AMD BC-250: la GPU de PS5 reciclada que rinde en PC

Última actualización: noviembre 11, 2025
Autor: Isaac
  • Basada en APU estilo PS5: 6C/12T Zen 2 y 24 CU RDNA 2 con 16 GB GDDR6 unificada.
  • Rinde como un PC gaming económico: 1080p alto fluido y 1440p razonable sin RT.
  • Mejor con Linux (Bazzite); Windows carece de soporte práctico y puede fallar.
  • Se encuentra por 90-120 $, pero procede de minería y requiere montaje/ventilación.

Placa AMD BC-250 para PC

En los últimos años el precio del hardware para PC no ha dejado de subir y montar un equipo nuevo se ha convertido, para muchos, en un capricho caro. Entre CPU, GPU, placas base, fuentes y memoria la factura se dispara, y si encima buscamos jugar a lo último con buena calidad, la cosa se complica. Frente a este panorama, la segunda mano vuelve a ser el refugio de los que quieren exprimir el euro: ahí es donde aparece una rareza muy golosa, la llamada AMD BC-250, una placa compacta que reúne CPU, GPU y RAM y que, por muy poco dinero, ofrece un rendimiento gaming inesperadamente sólido.

Esta BC-250 no es una tarjeta gráfica al uso, aunque a primera vista lo parezca. Nació para otro propósito: minar criptomonedas. Pero aquí llega lo interesante: su corazón es una APU basada en el silicio de PlayStation 5, recortado pero con el mismo ADN. Con un coste actual que suele rondar los 90-120 dólares/110 euros en portales como eBay o AliExpress, varios creadores han demostrado que se puede convertir en un “PC de batalla” capaz de mover títulos tan populares como GTA V Enhanced, Cyberpunk 2077 o Counter-Strike 2 sin pestañear.

Qué es la AMD BC-250 y de dónde sale

La AMD BC-250 procede de una estación de minado de AsRock que alberga hasta 12 nodos a la vez en un mismo rack. Cada uno de esos nodos es, en esencia, un pequeño ordenador en formato tarjeta, con conectores y refrigeración pasiva, pensado para trabajar 24/7. En lugar de una GPU dedicada al estilo gaming, emplea una APU con arquitectura Zen 2 y gráficos RDNA 2, muy próxima a la que monta la PS5, pero con ciertas tijeras de por medio para abaratar y ajustar consumo.

Aunque a simple vista engaña como si fuera una gráfica, cuando la tienes en la mano ves que es una placa tipo servidor con un gran bloque disipador sin ventiladores. En el borde ofrece puertos de E/S completos: DisplayPort para vídeo, USB 2.0/3.0, Ethernet gigabit y ranura para batería CMOS. Se alimenta por un backplane en su chasis original, pero también funciona conectando un PCIe de 8 pines estándar. Para el almacenamiento, integra una ranura M.2 2280; no esperes puertos SATA ni zócalos de memoria DDR como en una placa ATX convencional.

APU BC-250 con disipador pasivo

Especificaciones técnicas y diferencias frente a PS5

La APU de la BC-250 parte de la misma base que la consola de Sony, pero con recortes. En CPU tenemos 6 núcleos y 12 hilos Zen 2 a 3,5 GHz, frente a los 8C/16T de PS5. Es una configuración solvente para juegos actuales si no apuntas al ultra con todo al máximo. En GPU, el chip RX integrado ofrece 24 Compute Units RDNA 2 (la PS5 dispone de 36 CU), lo que sitúa el rendimiento bruto por debajo de la consola, pero aún en territorio interesante para 1080p y, con ajustes, 1440p.

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El capítulo de memoria es peculiar: cuenta con 16 GB de GDDR6 unificada. Ese “pool” se reparte entre el sistema y la iGPU. En las pruebas vistas, se llega a utilizar la mitad como RAM del sistema y la otra mitad como VRAM, es decir, 8 GB + 8 GB. Es un enfoque idéntico al de la consola, pero limita la ampliación: no puedes enchufar módulos DDR ni sumar más VRAM. La contrapartida es que la latencia y el ancho de banda de la GDDR6 ayudan a la iGPU a respirar mejor que en una APU convencional.

¿A qué equivale en el mundo PC? Varias mediciones sitúan su GPU integrada aproximadamente entre una Radeon RX 6500 XT y una RX 6600 según el juego y la resolución. En títulos bien optimizados y con ajustes sensatos, 1080p fluido es asequible, y en 1440p se pueden lograr tasas dignas en configuraciones medias/altas sin ray tracing, o con trazado de rayos a costa de bajar a los 25-30 FPS en algunos casos.

Montaje mínimo y hardware adicional necesario

Fuera del rack de minería, la BC-250 no es un producto “plug and play”. Necesitas añadirle lo obvio: fuente de alimentación, almacenamiento, periféricos y ventilación. El youtuber Budget-Builds Official, que popularizó las pruebas de esta placa, utilizó una fuente CORSAIR de 1000 W (claramente sobredimensionada, pero útil para testear), una batería CMOS, un SSD en M.2 y un ventilador de 120 mm para soplar sobre el gran disipador pasivo.

Con eso y un teclado, ratón y monitor, el equipo arranca y permite entrar a la BIOS sin problema. Para encenderlo fuera del chasis original, el conector PCIe de 8 pines hace de salvavidas. La clave, eso sí, está en garantizar un flujo de aire continuo, porque la disipación pasiva no aguanta juegos modernos sin ayuda. Un par de ventiladores bien colocados puede marcar la diferencia entre un sistema estable y throttling térmico al poco de empezar a jugar.

También conviene recordar que este invento fue pensado para un entorno controlado de minería, no para el salón. Así que el montaje será, en el mejor de los casos, un pequeño bricolaje. Si eres mañoso, no debería asustarte: al final, hablamos de atornillar, fijar un SSD, alimentar y colocar ventilación. Pero si esperas la experiencia de un PC premontado, no es tu producto.

Sistema operativo, drivers y compatibilidad

La pregunta del millón: ¿Windows o Linux? La respuesta práctica hoy por hoy es Linux. En Windows no hay un soporte oficial pulido para esta plataforma, y los drivers no están pensados para el usuario doméstico. En cambio, con distribuciones adaptadas al gaming como Bazzite (una base Fedora con SteamOS-like y componentes inmersos) el sistema arranca a la primera y permite jugar vía Proton/Steam sin demasiados dramas.

¿Significa que todo va como la seda? No exactamente. Las primeras pruebas del youtuber con Half-Life 2, 3DMark Time Spy y Fire Strike dieron errores por conflictos con controladores en Linux. Tras consultar foros, HL2 terminó funcionando sin pegas, pero los benchmarks sintéticos seguían negándose a correr. Es decir, hay margen para toquetear y afinar, y no todo el software reaccionará igual de bien.

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Otro punto delicado es el anti-cheat. En Linux, sistemas como EAC o BattlEye se han abierto bastante con Proton, pero no siempre están activados en todas las builds o títulos. Además, el hecho de correr en hardware atípico puede disparar alguna alerta. Si tu objetivo es jugar competitivo “ranked” en títulos con anti-cheat estricto, conviene revisar la compatibilidad exacta del juego en ProtonDB y foros oficiales, y asumir que puede haber casos en los que toque esperar, parchear o directamente no sea viable.

Por supuesto, siempre puedes experimentar con distintas ramas de kernel, drivers Mesa actualizados y parámetros de lanzamiento para mejorar la compatibilidad. Es parte del encanto y, a la vez, del peaje: no es una plataforma cerrada, es un territorio para trastear.

Rendimiento en juegos reales: 1080p solvente y 1440p con matices

Entrando en lo que de verdad importa, el rendimiento. Con Bazzite y una refrigeración activa decente, la BC-250 se comporta como un PC gaming económico que sorprende por su precio. Estas son las cifras compartidas en diferentes pruebas públicas con los ajustes indicados:

  • Counter-Strike 2 (1080p, muy altos): ~134 FPS de media. En 1440p con ajustes competitivos, ronda los 130 FPS.
  • GTA V Enhanced Edition (1440p, alto): >60 FPS, con mediciones cercanas a 65 FPS. Activando ray tracing, el rendimiento cae a la franja de 25-30 FPS.
  • Cyberpunk 2077 (1080p, medio/alto): alrededor de 42 FPS de media, ajustando algunas opciones para mantener estabilidad.
  • Hitman 3 (1080p, alto): ~47 FPS de media.
  • Mount & Blade II: Bannerlord (1080p, muy alto): ~79-80 FPS de media.
  • Fallout 4 (1440p, ultra): ~43 FPS de media.
  • Half-Life 2: por encima de 200 FPS una vez resueltos los contratiempos con controladores.

Son números muy dignos si tenemos en cuenta que la APU aquí presente tiene dos núcleos de CPU menos y un recorte del 33% en unidades de cómputo frente a la PS5. La clave, como siempre, está en los ajustes y en evitar pedirle imposibles con ray tracing a tope. En la mayoría de juegos de hoy, 1080p alto es un objetivo realista y placentero, y en 1440p se puede jugar si priorizas calidad media/alta sin trazado de rayos.

Más allá de las cifras puras, también influye el tipo de juego. Títulos competitivos como CS2 agradecen la CPU Zen 2 a 3,5 GHz, y optimizaciones como FSR pueden ayudarte a exprimir algún FPS extra. En experiencias single-player gráficas como Cyberpunk 2077, los 42 FPS medios a 1080p con mezcla de medios/altos, aunque lejos del ideal de 60, son perfectamente disfrutables con ajustes finos.

Consumo, temperaturas y ruido

En cuanto a eficiencia, las pruebas señalan que el conjunto se mueve en un consumo cercano al de GPUs de gama media. El gran reto no es tanto el gasto eléctrico, sino la refrigeración: la placa viene con un disipador pasivo enorme para el contexto de minería en rack, pero para jugar vas a necesitar sí o sí inyectar aire fresco y evacuar el caliente.

Un par de ventiladores de 120 mm bien orientados suele bastar para mantener el margen térmico y evitar caídas por protección. Si los colocas a bajas revoluciones, el sistema puede ser sorprendentemente silencioso, sobre todo comparado con PCs potentes con gráficas dedicadas soplando fuerte. Eso sí, el montaje improvisado —apoyado sobre una mesa, con bridas y soporte artesanal— no ayuda al flujo de aire. Cuanto más depures la gestión térmica, más estable y agradable resultará jugar.

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Precio, disponibilidad y riesgos de compra

Aquí está parte del encanto del invento: el precio. Durante el boom cripto llegó a verse por cifras alrededor de 500 dólares en 2021. Hoy, con ese mercado desinflado, es relativamente sencillo encontrarla en portales internacionales por 90-120 dólares (unos 110 euros), a veces listada por vendedores chinos o de segunda mano. Como siempre, los gastos de envío y tiempos pueden variar.

Conviene insistir en que se trata de hardware procedente de minería. Han pasado muchas horas encendidas, aunque el uso de APU y una disipación pasiva enorme haya ayudado a cuidar la temperatura. Aun así, hay riesgo. Compra con vendedor contrastado, revisa reseñas y, si es posible, pide pruebas de funcionamiento. Plataformas como eBay ofrecen cierta protección al comprador, pero no está de más ser prudente.

También hay un “coste oculto” en forma de tiempo: configurar, probar distros, ajustar ventilación y solucionar imprevistos lleva su dedicación. Para el perfil adecuado, es parte de la diversión. Si buscas enchufar y jugar, es mejor invertir en un PC de sobremesa estándar o una gráfica dedicada tradicional.

Contexto: por qué esta locura tiene sentido ahora

La escalada de precios de los últimos años ha hecho que renovar GPU, CPU, placa y RAM sea un plan con cuatro facturas. Los requisitos de muchos juegos se han plantado en CPU tipo Core i5 o Ryzen 5, 16 GB de RAM y una GPU moderna para aprovechar DLSS/FSR. Sí, algunos títulos aún declaran mínimos con GTX antiguas o Radeon RX 400/500, pero la experiencia suele quedarse corta si quieres FPS estables y ajustes altos.

Con ese telón de fondo, “híbridos” como la BC-250 cubren un hueco curioso: por poco más de cien euros, y con ganas de trastear, consigues un rendimiento que hace apenas unos años habría costado bastante más. Lo mismo ya lo vimos en proyectos DIY extremos, como quien montó un PC en una garrafa para jugar a Fortnite por 130 euros. Este caso es más versátil y potente, y además viene con el punto friki de estar basado en silicio de PS5.

¿Para quién tiene sentido la BC-250?

Si te identificas con un perfil de usuario que disfruta del “hazlo tú mismo”, no le asusta Linux y valora la relación precio/rendimiento por encima de la estética, esta placa es oro. Podrás montarte un mini-equipo para 1080p muy competente, con 1440p como opción en muchos títulos con ajustes razonables. Además, aprenderás bastante sobre compatibilidades y drivers por el camino.

Si eres más de enchufar, actualizar drivers con un clic y jugar online competitivo con anti-cheat sin sorpresas, quizá no sea tu mejor camino. No por rendimiento, que lo tiene, sino por la imprevisibilidad del soporte cuando un juego cambia un componente o un parche rompe algo que ayer funcionaba. Para ese perfil, una GPU dedicada tradicional y un PC estándar seguirán siendo la elección más sensata.