Cómo hacer que tu gráfica NVIDIA funcione con el máximo rendimiento posible

Última actualización: octubre 30, 2025
  • Actualiza drivers y usa el Panel de control para afinar calidad, latencia y sincronización.
  • Configura por juego: DSR, límites de FPS, caché de shaders y filtrado según cada título.
  • G-SYNC y V-Sync bien combinados reducen tearing sin añadir latencia innecesaria.
  • Mantenimiento, energía y un OC suave completan el empujón de FPS con seguridad.

Guía de rendimiento NVIDIA

Si tu objetivo es exprimir tu gráfica al límite sin pasar por caja, estás en el lugar adecuado: con unos cuantos ajustes bien pensados puedes arañar FPS, ganar estabilidad y mejorar la nitidez en prácticamente cualquier juego actual. La clave está en dominar el Panel de control de NVIDIA y combinarlo con buenas prácticas como tener los drivers al día, cuidar temperaturas y ajustar la configuración por juego.

Además del omnipresente NVIDIA App (antes GeForce Experience), existe una herramienta que muchos pasan por alto y que es un auténtico tesoro para afinar tu experiencia: el veterano Panel de control de NVIDIA. Pese a su apariencia retro, ofrece un control quirúrgico de cómo trabaja la GPU con cada aplicación, algo que no consigues desde el juego o con utilidades genéricas.

Panel de control de NVIDIA vs NVIDIA App (GeForce Experience)

Ambas soluciones conviven y no se pisan: GeForce Experience —hoy NVIDIA App— está orientada a jugadores y tareas de acompañamiento como actualización de controladores, capturas de pantalla, streaming o filtros en tiempo real. El Panel de control, en cambio, es la navaja suiza para configurar parámetros gráficos a bajo nivel, tanto de forma global como por programa.

Una diferencia que importa: NVIDIA App corre servicios en segundo plano para aportar funciones siempre disponibles, mientras que el Panel de control apenas consume recursos porque solo aplica cambios cuando guardas las preferencias. Si solo buscas optimización y no necesitas grabar, emitir ni overlays, el Panel es más ligero y directo para ajustar la GPU y el monitor.

Otra ventaja del Panel es que expone opciones que la App no ofrece, desde control de la caché de sombreadores hasta selección de la GPU de renderizado en OpenGL, G-SYNC, escalado y PhysX. En resumen, GeForce Experience es ideal como asistente del día a día, pero el Panel es donde se regula con precisión el comportamiento gráfico.

Drivers: por qué conviene tenerlos siempre actualizados

Antes de tocar nada, asegúrate de que el controlador está al día. NVIDIA publica versiones con mejoras para juegos recientes, correcciones de errores y soporte de tecnologías nuevas; incluso en GPUs veteranas se notan ajustes de estabilidad y, a veces, incrementos modestos de rendimiento.

Lo habitual es que un juego reciente mejore con un driver recomendado y que determinadas tarjetas corrijan glitches tras actualizar. Ojo: hay títulos y modelos específicos que van mejor con un controlador concreto, así que si notas bajadas inexplicables busca en notas de versión o foros qué build rinde mejor con tu GPU en ese juego.

Si prefieres automatizar, la propia App de NVIDIA te avisa y descarga cuando hay un nuevo paquete listo. Instalar el perfil adecuado para cada lanzamiento puede ahorrarte tirones y artefactos desde el minuto uno.

Cómo abrir el Panel de control de NVIDIA

El Panel se instala con el driver de la GPU, así que si tienes una tarjeta NVIDIA ya lo tienes. Acceder es rapidísimo y no tiene pérdida:

  1. Haz clic derecho sobre una zona vacía del escritorio.
  2. Elige Panel de control de NVIDIA en el menú contextual.
  3. Una vez dentro, ve a Configuración 3D y entra en Controlar la configuración 3D.

Desde ahí podrás ajustar perfiles globales o por programa, aplicar límites de FPS, gestionar V-Sync, G-SYNC, filtrado, calidad de texturas y mil detalles más. Algunos cambios pueden causar conflictos en títulos que no siguen al pie de la letra las pautas del driver; si algo se comporta raro, vuelve a valores por defecto con el botón Restaurar.

Parámetros gráficos clave que sí marcan la diferencia

El Panel ofrece palancas muy útiles que los juegos no siempre exponen igual de bien. Estos son los ajustes con mayor impacto en calidad y rendimiento y cómo conviene usarlos:

  • Image Sharpening: aplica nitidez por postprocesado modificando el contraste local. Puedes ganar detalle percibido sin costar tantos FPS como subir resolución; no todos los juegos quedan igual de bien, pruébalo y decide.
  • FXAA: antialiasing ultraligero para equipos ajustados. Suaviza dientes de sierra con impacto mínimo, aunque a veces suaviza demasiado las texturas finas.
  • Modo Antialiasing y MSAA: en algunas GPUs modernas el MSAA no está acelerado por hardware de la misma forma. Desactivarlo puede evitar penalizaciones fuertes de rendimiento si el juego ofrece TAA/FXAA o DLSS.
  • Configurar PhysX: solo útil en juegos antiguos que usan esa API. Si el título no la soporta, déjalo en selección automática o desactivado; lo mismo para SLI y Surround si no los usas.
  • Shader Cache: guarda shaders ya compilados para evitar tirones la segunda vez que entras a una zona. Aumentar su tamaño ayuda a reducir stutter en juegos que compilan a demanda.
  • DSR (superresolución dinámica): renderiza por encima de la resolución nativa y reduce a tu panel. Perfecto para ganar limpieza visual si el juego va sobrado; ajusta Suavidad de DSR para evitar sierra o borrosidad.
  • Filtrado anisotrópico: nítido en texturas en ángulo, pero cuesta rendimiento a valores altos. Si el juego ya lo gestiona bien, no lo fuerces a tope desde el Panel.
  • Postprocesado VR: genera fotogramas para ambos ojos con desplazamiento según el visor. No lo actives si no usas realidad virtual.
  • Oclusión ambiental: mejora la profundidad de sombras de contacto. En juegos con DirectX 12 puede merecer la pena, siempre valorando su coste.
  • Frecuencia de actualización preferida y límites de FPS: fija la tasa que quieres alcanzar globalmente o por app. Controlar el techo de fotogramas reduce consumo y calor en títulos ligeros.
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Sumado a lo anterior, los bloques de Filtrado de texturas (calidad, LOD negativo, optimizaciones anisotrópicas y trilineales) permiten apuntalar la nitidez y el rendimiento. Si priorizas FPS, usa calidad Rendimiento o Calidad alta sin forzar LOD negativo que puede introducir aliasing.

G-SYNC, V-Sync y latencia: cómo combinarlos sin meter la pata

Con un monitor compatible G-SYNC o G-SYNC Compatible, lo ideal es dejar que la GPU sincronice con el panel desde el driver y no en el juego. La sincronización vertical interna de muchos títulos opera a frecuencia fija y puede llevarte a caídas bruscas de fluidez.

En el Panel verás varios modos: Activado suave y Rápido introducen una pequeña latencia para mantener la sincronía, mientras que Fast-SYNC reduce el tearing sin bloquear FPS al refresco. Si no notas latencia, puedes optar por esos modos; si te va la vida en el input lag, valora desactivar y apoyarte en G-SYNC dentro de su ventana de refresco.

Otros dos ajustes importantes dependen del monitor que tengas: Tecnología del monitor (elige G-SYNC/G-SYNC Compatible si procede) y Triple búfer, que solo debe activarse con V-Sync en OpenGL o cuando no usas G-SYNC. Activar triple búfer con G-SYNC puede enturbiar la experiencia.

Configurar por programa: control fino sin fastidiar el resto

Los cambios globales afectan a todo el sistema, pero puedes tener perfiles por cada juego para no ir a remolque. En la pestaña Configuración de programa selecciona el ejecutable deseado y ajusta sus opciones sin tocar lo demás.

Si el título no aparece, pulsa Agregar y navega hasta su EXE para incorporarlo. Cualquier metedura de pata se arregla con el botón Restaurar en la sección global o en el perfil individual.

Existen utilidades de terceros capaces de alterar por completo la apariencia y carga gráfica de los juegos, pero no están reconocidas por NVIDIA. Úsalas bajo tu responsabilidad y valora tanto los beneficios como los posibles problemas de compatibilidad o estabilidad.

Truco avanzado: DSR + DLSS para ganar FPS y nitidez en 1080p

Si juegas en 1080p y el DLSS te resulta borroso con los ajustes agresivos, puedes forzar una resolución superior con DSR (por ejemplo 1440p) y, después, activar DLSS en modo Rendimiento o Rendimiento Ultra. La imagen resultante mantiene nitidez y mejora el rendimiento frente a nativo alto con cargas razonables.

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Activa Factores de DSR en el Panel y prueba diferentes combinaciones en el juego. La Suavidad de DSR en torno al 33 por ciento suele ser un buen punto: evita el pixelado en zonas lejanas sin empastar la imagen. Verás menos FPS que con DLSS puro, pero una calidad claramente superior a 1080p estándar.

El Panel: interfaz sobria, potencial enorme

El Panel de control no ganará concursos de diseño, pero ofrece un abanico de ajustes que harían palidecer a muchas apps modernas. Permite personalizar rendimiento, calidad y salida de vídeo con un nivel de detalle que marca la diferencia cuando buscas estabilidad y consistencia entre juegos.

Además, dentro del propio Panel puedes ver información técnica muy precisa del hardware instalado. En portátiles incluso muestra el TGP de la GPU y si cuenta con Optimus avanzado, detalles vitales para comprender su techo de consumo y rendimiento.

Información del sistema y qué datos puedes consultar

Para abrir la ficha técnica, entra en Información del sistema en la esquina inferior. Ahí aparecen controladores cargados, capacidades y especificaciones de la GPU que estás usando en ese momento.

Entre los campos disponibles se incluyen versión y tipo de controlador, niveles de función Direct3D, núcleos CUDA, compatibilidad con Resizable BAR, Dynamic Boost y Whisper Mode, reloj máximo de la GPU, memoria disponible y su ancho de banda. También verás versión de BIOS de vídeo, bus, IRQ e identificadores de dispositivo.

Si necesitas compartir esta información con soporte técnico o foros, puedes guardarla como TXT para la monitorización de recursos. El botón Guardar exporta todos estos datos a un archivo de texto para enviarlo en un instante.

Configuración 3D y la vista previa de imagen

En Ajustar la configuración de la imagen con vista previa puedes elegir entre dejar decidir a la aplicación, usar la configuración avanzada o mover un deslizador entre Rendimiento, Equilibrado y Calidad. La vista previa con el logo de NVIDIA sirve para entender al vuelo qué cambia en bordes y nitidez.

Si optas por la configuración avanzada, el acceso directo Llevarme allí te envía a Controlar la configuración 3D. Ahí es donde realmente vas a pasar más tiempo, con dos pestañas: global y por programa.

En global encontrarás opciones como Escalado de imagen (NVIDIA Image Scaling), MFAA, antialiasing completo (FXAA, modo, corrección gamma y transparencia), selección de GPU para CUDA, factores y suavidad de DSR, filtrado anisotrópico y bloque de filtrado de texturas (calidad, LOD negativo, optimizaciones anisotrópicas y trilineales). También verás fotogramas preprocesados para VR, frecuencia preferida, GPU de render OpenGL, modo de baja latencia y control de energía.

La lista continúa con oclusión ambiental, optimización enlazada para sacar provecho a CPUs multinúcleo, VRS para VR, sincronización vertical, tamaño de la caché del sombreador, tecnología del monitor, triple búfer y límites de FPS globales y en segundo plano. Todo ello se puede replicar y ajustar de forma individual en Configuración de programa.

Configurar Surround y PhysX

Desde Configurar Surround, PhysX verás un esquema de cómo está conectada la GPU a tus pantallas. Es útil para extender escritorios, controlar el monitor principal, crear grupos y ordenar salidas cuando trabajas con varios paneles.

En PhysX puedes decidir si las físicas van a la CPU o a la GPU o dejar la selección automática. En juegos modernos suele ser irrelevante, pero sigue viniendo bien en títulos clásicos y en entornos de pruebas.

Ajustes de pantalla: color, resolución y escalado

El apartado Pantalla concentra todo lo relacionado con imagen y sincronización del monitor. Si usas portátil con gráfica integrada, puede que algunas opciones no aparezcan al estar la pantalla colgada de la iGPU. Conecta el panel a la GPU dedicada o habilita el modo dGPU-only si tu equipo lo permite para ver todas las funciones.

Podrás cambiar la resolución y la frecuencia, y aplicar configuración de color de NVIDIA a nivel de escritorio. En Ajustar la configuración de color del escritorio se modifican brillo, contraste, gamma, matiz y el famoso Digital Vibrance, de forma global o por canales RGB.

Otras funciones incluyen rotar la pantalla, ver estado HDCP, establecer audio digital por HDMI/DisplayPort y ajustar tamaño y posición del escritorio con diferentes modos de escalado. En la pestaña Tamaño puedes hacer un overscan/underscan fino para encajar al borde si tu TV recorta.

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Configurar G-SYNC te permite habilitar sincronización variable en pantalla completa o también en ventana para monitores compatibles. Además, en Configurar múltiples pantallas defines la principal, duplicas, o creas un escritorio extendido que contigüe ambos paneles sin cortes raros.

Vídeo: color y mejora de imagen

En el bloque de Vídeo dispones de dos ajustes rápidos. Primero, Ajustar la configuración de color del vídeo, donde eliges si deja decidir al reproductor o si fuerzas los parámetros desde NVIDIA. En las pestañas Color, Gamma y Avanzado puedes corregir el balance según tu panel y la iluminación de la sala.

Segundo, Ajustar la configuración de la imagen de vídeo aporta realce de bordes, reducción de ruido y desentrelazado. Si trabajas con fuentes de baja calidad o contenidos antiguos, estas opciones ayudan a limpiar la señal sin tocar el escritorio general.

Funciones extra: herramientas para desarrolladores y monitor de actividad

Si habilitas la configuración de desarrolladores desde el menú Escritorio, puedes restringir el acceso a contadores de rendimiento de la GPU a administradores. Es una capa más de control útil en equipos compartidos o de pruebas donde se mide rendimiento con precisión.

En el mismo menú puedes mostrar el icono de actividad de la GPU en el área de notificación para ver qué procesos están usando la gráfica y qué monitores están activos. Desde Ayuda se abre la asistencia oficial y la ventana de Información del sistema que ya comentamos.

Más allá del Panel: ajustes de Windows, mantenimiento y OC

Modo de control de energía: en el Panel, en Modo de control de energía, marca Máximo rendimiento preferido si tu prioridad son los FPS y la respuesta. Consumirá y calentará más, pero desbloquea el techo de reloj para escenarios exigentes.

Limpieza y temperaturas: el polvo sube las temperaturas, baja los clocks y dispara el ruido. Una limpieza a fondo cada seis meses del chasis, radiadores y ventiladores de CPU/GPU reduce varios grados y evita el thermal throttling que mata FPS. Cambiar pasta térmica en CPU —y, si te ves capaz, en GPU— también ayuda.

Opciones gráficas in‑game: dedicar unos minutos a ajustar resolución interna, desactivar o modular ray tracing, elegir bien el antialiasing y activar DLSS o NIS cuando proceda compensa muchísimo. Casi todos los juegos tienen un punto dulce donde la fluidez y la calidad se equilibran sin tener que ponerlo todo en Bajo.

Mods: algunos títulos mejoran su rendimiento con modificaciones de la comunidad (por ejemplo, ajustes de distancia de sombras o LOD). Descárgalos siempre de sitios oficiales para evitar riesgos y lee comentarios de usuarios con tu misma GPU.

Cerrar apps y Modo Juego: reiniciar antes de jugar y no abrir nada que no uses libera RAM y CPU. El Modo Juego de Windows 10/11 puede ayudar a priorizar el proceso del juego, pero no siempre es mágico; vigila también overlays y descargas en segundo plano.

Overclock suave: herramientas como MSI Afterburner o EVGA Precision calculan márgenes seguros y automatizan parte del proceso. Un incremento moderado de reloj y memoria, con ventilación adecuada, puede sumar esos FPS que te faltan para llegar al objetivo. Si tu tarjeta lleva OC de fábrica, el margen será menor y las temperaturas mandan.

Comunidad y referencia: hay espacios gestionados por usuarios —no oficiales— donde comparten perfiles, drivers recomendados y comparativas. Suelen ser una buena guía para localizar versiones de controlador que rinden mejor con un juego concreto en tu modelo exacto de GPU.

El Panel de control de NVIDIA se convierte en tu aliado para fijar cómo quieres que funcione el hardware: equilibrando calidad y rendimiento, domando la sincronización, afinando el filtrado y manteniendo a raya los tirones con caché de shaders. Sumando drivers al día, buen flujo de aire y un perfil por juego, tu gráfica rendirá a su máximo real con la menor fricción posible.

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