer byte (un TTFB bajo no es exclusivo del mundo web), y en perfiles de consumo muy ajustados. También en dispositivos con funciones únicas y muy repetitivas, donde un RTOS aportaría poco y una máquina de estados bien diseñada resuelve el problema.
En la frontera con los RTOS aparecen aplicaciones de misión crítica con plazos de respuesta garantizados, como control de motores, audio digital en tiempo real o dispositivos médicos. Ahí, o bien se adopta un RTOS con planificación determinista, o bien se mantiene bare metal con un diseño cuidadoso de interrupciones y prioridades, buscando el menor jitter posible.
Además, la enseñanza de arquitectura de computadores y programación de bajo nivel recurre a bare metal para comprender cómo se inicializa el hardware, qué hace exactamente un vector de interrupciones o cómo se mueven datos entre memoria y periféricos sin magias ocultas.
Ventajas y desventajas
Programación bare metal (embebidos)
- Ventajas: latencia mínima, control absoluto de periféricos, huella pequeña, arranques muy rápidos, sin sobrecargas del kernel.
- Desventajas: mayor complejidad de mantenimiento, menos portabilidad, ausencia de servicios del sistema, y necesidad de diseñar tu propio “esqueleto” de planificación.
Servidores e instancias bare metal (centro de datos)
- Ventajas: recursos dedicados sin vecinos ruidosos, mejor rendimiento y latencia al prescindir del hipervisor, control total del sistema operativo, seguridad por aislamiento físico.
- Desventajas: coste potencialmente más alto, menos flexibilidad de personalización en configuraciones predefinidas, y mayor carga de administración al responsabilizarte del sistema operativo, parches y copias de seguridad.
Servidores bare metal, nube bare metal y diferencia con dedicados/IaaS
En centros de datos, “bare metal” y “servidor dedicado” se usan a veces como sinónimos, pero no son exactamente lo mismo. Tradicionalmente, el dedicado implicaba largos tiempos de aprovisionamiento, ciclos de facturación mensuales o anuales y hardware a veces modesto o desfasado. Los proveedores de bare metal modernos trajeron el modelo “de nube”: aprovisionamiento en minutos, facturación por horas y gamas de hardware que abarcan desde opciones económicas hasta configuraciones con GPU de alto rendimiento.
La nube bare metal es, en el fondo, un subtipo de IaaS que expone servidores físicos monoinquilino sin hipervisor compartido. Obtienes la previsibilidad del hardware dedicado con la escalabilidad de una plataforma en la nube: API, CLI e infraestructura como código. Al eliminar la sobrecarga del hipervisor, suele mejorar el rendimiento y reducir la latencia frente a una VM tradicional.
Frente a IaaS clásico, la diferencia es el grado de control de la infraestructura física. En IaaS con VMs, el hardware subyacente está abstracto; en bare metal en la nube, el cliente controla desde el sistema operativo hacia arriba con acceso al nivel de hardware, algo valioso para optimizar E/S, NUMA, drivers específicos o topologías de red.
Tipos de servicios de nube bare metal
- Servidores bare metal: máquinas físicas monoinquilino sin virtualización, con un único sistema operativo y aplicaciones nativas. Pago por uso, control total y, en ciertos proveedores, acceso físico remoto.
- Instancias bare metal: servidores preconfigurados en la nube, gestionados vía API o consola web. Sin hipervisor, con un solo sistema operativo, pero con todo el tejido de automatización y autoservicio típico de la nube.
- BMaaS (Bare Metal as a Service): servicio gestionado donde el proveedor asume el mantenimiento del hardware y tú consumes por demanda. Existen ofertas basadas en tecnologías flash empresariales (por ejemplo, soluciones con almacenamiento de clase Pure) para ecosistemas híbridos y multinube.
- Bare metal híbrido: combina servidores físicos dedicados con VMs y servicios cloud, para juntar la flexibilidad de la virtualización con el control y rendimiento del hardware nativo.
Caso de GPUs frente a CPUs
Algunas cargas de trabajo (gráficos, cálculo científico, IA/AA) exigen paralelismo masivo. Ahí las GPU, con miles de núcleos en paralelo, superan a la CPU generalista en operaciones matemáticas vectoriales. Los proveedores de bare metal permiten montar GPU potentes para acelerar entrenamiento de modelos, render o minería, aprovechando que el acceso nativo al hardware reduce cuellos de botella.
Ventajas y desventajas en la nube bare metal
- Costes: sin activos físicos propios y con pago por uso, evitas sobreaprovisionar; no obstante, puede ser más caro que otras nubes si no necesitas el nivel de rendimiento o control adicional.
- Recursos dedicados: eliminas la contención entre inquilinos y obtienes acceso sin límites a la CPU, la memoria y la E/S de disco y red.
- Seguridad: el aislamiento físico ayuda con el cumplimiento y reduce riesgos de fuga entre tenants; el cliente controla las superficies de ataque del sistema.
- Escalabilidad: el aprovisionamiento vía consola/API hace que crecer o decrecer sea rápido, con la comodidad de la nube.
- Contras: opciones de personalización a veces acotadas por perfiles predefinidos, y más administración al pasar de VM gestionada a servidor nativo gestionado por el cliente.
Cuándo usar nube bare metal
- Servidores de videojuegos: rendimiento predecible, baja latencia y escalabilidad.
- DevOps y desarrollo: acceso root, contenedores y orquestación con IaC para pipelines reproducibles.
- IA y aprendizaje automático: control fino del kernel y drivers, y posibilidad de ajustar recursos para entrenamiento intensivo.
- Macrodatos: menos sobrecarga de virtualización, dedicando toda la máquina al procesamiento analítico.
Clasificaciones habituales de hardware dedicado
- Gamas de entrada (“Rise”): sitios web, blogs, foros, servidores de ficheros o software empresarial ligero con buen tiempo de respuesta.
- Intermedias (“Advance”): ancho de banda predefinido, alto rendimiento y foco en pymes y e-commerce.
- Storage: gran capacidad (docenas de discos, cientos de terabytes), cambio en caliente y continuidad de servicio.
- Game: ancho de banda de hasta 1 Gb/s y perfiles específicos por juego para reforzar la protección.
- Infrastructure/alta gama: componentes de datacenter, tráfico ilimitado, y soporte para cargas intensivas (bases de datos críticas, big data, machine learning), con opciones de personalización y escalado.
Servicios y extras habituales del proveedor
- Acceso root y administración sin límites del stack software.
- Evitar “noisy neighbor”: recursos exclusivos (CPU, RAM, disco) para el inquilino.
- Soporte 24/7, SLA de alta disponibilidad, protección ante ciberataques y paneles como cPanel o Plesk.
- Distribuciones preinstaladas y elección de sistemas (Windows, Linux como RHEL/SLES), con opciones hasta 96 núcleos, memoria amplia y almacenamiento versátil.
- Hardware: chasis y placas de fabricantes como Supermicro, CPUs Intel (línea Silver), SSD NVMe con I/O elevado y NIC dedicadas de 1 Gb/s.
- Centros de datos globales para acercar la información al usuario final y cifrado de alto rendimiento para proteger datos.
Ejemplos y ecosistema: BareMetal OS y proyectos afines
Un ejemplo interesante es BareMetal OS: un sistema operativo de 64 bits para x86-64 escrito en ensamblador, de tamaño minúsculo (en torno a 16 KiB), monotarea pero multiprocesador (hasta 128 CPUs) y sin interfaz gráfica. Es una muestra de diseño con simplicidad y rendimiento por bandera, ajeno a kernels Unix o a implementaciones centradas en C/C++. Aunque su versión estable es antigua, sirve para ilustrar el enfoque minimalista que busca eliminar sobrecostes.
En esa línea existen otros proyectos como MenuetOS o KolibriOS, igualmente minimalistas y escritos muy cerca del hardware. Son útiles en educación, investigación y ciertos escenarios embebidos, donde el objetivo es aprender y controlar cada ciclo sin capas intermedias.