- Optimizar la red en Windows 11 pasa por reiniciar adaptadores, limpiar caché DNS y ajustar el ancho de banda reservable para el sistema.
- Actualizar drivers de red, firmware del router y elegir siempre servidores y rutas cercanas es clave para lograr un ping más bajo y estable.
- Reducir procesos en segundo plano, limitar dispositivos conectados y priorizar Ethernet o un Wi‑Fi moderno disminuye la congestión y el lag.
- En casos avanzados, cambios cuidadosos en el registro y el uso selectivo de VPN pueden pulir aún más la latencia en juegos online.

Si juegas online en PC, seguro que más de una vez has sufrido ese momento en el que todo iba perfecto y, de repente, el juego empieza a dar tirones, tus disparos no registran o ves a los rivales teletransportarse. Esa sensación de que el juego va “con retraso” suele deberse a una latencia de red demasiado alta en Windows 11, algo que, por suerte, se puede mejorar con varios ajustes y trucos tanto en el sistema como en tu red doméstica.
En las siguientes líneas vamos a ver, paso a paso, cómo reducir el ping y el lag en juegos online desde Windows 11, integrando configuraciones del propio sistema, cambios en el router, ajustes de DNS, limpieza de caché, optimización de Wi‑Fi y Ethernet, e incluso algunos toques avanzados en el registro. La idea es que tengas una guía lo más completa posible para que, cuando entres a Valorant, Fortnite, Warzone o tu MMO favorito, tu conexión deje de ser el enemigo invisible que arruina tus partidas.
Por qué Windows 11 es bueno para jugar… y por qué a veces hace lag
Windows 11 llega muy preparado para el gaming: incorpora mejoras como el HDR automático, compatibilidad avanzada con DirectX 12 y la barra de juegos para tener controles de captura, audio y rendimiento a mano. Todo esto hace que sea un sistema ideal para exprimir juegos modernos con buenos gráficos y altas tasas de FPS.
El problema aparece cuando, aun con un PC potente, la conexión a Internet empieza a fallar y el ping se dispara. Puedes tener 200 FPS estables y, sin embargo, notar que tus acciones tardan en llegar al servidor. En shooters, MOBAs o cualquier título competitivo, esto es letal: tus reacciones dejan de importar y el juego se vuelve impredecible.
Ese aumento de ping o lag puede deberse a causas muy distintas: congestión en tu red local, un router desactualizado, servidores lejanos, DNS lentas, procesos en segundo plano descargando cosas o incluso una mala configuración de Windows 11 que limita el ancho de banda reservable.
Antes de rendirte o culpar al juego, merece la pena revisar todos estos factores para intentar localizar qué está provocando que tu latencia suba a 200, 300 o incluso 900 ms mientras juegas, aunque todo parezca ir bien al navegar o ver vídeos.

Qué es el ping y qué se considera una buena latencia
Para atacar el problema hay que tener claro qué estamos midiendo. El ping (o latencia) es el tiempo que tarda un paquete de datos en ir desde tu PC al servidor y volver, y se expresa en milisegundos (ms). Es como lanzar una pelota a la pared y medir cuánto tarda en regresar a tu mano.
En juegos online, un ping bajo significa una respuesta casi instantánea entre lo que haces con el teclado/ratón o mando y lo que ve el servidor. Tus disparos se registran al momento, tus movimientos encajan con lo que ves y no tienes esa sensación de “ir con retraso”.
Cuando el ping es alto, aparece el temido lag: notas que tus inputs tardan en aplicarse, ves congelones o microcortes y, en el peor de los casos, el juego puede marcarte como desconectado. Valores por debajo de 50 ms suelen considerarse muy buenos, entre 50 y 100 ms son jugables pero ya se nota algo si eres exigente, y por encima de 100 ms el retraso empieza a ser realmente molesto.
En juegos muy competitivos (FPS, battle royale, títulos de lucha, etc.) lo ideal es moverte en el rango de 20 a 60 ms. En juegos más pausados, como muchos RPG o estrategias por turnos, un ping algo superior no es tan dramático, pero sigue siendo recomendable mantenerlo lo más bajo posible.
Principales causas de un ping alto en Windows 11
Hay muchos factores que pueden disparar tu latencia. Algunos dependen de ti y otros no, pero conviene conocer los más habituales para atacar primero los que sí puedes controlar desde Windows 11 y tu red doméstica.
Una de las causas clásicas es la congestión de red por demasiados dispositivos conectados al mismo router: móviles viendo vídeo en streaming, televisores con Netflix, descargas P2P en otro PC, consolas actualizando juegos… todo eso compite por el mismo ancho de banda.
También influye mucho la distancia física y lógica hasta el servidor del juego. Si estás en España y juegas en un servidor de Sudamérica o Norteamérica, es normal que el ping sea bastante más alto que si te conectas a uno europeo, aunque tu conexión sea buena.
No hay que olvidar el hardware: un router muy antiguo, mal configurado o con el firmware desactualizado puede introducir retrasos y pérdidas de paquetes. Lo mismo si usas Wi‑Fi saturado o con interferencias, frente a una conexión por cable Ethernet estable.
En el propio PC, aplicaciones en segundo plano consumiendo ancho de banda o recursos (actualizaciones, descargas, streaming, copias en la nube, etc.) pueden disparar el ping justo cuando más necesitas estabilidad. Y, a menor escala, también influyen los ajustes de Windows 11, los drivers de red y el estado de la caché DNS.
Comprobar y limpiar la configuración de red en Windows 11
Cuando sospechas que algo no va bien con la conexión, una de las primeras cosas que conviene hacer es reiniciar la configuración de red del propio Windows 11, para descartar errores puntuales o conflictos después de una actualización del sistema.
El reinicio de red desinstala temporalmente los adaptadores (tanto Wi‑Fi como Ethernet) y, tras reiniciar, Windows los vuelve a detectar y configura de nuevo con sus valores por defecto. Esto puede arreglar problemas raros de ping muy alto que solo se dan en tu PC mientras otros dispositivos de la casa funcionan bien.
Además de ese reinicio general, es muy útil vaciar y renovar la configuración IP y la caché DNS desde la consola. Abriendo el Símbolo del sistema (CMD) con permisos de administrador, puedes ejecutar comandos como:
- ipconfig /flushdns para limpiar la caché DNS.
- ipconfig /release seguido de ipconfig /renew para soltar y renovar tu dirección IP local.
- netsh winsock reset all y netsh int ip reset all para restablecer la pila TCP/IP de Windows.
Con estos pasos fuerzas a que Windows 11 rehaga toda la parte de resolución de nombres e IP, algo que suele solucionar casos en los que, de repente, un PC concreto tiene latencia disparatada mientras el resto de la red va perfecto.
Optimizar el ancho de banda y QoS en Windows 11
Windows puede reservar parte del ancho de banda para servicios del sistema y actualizaciones, algo que muchos usuarios desconocen. Ajustar esto permite que, cuando juegues, haya más ancho de banda disponible para el tráfico del juego y menos para procesos secundarios.
A través del Editor de directivas de grupo local (gpedit.msc en Windows Pro o Enterprise), es posible entrar en la ruta de “Configuración del equipo > Plantillas administrativas > Red > Programador de paquetes QoS” y modificar la directiva “Limitar ancho de banda reservable”. Estableciéndola como habilitada y marcando un 0% evitas que el sistema reserve ese 20% de forma predeterminada.
Aunque este cambio no reduce el ping directamente, sí ayuda a que, sobre todo en conexiones no muy rápidas, la tarjeta de red pueda usar todo el caudal disponible, reduciendo la probabilidad de cuellos de botella cuando se mezclan descargas, actualizaciones y juego online.
Al margen de las directivas de Windows, conviene revisar en el router las opciones de Calidad de Servicio (QoS) para priorizar el tráfico de juegos. Muchos modelos permiten marcar tu PC como dispositivo prioritario o establecer reglas que den preferencia a puertos y protocolos usados por juegos online.
Gestionar aplicaciones en segundo plano y procesos que consumen red
Un clásico del lag es tener montones de programas abiertos sin darte cuenta. En Windows 11, el Administrador de tareas es tu aliado para ver qué aplicaciones están tirando de CPU, memoria y red mientras juegas.
Pulsando Ctrl + Mayús + Esc abres directamente el Administrador, donde puedes ordenar por consumo de red y localizar qué procesos están descargando o subiendo datos de forma agresiva: navegadores con muchas pestañas de vídeo, plataformas de streaming de música, clientes de descarga, sincronización en la nube, etc.
Cerrar todo lo que no sea esencial durante la sesión de juego suele tener un impacto inmediato. Al liberar recursos, no solo bajas el uso de la CPU y la RAM, sino que evitas que otros programas compitan por el mismo ancho de banda que necesita tu juego.
Si aun así notas el PC pesado, no descartes pasar un análisis completo con tu antivirus o antimalware. Algunos tipos de software malicioso pueden estar usando tu conexión o tu potencia de cálculo en segundo plano (por ejemplo, para minería de criptomonedas o bots), lo que repercute de forma directa en el ping y el rendimiento general.
Cambiar y limpiar DNS para una resolución más rápida
El servidor DNS que utilizas influye en la rapidez con la que tu equipo resuelve las direcciones de los servidores de juego. Usar los DNS del operador no siempre es la opción más rápida, por lo que cambiar a servidores DNS públicos optimizados puede mejorar la respuesta inicial cuando te conectas a los servidores online.
Desde las propiedades de tu adaptador de red (Ethernet o Wi‑Fi) en Windows 11, dentro de “Protocolo de Internet versión 4 (TCP/IPv4)”, puedes marcar la opción de usar direcciones de servidor DNS específicas e introducir, por ejemplo:
- Google DNS: 8.8.8.8 y 8.8.4.4
- Cloudflare: 1.1.1.1 y 1.0.0.1
- OpenDNS: 208.67.222.222 y 208.67.220.220
- IBM Quad9: 9.9.9.9
No es una garantía de que baje el ping in‑game de forma brutal, pero en muchos casos agiliza la conexión inicial y reduce pequeños retrasos de resolución. Si no notas mejora, siempre puedes volver a dejar la obtención de DNS en automático.
Combinado con esto, es buena idea realizar de vez en cuando una limpieza de la caché DNS de Windows 11 con ipconfig /flushdns, sobre todo si cambias mucho de redes o has estado trasteando con configuraciones de red y proxies.
Actualizar controladores de red y firmware del router
Un factor que se pasa por alto con frecuencia es el estado de los drivers de la tarjeta de red y el firmware del router. Controladores obsoletos pueden arrastrar errores, pérdidas de paquetes o problemas de compatibilidad que se traducen en picos de ping y desconexiones aleatorias.
En Windows 11, desde el Administrador de dispositivos, puedes localizar tus adaptadores de red (Ethernet y Wi‑Fi) y comprobar si hay actualizaciones disponibles a través de Windows Update o desde la web del fabricante. Muchos fabricantes de portátiles y placas base distribuyen paquetes de drivers optimizados para mejorar la estabilidad de la conexión, especialmente en tarjetas Wi‑Fi modernas.
En paralelo, conviene entrar en la interfaz de administración de tu router (normalmente a través de una dirección como 192.168.1.1 o similar) y ver si el firmware está al día. Actualizarlo no solo corrige fallos de seguridad, sino que también puede introducir mejoras en la gestión del tráfico, Wi‑Fi y QoS.
Si después de revisar todo sigues observando latencias absurdamente altas solo en tu red, no descartes llamar a tu proveedor de Internet para que comprueben la línea y, si hace falta, te cambien el router por un modelo más moderno con mejores capacidades para juego online.
Elegir correctamente Wi‑Fi o Ethernet y ajustar la red inalámbrica
Siempre que sea posible, lo más recomendable para jugar es conectar el PC por cable Ethernet directamente al router. El cable elimina gran parte de las interferencias y variaciones de señal típicas del Wi‑Fi, ofreciendo una latencia mucho más estable y predecible.
Si no te queda otra que usar Wi‑Fi, intenta que el ordenador esté lo más cerca posible del router y con el menor número de obstáculos entre medias. Paredes gruesas, muebles, suelos y hasta depósitos de agua pueden degradar la señal, reduciendo el ancho de banda efectivo y provocando microcortes.
En la configuración del router puedes jugar con las bandas de frecuencia: la banda de 5 GHz ofrece mayor velocidad y suele estar menos saturada, aunque tiene menos alcance, mientras que 2,4 GHz llega más lejos pero es más lenta y propensa a interferencias. Si tu PC está cerca del router, 5 GHz suele ser mejor opción para bajar el lag.
Otra ayuda importante es usar estándares modernos como Wi‑Fi 6, 6E o Wi‑Fi 7. Estos estándares gestionan mejor múltiples dispositivos, mejoran la eficiencia espectral y reducen la latencia promedio, algo muy interesante en casas con muchos equipos conectados.
Dentro del propio router también conviene revisar los canales Wi‑Fi y cambiar a uno menos congestionado si vives en un bloque de pisos donde todas las redes vecinas se pisan. Muchos routers tienen una función automática para seleccionar el mejor canal disponible.
Reducir la carga de la red: otros dispositivos, horarios y actualizaciones
Aunque tu conexión tenga buena velocidad teórica, si muchos dispositivos están tirando de ella a la vez, lo normal es que notes un aumento de la latencia durante las partidas online. Los grandes devoradores de ancho de banda son el streaming de vídeo, las descargas masivas y el P2P.
Una práctica muy simple pero efectiva es intentar jugar cuando haya menos dispositivos conectados o, directamente, pedir que pausen el streaming o las descargas durante un rato si compartes conexión con más gente. Cada dispositivo que apagues o desconectes libera un poco más de ancho de banda y reduce la congestión.
También ayuda planificar tus sesiones de juego en horas de menor tráfico general de Internet. Durante las horas punta, incluso aunque en tu casa no haya mucho uso, la red de tu proveedor y los propios servidores pueden estar más saturados, aumentando los tiempos de respuesta.
Otro foco típico de picos de lag son las actualizaciones automáticas de Windows 11, de los lanzadores de juegos o de las propias plataformas (Steam, EA App, etc.). Si notas que tu ping suele ser bueno pero de repente se dispara durante unos minutos, puede que algo esté descargando en segundo plano.
Revisa las opciones de actualización de Windows y de tus tiendas de juegos para evitar que descarguen parches automáticamente mientras estás jugando. En Windows 11 puedes pausar temporalmente las actualizaciones, pero es importante que recuerdes reactivarlas pasado un tiempo para no dejar el sistema desactualizado de forma indefinida.
Seleccionar servidores de juego cercanos y comprobar el ping
Muchos juegos online permiten elegir la región o el servidor al que te conectas. Siempre que tengas opción, es vital seleccionar servidores geográficamente cercanos a tu ubicación. Si estás en Madrid, será mucho más lógico conectarte a servidores europeos que a los de Norteamérica o Asia.
En las pantallas de selección de servidor o en la tabla de clasificación (leaderboard) de varios títulos, suele aparecer el ping de cada jugador. Esa información te sirve no solo para controlar tu propia latencia, sino también para detectar si el problema es tuyo o del servidor en general, ya que a veces los servidores se saturan o dan problemas puntuales.
Fuera de los juegos, herramientas como speedtest.net te permiten medir tu ping y velocidades de subida y bajada hacia un servidor de prueba. No refleja exactamente el ping in‑game, pero sí te da una referencia rápida para saber si tu conexión está rindiendo como debería según tu contrato.
Si observas que incluso en estas pruebas tu ping es anormalmente alto o la velocidad es muy inferior a lo contratado, puede haber un problema general con la línea o con el nodo de tu operador. En ese caso, lo mejor es contactar con el proveedor para que revisen la situación.
Usar (o no) una VPN para jugar con menos latencia
El tema de las VPN y el ping genera muchas dudas. Una VPN añade un salto adicional en el recorrido de tus datos, así que, en teoría, podría aumentar la latencia al obligar a pasar por un servidor intermedio. Sin embargo, hay casos en los que ocurre justo lo contrario.
En determinadas rutas de Internet, una VPN bien elegida puede conseguir que tus paquetes viajen por un camino más directo o menos congestionado hasta el servidor del juego. Esto puede estabilizar la conexión y, en ocasiones, reducir algunos picos de ping, sobre todo si tu ISP está saturando ciertas rutas o aplicando algún tipo de gestión de tráfico poco amigable con el gaming.
Para que esto funcione, necesitas una VPN de calidad, con servidores cercanos a tu ubicación o al del servidor del juego, y probar varias combinaciones hasta ver si realmente mejora o empeora el resultado. No hay una garantía universal: en algunas redes, la VPN ayuda; en otras, lo empeora.
Además, el uso de VPN debe respetar siempre las condiciones de uso del juego y las leyes de tu país. En algunos títulos competitivos, conectarse desde ubicaciones extrañas o a través de VPN puede generar sospechas o incluso estar limitado, así que conviene informarse antes.
Ajustes avanzados: cambios en el registro de Windows 11
Para usuarios avanzados que quieren apurar al máximo la configuración, Windows 11 permite modificar ciertos parámetros de red a través del registro (regedit) para cambiar cómo se agrupan y reconocen los paquetes TCP.
Uno de los cambios conocidos consiste en ir a la clave “HKEY_LOCAL_MACHINE\SYSTEM\CurrentControlSet\Services\Tcpip\Parameters\Interfaces”, localizar la subcarpeta que corresponde a tu interfaz de red principal y crear un valor DWORD (32 bits) llamado TcpAckFrequency, estableciéndolo a 1. Con esto se reduce, en algunos escenarios, el tiempo que tarda Windows en enviar confirmaciones de recepción de paquetes.
Otro ajuste similar se hace en “HKEY_LOCAL_MACHINE\Software\Microsoft\MSMQ\Parameters”, donde se puede crear un valor DWORD (32 bits) llamado TCPNoDelay y configurarlo también a 1. Esta opción está relacionada con el uso o no del algoritmo de Nagle, que agrupa pequeños paquetes para optimizar el tráfico, pero que en juegos puede introducir microretardos.
Es importante recalcar que tocar el registro conlleva riesgos. Si no te sientes cómodo con estos cambios o no tienes claro cómo revertirlos, es mejor no hacerlo, ya que un error puede causar inestabilidad en el sistema. Siempre conviene crear un punto de restauración o copia de seguridad del registro antes de trastear.
Cuando se aplican correctamente y en los escenarios adecuados, estos ajustes pueden reducir ligeramente la latencia de respuesta en conexiones TCP, aunque no sustituyen a una buena conexión física, un router decente y una red bien configurada.
Con todos estos ajustes y buenas prácticas —desde revisar la red de Windows 11, actualizar drivers, optimizar el router y el Wi‑Fi, limitar dispositivos y procesos, elegir servidores cercanos, jugar en horarios menos saturados, hasta, en casos concretos, afinar DNS o el propio registro— tendrás muchas más papeletas para que tus sesiones online se mantengan estables, con ping bajo y una latencia lo bastante reducida como para que el factor decisivo en la partida seas tú y no tu conexión.