Cómo forzar el ventilador de la GPU en Windows: métodos, ajustes y soluciones

Última actualización: octubre 23, 2025
  • Entiende los modos 0 RPM y configura curvas personalizadas para equilibrar temperatura y ruido con herramientas como MSI Afterburner o AMD Adrenalin.
  • Verifica alimentación, conectores PCIe, limpieza y drivers antes de culpar al software; la monitorización en OSD es clave.
  • Usa funciones avanzadas (histéresis, periodo de actualización, control de firmware) y considera undervolt para bajar calor sin perder rendimiento notable.
  • Atiende casos especiales: BIOS modificadas, tarjetas usadas para minería o controladoras problemáticas que causan picos del 100% de RPM.

Control del ventilador de la GPU en Windows

Has montado tu primer PC y todo parece correcto: la gráfica enciende sus LEDs, el cable RGB de la fuente luce… pero los ventiladores de la GPU siguen parados. En Windows, controlar o forzar las aspas no siempre es evidente y, para colmo, el menú de la BIOS no suele ayudar con las GPUs dedicadas. Aquí vas a aprender a tomar el control del ventilador de tu tarjeta gráfica y a reconocer cuándo está todo bien o cuándo hay un problema real, con una guía clara y directa que podrás seguir sin miedo a meter la pata, pero con la debida prudencia para no dañar el hardware y aprender a proteger tu PC de una ola de calor.

Antes de entrar en harina, conviene entender por qué a veces las aspas no se mueven incluso con la GPU iluminada y correctamente alimentada. Muchas tarjetas modernas aplican modos semi-fanless que detienen los ventiladores a baja temperatura, por lo que que no giren en reposo es totalmente normal. Si aun así, bajo carga, las temperaturas suben y tus ventiladores no arrancan, entonces sí conviene actuar: podrás hacerlo desde Windows (y ajustando la programación de GPU acelerada por hardware) con utilidades como MSI Afterburner o el software oficial del fabricante, y complementar con diagnóstico básico de alimentación, drivers y limpieza.

Lo imprescindible sobre la refrigeración de la GPU

Las GPUs discretas implementan una curva automática de ventilador que ajusta las RPM en función de la temperatura. Esto significa que, sin tocar nada, la tarjeta debería mantenerse dentro de sus límites térmicos, evitando throttling o apagados por calor. Si la curva de fábrica te resulta ruidosa o, por el contrario, demasiado conservadora y deja subir más de la cuenta la temperatura, es cuando conviene personalizarla en Windows.

Ojo con las GPUs integradas en la CPU: en estos casos el ventilador depende del disipador de la propia CPU, de modo que herramientas tipo Afterburner sirven de poco. La solución pasa por mejorar la refrigeración del procesador, ajustar el chasis o desactivar esa iGPU si usas una dedicada aparte. No confundas este escenario con el de una tarjeta gráfica de sobremesa, donde sí puedes tomar el control fino del ventilador desde software.

Con tarjetas modernas es normal ver modos 0 RPM en escritorio, siempre que las temperaturas sean contenidas. A medida que la GPU carga trabajo (juegos, render, IA, etc.), la temperatura sube y la curva precargada aumenta las RPM. Si en tu caso, con carga real, las aspas siguen quietas, es probable que algo falle: puede ser la propia curva, un ajuste del fabricante, un driver o, directamente, una cuestión de alimentación eléctrica o suciedad.

Método principal para forzar y ajustar los ventiladores: MSI Afterburner

MSI Afterburner es el estándar de facto para controlar la velocidad del ventilador, hacer overclock/undervolt básico y monitorizar la GPU en Windows. Además integra (o instala junto a) RivaTuner Statistics Server, que te permitirá ver un OSD en juegos con temperaturas, uso de GPU/VRAM y hasta limitar FPS, útil si quieres recortar ruido y consumo en títulos sin limitador.

Paso 1: Instalación de Afterburner (y RTSS)

Descarga el instalador oficial, ejecútalo y, cuando te pregunte, marca la instalación de RivaTuner Statistics Server. No necesitas ajustes raros: basta con seguir el asistente. Este combo te dará control del ventilador y un panel de monitorización en tiempo real muy práctico.

Paso 2: Arranca el programa y guarda un perfil base

Al abrir Afterburner verás una interfaz con mucha información. No te agobies: la mayoría de elementos son indicadores. Antes de tocar nada, desbloquea el candado de los perfiles y pulsa Guardar, asignándolo al número 1. Conservar este perfil base te permitirá regresar a los valores predeterminados del fabricante cuando te apetezca.

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Paso 3: Activa el control de ventilador por software

Pulsa el icono del engranaje para entrar en Propiedades. En la pestaña Ventilador, activa la casilla «Habilitar el control automático del ventilador por software definido por el usuario» y, en el desplegable de curva predefinida, elige «Personalizado». A partir de ahí, podrás mover los puntos de la gráfica y decidir a qué temperatura quieres cada porcentaje de RPM, una manera intuitiva de forzar o suavizar la respuesta del ventilador.

Paso 4: Ajusta la curva y limita el máximo si lo necesitas

Haz clic y arrastra los puntos de la curva. Subir los puntos a la derecha endurece la respuesta a altas temperaturas; bajar el último punto limita el máximo de RPM (muy útil si tu GPU es ruidosa en pico). Tras cada cambio, pulsa Aplicar. Una recomendación razonable es buscar un equilibrio: temperaturas bajo control y un techo de velocidad que no te vuelva loco con el ruido en plena carga.

Paso 5: Guarda la configuración y, si quieres, aplica al inicio

De vuelta a la ventana principal, pulsa Guardar y elige un número de perfil (por ejemplo, el 2) para tu nueva curva. Si quieres que se aplique automáticamente al arrancar Windows, pulsa Startup. Así te aseguras de que, nada más iniciar sesión, tu GPU use la curva personalizada sin que tengas que abrir nada.

Control manual rápido de RPM (modo directo)

Si prefieres algo inmediato, en el panel principal desactiva «Auto» en Fan Speed y mueve el deslizador para fijar un porcentaje fijo. Es útil para pruebas, aunque a la larga resulta mejor una curva dinámica. Si ves que el control responde pero las aspas no cambian RPM, podría ser que tu modelo no exponga el control PWM al software, un caso más habitual en diseños antiguos o muy básicos.

Funciones avanzadas de Afterburner que conviene conocer

Dentro de las opciones de ventilador encontrarás parámetros como el periodo de actualización (cada cuántos milisegundos revisa y ajusta RPM) y la histéresis en grados (amortigua cambios bruscos). También verás «Usar el modo de control del firmware», que lee límites y comportamiento de la BIOS de tu GPU y, aún así, te permite perfilar tu curva con mayor seguridad y coherencia con el diseño del fabricante.

Alternativas: AMD Adrenalin (WattMan) y software del fabricante

Si tu tarjeta es AMD, su propio panel Adrenalin integra ajustes de ventilador en el apartado Rendimiento – Ajuste. Puedes alternar entre modos Silencio y Equilibrado, activar o desactivar 0 RPM y desplegar el Control avanzado para regular la curva por P-States. En algunos modelos, los extremos de la curva pueden no reflejarse tal cual en el comportamiento real, pero el control es potente y se integra con voltajes, frecuencias y límites de potencia.

Los fabricantes de GPUs (Gigabyte, ASUS, MSI, etc.) ofrecen utilidades propias con perfiles de un clic: Modo silencioso, Eco, rendimiento… Son menos finas que Afterburner, pero muy cómodas si sólo quieres apretar un botón y bajar ruido y consumo con un enfoque «oficial» para tu modelo exacto. Es una vía rápida si no te apetece trastear con curvas.

Por qué los ventiladores no giran y qué revisar primero

Antes de culpar al software, conviene comprobar causas típicas. Varias no son fallos en absoluto: muchos modelos semi-fanless paran las aspas en escritorio para reducir ruido. El problema llega cuando, con carga, la temperatura sube y los ventiladores siguen quietos. Ahí hay que mirar con lupa porque, si no actúan, la GPU puede acabar en aceleración térmica o sobrecalentamiento.

  • Modo semi-fanless: normal que no giren en reposo. Verifica curvas y temperaturas con un test corto para confirmar que arrancan al calentarse.
  • Conectores PCIe 6/8 pines: asegura inserción completa en ambos extremos si tu fuente es modular. Un mal contacto impide alimentar ventiladores y otros circuitos.
  • Fuente insuficiente: si la PSU no da la talla, la tarjeta se protege. Calcula potencia real necesaria y margina vatios para picos.
  • Suciedad o rodamientos dañados: polvo y pelusas frenan las aspas; el desgaste del eje puede bloquearlas. Limpia con mimo y, si el rodamiento está frito, toca sustituir el ventilador.
  • Drivers problemáticos: controladores viejos o corruptos alteran la gestión del ventilador. Reinstalar o actualizar puede devolver el control térmico.
  • Diseños fanless: algunas GPUs básicas no llevan ventiladores. Si no los ves, no hay nada que arrancar.
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Evita manipular los rodamientos: muchos van sellados y no están pensados para aceitarse. Forzar o engrasar puede romperlos del todo, dejándote sin ventilador y, en el peor caso, con una gráfica fuera de combate.

Soluciones rápidas que suelen funcionar

Reinicia el PC como primer paso. Parece obvio, pero a veces el servicio que gobierna sensores y curvas queda colgado y, con un arranque limpio, todo vuelve a su sitio. Si tras reiniciar sigue igual, toca seguir con el proceso de descarte.

Comprueba la alimentación: revisa cables PCIe de la GPU y, si la fuente es modular, el lado de la PSU. Si tienes multímetro, verifica tensiones. Un conector mal encajado es un clásico que impide arrancar las aspas bajo demanda. Aprovecha y confirma que el cable no está dañado o demasiado tenso.

Limpia disipador y ventiladores: con pincel de cerdas suaves y aire a baja presión (o una aspiradora específica) elimina polvo de las aletas y del hub. No fuerces las aspas y evita hacerlas girar con aire a lo loco; se puede generar tensión en el circuito del ventilador. Tras limpiar, prueba de nuevo a forzar RPM desde Afterburner o Adrenalin.

Actualiza drivers de la GPU a la última versión estable. Si vienes de instalaciones previas, usa una desinstalación limpia (DDU) para evitar conflictos. La pila de control del ventilador depende de estos controladores; un driver corrupto puede impedir la gestión térmica adecuada.

Si todo lo anterior falla, considera la fuente de alimentación: cuando va justa o degradada, la gráfica sufre. Probar la GPU en otro equipo o cambiar a una PSU de mayor calidad/potencia despeja dudas y te evita perseguir fantasmas en el software de control.

Curvas personalizadas y parámetros finos

Crear una curva a tu gusto te permite decidir si priorizas silencio o temperaturas. En Afterburner, activa el control por software y arrastra puntos: por ejemplo, mantener las aspas calmadas hasta 55-60 ºC y escalar firme a partir de 70-75 ºC. Si te molesta el ruido en picos, limita el último punto para capar el máximo de RPM, lo que reduce la estridencia en cargas intensas.

Si quieres ir más allá, ajusta histéresis y periodo de actualización. Un poco de histéresis evita subidas y bajadas nerviosas en juegos que alternan menús y acción. Un periodo algo más alto reduce microfluctuaciones de RPM. Y si prefieres ceñirte al diseño del fabricante, activa el modo de control de firmware y perfila encima con mayor margen de seguridad.

Afterburner también permite undervolt y gestionar límites de potencia. Bajar ligeramente el voltaje suele reducir temperatura varios grados, lo que se traduce en menos ruido sin perder rendimiento apreciable. Es un ajuste excelente si tu objetivo es mantener las RPM contenidas sin castigar demasiado la experiencia.

Problemas reales: de RTX 2070 sin control a tarjetas usadas para minería

Si tienes una RTX 2070 y no aparece el control de ventiladores en Afterburner, o las aspas no arrancan nunca aunque suba la temperatura, revisa drivers y prueba el software del fabricante. Puede existir un bloqueo por firmware, una lectura errónea de sensores o, directamente, un fallo físico del ventilador. Intentar overclock sin que el ventilador responda es receta para un BSOD: primero asegura la refrigeración efectiva, luego piensa en frecuencias.

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En algunas EVGA de generaciones recientes se han visto picos al 100% de RPM al alcanzar cierto umbral térmico, fruto de una interacción desafortunada entre controladora de ventiladores y sensores. Crear una curva a medida amortigua ese comportamiento y te evita sobresaltos acústicos, al tiempo que mantienes la GPU dentro de rango.

Con tarjetas de segunda mano, especialmente si han estado en rigs de minería, es habitual encontrar BIOS modificadas, ventiladores desconectados o curvas trucadas para priorizar eficiencia. Restablecer valores de fábrica con la BIOS correcta para tu modelo, reconectar ventiladores y revisar parámetros es esencial. Y si notas rodamientos tocados o aspas sueltas, plantéate cambiar el conjunto del ventilador o directamente la gráfica si la reparación no es rentable y segura.

Monitorización: sin datos, no hay control

Con Afterburner y RTSS puedes mostrar OSD con temperatura de GPU, porcentaje de ventilador, uso, reloj, voltaje y FPS. Monitorizar te ayuda a validar tu curva: prueba un juego, mira si la temperatura se estabiliza y si las RPM se comportan como has definido. También puedes registrar datos en segundo plano, o usar un panel en la bandeja del sistema, para ver cómo evoluciona el comportamiento térmico.

Si sólo quieres manejar ventiladores y nada más, existen utilidades como SpeedFan que, en algunos equipos, permiten controlar los distintos ventiladores del sistema, incluida la GPU. Eso sí, no ofrecen el abanico de funciones de Afterburner ni su integración con OSD y perfiles, por lo que son una opción de uso puntual o básico.

Preguntas rápidas y respuestas clave

¿Por qué mis ventiladores no giran?

Porque tu GPU puede estar en modo 0 RPM en reposo. Si con carga real siguen parados, revisa conectores, drivers, suciedad y la curva activa. De persistir, podría haber fallo de ventilador o controladora. En ese caso, evita forzar juegos exigentes y prioriza una revisión de hardware.

¿Subir las RPM hace más rápida la GPU?

Indirectamente, sí. Unas temperaturas más bajas retrasan el throttling y permiten mantener el reloj boost más tiempo. Eso no supera las especificaciones máximas, pero sostiene mejor el rendimiento. Aun así, más RPM equivalen a más ruido en la habitación.

¿Bajar las RPM me resta rendimiento?

Puede hacerlo. Si limitas las aspas, probablemente la temperatura suba y el boost caiga antes. Para compensar, plantéate un undervolt suave que mantenga el consumo y el calor a raya, consiguiendo silencio con la menor pérdida de frames apreciable.

¿Es seguro poner el ventilador al 100%?

Es esperado a plena carga si la tarjeta lo necesita. Si se queda al 100% en reposo, algo va mal (pasta térmica agotada, sensor, curva). Limitar el máximo con una curva personalizada reduce ruido, siempre vigilando que la temperatura no se dispare. El objetivo es un equilibrio entre sonoridad y salud térmica.

¿La BIOS del PC me deja controlar los ventiladores de la GPU?

En general, no. La BIOS de la placa matriz gestiona ventiladores del chasis y CPU, pero el control de la gráfica depende de su propio firmware y del software en Windows. Por eso Afterburner, Adrenalin y las utilidades del fabricante son la vía habitual para ajustar las curvas.

Si te molestan los picos de ruido o tu gráfica calienta más de la cuenta, puedes resolverlo ajustando una curva personalizada en Afterburner o con WattMan, verificando alimentación y conectores PCIe, limpiando el disipador y manteniendo drivers al día; con monitorización en tiempo real y, si procede, un ligero undervolt, lograrás un punto dulce donde la temperatura se mantiene controlada y el ruido se queda a raya, evitando sorpresas como ventiladores al 100% por un sensor puñetero o GPU en throttling por una curva demasiado, digamos, «conservadora», sellando así un equilibrio ideal para tu día a día.

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