Cómo optimizar y acelerar Windows 10 de forma segura

Última actualización: octubre 18, 2025
  • Limpia espacio y controla el arranque: menos residuos y menos programas al inicio aceleran el sistema.
  • Ajusta efectos, energía y memoria: equilibrio entre fluidez, consumo y estabilidad.
  • Mantén Windows y drivers al día, y pausa sincronizaciones cuando hagan cuello de botella.
  • Si no basta, valora SSD y RAM: el salto de rendimiento de hardware es inmediato.

Optimizar Windows 10

Si tu PC con Windows 10 se ha ido volviendo perezoso con el tiempo, no estás solo: la acumulación de archivos, programas y pequeños desajustes termina pasándote factura. La buena noticia es que con unas cuantas acciones bien escogidas, puedes recuperar gran parte de la agilidad original sin necesidad de formatear.

En esta guía práctica reunimos en un único sitio todo lo que necesitas: limpieza de disco, ajustes visuales, arranque más rápido, control de memoria, desfragmentación (si procede), seguridad, mantenimiento y, solo si hace falta, soluciones drásticas. Sigue los pasos y notarás la diferencia.

Libera espacio y limpia archivos innecesarios

Antes de nada comprueba cuánto espacio libre tienes. Con poco espacio, Windows se ralentiza y aparecen cuellos de botella en tareas básicas.

  1. Abre Inicio > Configuración > Sistema > Almacenamiento.
  2. Revisa, en «Almacenamiento», la capacidad y el espacio disponible de cada unidad.

Windows 10 incluye el «Sensor de almacenamiento», ideal para borrar archivos temporales y residuos automáticamente. Actívalo y configúralo a tu gusto para que limpie solo.

  1. Ve a Inicio > Configuración > Sistema > Almacenamiento.
  2. Enciende «Sensor de almacenamiento» y toca «Configurar Sensor de almacenamiento o ejecutarlo ahora».
  3. Elige la frecuencia, qué borrar en «Archivos temporales» y los periodos para Papelera y Descargas.
  4. Pulsa «Limpiar ahora» para una pasada inmediata.

Si prefieres limpiar a mano, entra en «Archivos temporales» dentro de Almacenamiento, deja que Windows calcule lo prescindible y marca lo que quieras quitar. Fíjate especialmente en temporales, miniaturas y cachés de sistema.

No te olvides de la Papelera: vaciarla con regularidad evita gigas muertos. Ábrela desde el escritorio o búscala por nombre desde la barra de tareas.

El clásico «Liberador de espacio en disco» sigue siendo útil para afinar:

  1. Escribe «liberador de espacio en disco» en la búsqueda y ábrelo.
  2. Marca las categorías a eliminar (puedes leer su descripción al seleccionarlas).
  3. Haz clic en «Limpiar archivos del sistema» para una limpieza más profunda.
  4. Confirma con Aceptar > Eliminar archivos.

Si vas justo de espacio, mueve fotos, vídeos o música poco usados a una unidad USB u otro disco:

  1. Conecta el medio externo.
  2. Abre el Explorador, selecciona los archivos y elige Inicio > «Mover a» > «Elegir ubicación».
  3. Selecciona la unidad externa y pulsa «Mover».

Mantén el escritorio ligero. Un escritorio saturado ralentiza la carga del perfil y el tiempo de inicio de sesión. Reagrupa accesos directos en una o dos carpetas como mucho.

Para limpiezas quirúrgicas, revisa la carpeta temporal de usuario y borra su contenido (con programas cerrados): usa la variable %TEMP% en la barra de direcciones del Explorador o navega a C:\\Usuarios\\TU_USUARIO\\AppData\\Local\\Temp.

Si sospechas de carpetas gigantes, utiliza una utilidad como WinDirStat para localizar qué ocupa más. Detectar una app que acumula cientos de gigas en temporales puede devolverte la vida al instante.

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Y recuerda: mover ficheros a la nube (OneDrive, Google Drive, etc.) también ayuda, pero si están «siempre disponibles» seguirán ocupando espacio local. Usa el modo «sólo online» cuando te cuadre.

Limpieza de espacio en Windows 10

Desinstala aplicaciones que no usas y el bloatware

Programas que ya no utilizas consumen espacio y, a veces, recursos en segundo plano. Desinstalar lo que sobra aligera Windows y reduce procesos en memoria.

  1. Ve a Inicio > Configuración > Aplicaciones > Aplicaciones y características.
  2. Ordena por tamaño o fecha, o busca por nombre.
  3. Selecciona la app y pulsa «Desinstalar».

En el Panel de control (Programas y características) también puedes quitar software heredado. Ataja el bloatware preinstalado del fabricante que no necesitas.

Herramientas de limpieza de terceros: CCleaner puede servir si sabes lo que tocas, pero ha sido polémico. Úsalo con prudencia o apuesta por alternativas como Clean Master (su versión gratuita ofrece tareas básicas). Evita optimizadores agresivos que «prometen milagros».

Analiza el equipo: antivirus y herramientas de Microsoft

Un PC lento puede estar infectado. Solucionar la lentitud de Windows empieza con un examen de Seguridad de Windows (Defender).

  1. Ve a Configuración > Privacidad y seguridad > Seguridad de Windows > Abrir.
  2. Protección antivirus y contra amenazas > Examen rápido.
  3. Para una revisión total, entra en «Opciones de examen» y elige «Examen completo».

Si prefieres un antivirus de terceros, prioriza los ligeros (por ejemplo, Kaspersky, F‑Secure, Sophos, ESET, Avast, Panda Free, Bitdefender). Evita suites pesadas si tu hardware es modesto, ya que consumen CPU y RAM.

La Herramienta de eliminación de software malintencionado (MSRT) es un apoyo adicional. No protege en tiempo real, pero elimina malware conocido:

  1. Presiona Windows + R, escribe «MRT» y ejecuta.
  2. Sigue el asistente y realiza un análisis completo.

Para revisar cuellos de botella del sistema, abre el Monitor de rendimiento: Windows + R > «perfmon». Te orientará sobre dónde se atasca el equipo (disco, CPU, memoria).

Optimiza el arranque y el inicio

Muchas aplicaciones se cuelan en el inicio y retrasan el arranque; deshabilitar las apps en segundo plano ayuda además a reducir carga. Deshabilita lo innecesario desde el Administrador de tareas:

  1. Ctrl + Alt + Supr > Administrador de tareas > «Más detalles».
  2. Pestaña «Inicio» (o «Aplicaciones de arranque» en Windows 11).
  3. Ordena por «Impacto de inicio», selecciona y pulsa «Deshabilitar».
  1. Busca «Opciones de energía» > «Elegir el comportamiento de los botones de inicio/apagado».
  2. «Cambiar la configuración actualmente no disponible».
  3. Marca «Activar inicio rápido» y guarda.

Si no ves el plan «Alto rendimiento», puedes habilitarlo con PowerShell (admin): ejecuta powercfg -duplicatescheme e9a42b02-d5df-448d-aa00-03f14749eb61 y selecciónalo después en Opciones de energía.

Arranque limpio (útil en equipos con poca RAM): reduce servicios y programas cargados al inicio para comprobar si hay mejoras:

  1. Windows + R > «msconfig».
  2. Pestaña «Servicios» > marca «Ocultar todos los servicios de Microsoft» > «Deshabilitar todo».
  3. Pestaña «Inicio» > abre el Administrador de tareas y desactiva todos los elementos.
  4. Acepta y reinicia.
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Si eres el único usuario y te compensa, puedes saltarte la pantalla de inicio de sesión: Windows + R > «netplwiz» > desmarca «Los usuarios deben introducir un nombre de usuario y contraseña…», confirma con tus credenciales. Ten en cuenta el impacto en seguridad.

Windows aplica un pequeño retardo antes de lanzar los programas de inicio. Consulta el gestor de arranque (avanzado) si quieres anularlo:

  1. Windows + R > «regedit».
  2. Ve a HKEY_LOCAL_MACHINE\\SOFTWARE\\Microsoft\\Windows\\CurrentVersion\\Explorer.
  3. Crea la clave «Serialize» (si no existe) y dentro un DWORD (32 bits) «StartupDelayInMSec» con valor 0.
  4. Reinicia. Si no te convence, borra el valor y todo vuelve a como estaba.

Optimizar arranque Windows 10

Ajusta efectos visuales, transparencia y servicios

Los adornos visuales lucen bien, pero consumen recursos. Recorta efectos si tu equipo va justo y ganarás fluidez. Si prefieres opciones centralizadas, activar Modo Dios facilita acceder a muchos ajustes.

  1. Busca «Ajustar la apariencia y rendimiento de Windows».
  2. Pestaña «Efectos visuales» > «Ajustar para obtener el mejor rendimiento» o personaliza marcando solo lo que quieras.

Desactiva transparencias: Configuración > Personalización > Colores > apaga «Efectos de transparencia». Un color sólido gasta menos GPU.

Reduce notificaciones y sugerencias del sistema: Configuración > Sistema > Notificaciones. Desactiva «Obtener recomendaciones y sugerencias al usar Windows» y ajusta el resto según te convenga.

Servicios en segundo plano: Windows carga muchos por defecto. Desactiva los no esenciales con criterio:

  1. Windows + R > «services.msc».
  2. Deshabilita los que sepas que no necesitas (deja los de Microsoft críticos intactos).

Si no usas Cortana, puedes apagarlo: Configuración > Cortana > Hablar con Cortana, y desactiva todo. Para deshabilitarlo por registro (avanzado): HKEY_LOCAL_MACHINE\\SOFTWARE\\Policies\\Microsoft\\Windows\\Windows Search > DWORD «AllowCortana» = 0.

Controla el consumo energético

El plan de energía condiciona rendimiento, autonomía y temperaturas. Equilibrado» es sensato para el día a día; «Alto rendimiento» exprime el hardware (sube consumo y calor).

  1. Abre Opciones de energía (desde Configuración > Sistema > Inicio/apagado y suspensión > «Configuración adicional de energía»).
  2. Elige el plan que encaje con tu uso o crea uno personalizado.

En portátiles conviene ajustar «apagar pantalla», «suspender» y límites del procesador en cada plan. Evitar estrangulamientos térmicos manteniendo temperaturas a raya es clave para no perder rendimiento.

Plan de energia Alto rendimiento Windows 10

Memoria, disco y unidades: ajustes y mejoras

Memoria virtual (archivo de paginación): deja que Windows la gestione automáticamente o ajústala entre x1,5 y x3 tu RAM. Una paginación bien dimensionada evita tirones.

  1. Panel de control > Sistema y seguridad > Sistema > «Configuración avanzada del sistema».
  2. Rendimiento > Configuración > pestaña «Opciones avanzadas».
  3. En «Memoria virtual», pulsa «Cambiar» y marca «Administrar automáticamente…» o establece tamaño personalizado.

ReadyBoost: si usas un HDD y tienes un USB rápido (≥500 MB libres), usar un pen drive puede acelerar accesos frecuentes. Botón derecho en la unidad USB > Propiedades > pestaña ReadyBoost > «Usar este dispositivo». No aporta en SSD.

Desfragmentación (solo HDD): con el tiempo, los archivos se fragmentan y las lecturas se vuelven más lentas. Reorganizar bloques mejora tiempos de acceso:

  1. Busca «Desfragmentar y optimizar unidades».
  2. Selecciona el HDD, pulsa «Analizar» y luego «Optimizar».
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En SSD no se desfragmenta; Windows usa TRIM automáticamente. No fuerces desfragmentación en SSD para evitar desgaste innecesario.

La mejora más grande llega con hardware: pasar de HDD a SSD transforma el equipo. Arranques y cargas se acortan drásticamente. Añadir más RAM también ayuda si sueles quedarte justo.

Mantenimiento, actualizaciones y sincronización

Windows ejecuta tareas de mantenimiento en reposo (desfragmentación en HDD, actualizaciones, chequeos). Puedes lanzarlo manualmente:

  1. Panel de control > Seguridad y mantenimiento.
  2. Despliega «Mantenimiento» y pulsa «Iniciar mantenimiento».

Mantén el sistema y los drivers al día. Actualizar corrige bugs, mejora compatibilidad y rendimiento:

  1. Configuración > Windows Update > «Buscar actualizaciones».
  2. Revisa «Actualizaciones opcionales» para controladores.
  3. En «Administrador de dispositivos», botón derecho sobre el dispositivo > «Actualizar controlador».

OneDrive sincroniza en segundo plano y puede ralentizar mientras sube muchos archivos. Páusalo temporalmente si vas justo: haz clic en el icono > Más > «Pausar sincronización», elige el tiempo y reinicia tras grandes operaciones.

Temperatura y hábitos que marcan la diferencia

Un equipo caliente se auto‑limita para protegerse. Limpia polvo, cuida la ventilación y, si hace falta, usa una base refrigeradora para portátiles. Considera renovar pasta térmica en sobremesas antiguos. Si tienes un equipo HP, esta guía para acelerar tu portátil HP puede ayudar con pasos específicos.

No abras más apps de las necesarias ni decenas de pestañas si no las vas a usar. Cada proceso activo consume RAM y CPU, y esa suma pesa en el rendimiento.

Evita software pirata: muchas «copias» incluyen malware o adware que te ralentiza y, peor aún, pone en riesgo tus datos.

Reinicia de vez en cuando, especialmente tras sesiones largas o juegos pesados. Un reinicio limpia memoria y desbloquea procesos colgados sin tener que tocar nada más.

Recuperación, reinstalación y hardware

¿El equipo iba bien hace unos días? Recupera un punto de restauración. No borra tus archivos, solo restaura configuración y software:

  1. Busca «Ver la configuración avanzada del sistema».
  2. Pestaña «Protección del sistema» > «Restaurar sistema».
  3. Elige un punto (activa «Mostrar más puntos» si aparece) y confirma.

Si el problema es profundo, restablece el PC: Configuración > Sistema > Recuperación > «Restablecer este equipo». Puedes mantener archivos o «Quitar todo» para empezar de cero. Haz copia de seguridad antes.

Cuando el cuello de botella es físico, toca actualizar piezas: SSD, ampliar RAM o cambiar un HDD cansado marcan más que cualquier truco de software. Si hay fallos de hardware, no hay optimización que lo arregle de forma estable.

Con todo lo anterior, tu Windows 10 debería sentirse muchísimo más suelto: menos basura, menos procesos al inicio, efectos a raya, almacenamiento optimizado y mantenimiento al día. Si aun así el rendimiento no es el esperado, piensa en un SSD, ampliar RAM o replantear qué software necesitas realmente.

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