- Qué son las etiquetas NFC, cómo funcionan y qué chips existen (NTAG/ICODE).
- Compatibilidad móvil, memoria disponible y configuración con apps como NFC Tools.
- Usos prácticos en casa y empresa: WiFi, rutas, automatizaciones, fichajes y marketing.
- Opciones de compra y personalización: materiales, antimetal, impresión y precios.
Hoy en día el NFC ya no es una rareza: la mayoría de móviles de gama media y prácticamente todos los de gama alta lo incorporan, y con ello se abre la puerta a algo más que pagar con el teléfono. Gracias a unas pequeñas pegatinas con chip, las etiquetas NFC, podemos automatizar acciones cotidianas con solo acercar el smartphone.
Estos adhesivos inteligentes se programan en segundos y permiten lanzar tareas al instante, desde silenciar el móvil hasta abrir una playlist o compartir el WiFi. Lo interesante es que son baratos, reutilizables y muy versátiles, así que tanto en casa como en la oficina tienen muchísimo juego si sabes cómo configurarlos.
Qué son y cómo funcionan las etiquetas NFC
Una etiqueta NFC es, básicamente, un adhesivo con un chip NFC en su interior capaz de almacenar un pequeño bloque de datos. Al acercar un móvil con NFC, el teléfono “lee” ese contenido y ejecuta una acción: abrir una URL, conectar a una red WiFi, cambiar un ajuste del sistema o lanzar una automatización. Todo ocurre por comunicación de corto alcance, sin emparejamientos complicados ni alimentación en la etiqueta.
Para que tengan sentido necesitas un dispositivo compatible: si tu smartphone no lleva chip NFC, la etiqueta no podrá leerse ni escribirse. Cuando están listas, se pegan justo donde vas a usarlas (mesita de noche, escritorio, coche…) y con un simple toque ya estás haciendo lo que has grabado previamente en ellas.
Hay muchas variantes de estos tags. Lo más frecuente es encontrar chips NTAG (muy extendidos) y también ICODE. Las NTAG, además de ser compatibles con prácticamente todos los teléfonos con NFC, están diseñadas para retener los datos durante largos periodos y soportar numerosas operaciones de lectura y escritura.
Un punto clave es la memoria disponible, que se mide en bytes. Cuantos más bytes, mayor tamaño de los datos que puedes guardar: no ocupa lo mismo un texto corto que una URL muy larga. Por eso verás referencias concretas a modelos con más o menos capacidad según la serie del chip.
Tipos de chip y capacidades reales
En móviles son muy comunes los chips NTAG210, NTAG213 y NTAG215. La diferencia práctica está en su memoria: aproximadamente 48 bytes en NTAG210, 144 bytes en NTAG213 y 540 bytes en NTAG215. Eso se traduce en el número de caracteres máximos que puedes grabar en cada caso.
Para aterrizarlo, con un NTAG213 puedes guardar algo tipo URL de unos 132 caracteres o texto de unos 130 caracteres. Subiendo a NTAG215, ya te caben URLs cercanas a 492 caracteres o textos de alrededor de 490 caracteres. Si tu caso de uso requiere enlaces muy largos o múltiples campos, te interesa mirar chips con más memoria.
Estas etiquetas están pensadas para durar: soportan del orden de 100.000 ciclos de lectura y escritura y mantienen lo grabado hasta 10 años, en línea con la norma ISO 14443-A. Por otro lado, cuanto más grande sea físicamente la etiqueta, mayor suele ser su distancia de lectura, así que el tamaño también influye en la experiencia.
Ojo con las superficies: las etiquetas NFC no funcionan bien sobre metal salvo que sean específicas para ello (con capa antimetal). Si tu plan es pegarlas en una carcasa metálica, maquinaria o un soporte de acero, busca modelos con material antimetal para evitar que el campo se “ahogue”.
Compatibilidad con móviles y consideraciones de uso
La buena noticia es que las etiquetas NTAG son compatibles con casi todos los smartphones con NFC. El requisito imprescindible es que tu móvil o tablet tenga ese chip. Sin él, no hay lectura posible, por mucha etiqueta que compres.
En Android, además de llevar NFC, hay que activarlo. Suele encontrarse en Ajustes > Conexiones inalámbricas y redes > Más (o rutas similares según la capa). Si necesitas más detalles sobre su funcionamiento, consulta cómo funciona la tecnología NFC en Android. Al encenderlo, verás un icono con una “N” en la barra superior. A partir de ahí, con acercar el teléfono a la etiqueta ya podrá leerla o escribirla, según la app que uses.
En iPhone, la lectura está disponible desde hace varias generaciones y la función NFC se habilita de forma automática. Para escribir etiquetas en blanco, necesitas un modelo a partir del iPhone 7. Si tu objetivo es crear tarjetas de visita digitales, accesos rápidos o automatizaciones, comprueba que tu iPhone cumple el requisito y utiliza una app compatible.
Recuerda también una ventaja importantísima: las etiquetas no son de un solo uso. En la mayoría de casos son regrabables, de modo que puedes borrarlas y escribir algo nuevo tantas veces como necesites, hasta llegar al límite de ciclos que soportan.
Cómo programar una etiqueta NFC paso a paso
Para empezar solo necesitas una app. La más conocida es NFC Tools, disponible gratis para iOS y Android. También hay alternativas muy válidas en Google Play como TagWriter o Trigger. El flujo típico es extremadamente sencillo incluso si no tienes un perfil técnico.
Abre la app, elige la opción Escribir y después Añadir un registro. Ese registro puede ser una URL, tu perfil en redes sociales, una dirección de correo, un número de teléfono, la configuración de una red WiFi, un texto… Al validarlo, la aplicación te mostrará el tamaño en bytes, muy útil para confirmar que cabe en la etiqueta que estás usando.
Acerca el móvil a la etiqueta para grabarla y listo. Con NFC Tools puedes además borrar la etiqueta, bloquearla (para evitar cambios), copiarla, establecer una contraseña o escanear para ver detalles como tipo de datos y capacidad. Todo se hace en segundos y sin pasos complicados.
Una vez escrita, coloca la etiqueta donde mejor te funcione: muchas vienen con adhesivo trasero, así que puedes pegarlas en una mesa, detrás del monitor, en la puerta del salón, en el salpicadero del coche o donde quieras tener el acceso rápido. Cuanto más natural sea el gesto de acercar el móvil, más uso real le sacarás.
Ideas de uso en casa y ocio
Hay usos de lo más creativos y útiles que puedes montar en un momento. Si quieres compartir tus redes fácilmente, programa una etiqueta con enlaces a tus perfiles de Instagram, TikTok o X para que cualquiera te siga con un toque.
Otra idea comodísima: crea una etiqueta para la conexión automática a tu WiFi. Pégala en la entrada del salón o cerca del router y olvídate de deletrear contraseñas; tus visitas acercan el móvil y quedan conectadas sin más.
Si estudias o trabajas con música, pega en tu escritorio una etiqueta que abra tu playlist de Spotify. Al apoyar el teléfono, la lista se reproduce de inmediato y te pones en modo concentración sin dar vueltas por la app.
También puedes guardar una ruta directa en Google Maps (por ejemplo, a casa de un familiar o a tu centro de trabajo). Al pasar el móvil, arranca la navegación con el destino listo, perfecto para salir con prisa.
Si usas automatizadores como Tasker en Android, dispara rutinas completas al tocar la etiqueta: activar o desactivar Bluetooth y WiFi, cambiar el brillo, abrir varias apps o incluso alternar ajustes según la hora del día.
Para descansar tranquilo, coloca una etiqueta en la mesilla que active el modo No molestar. Un toque antes de dormir y tu móvil queda silenciado con las excepciones que tú hayas definido.
Con la versión Pro de NFC Tools y teniendo Wake-on-LAN configurado en el PC, puedes incluso encender el ordenador desde una etiqueta. Es un truco muy útil si te gusta dejar el equipo en suspensión o quieres arrancarlo desde otra habitación.
Más inspiración cotidiana: en el baño, pega una etiqueta en los azulejos para abrir Spotify y reproducir tu lista al ducharte. En el coche, reserva una para conectar el móvil al Bluetooth del vehículo y arrancar tus podcasts o emisora favorita de camino al trabajo.
Aplicaciones en negocios, pagos y entornos profesionales
Las etiquetas NFC no solo son para ocio y tareas caseras; en entornos profesionales brillan. Son perfectas para marketing (piezas que abren landing pages o promociones), pagos móviles sin contacto, control de accesos, seguimiento de productos y dispositivos IoT que se benefician de una interacción sin fricción.
En tiendas físicas, una etiqueta en el escaparate puede redirigir a una web con ofertas del día o a un catálogo online. Dentro de la empresa, facilitan la conexión a la wifi corporativa con un toque, evitando contraseñas mal tecleadas o preguntas recurrentes al equipo de IT.
Para la gestión de personal, las etiquetas sirven como punto de fichaje de entrada y salida o inicio de tareas, simplificando el registro horario y la asignación de actividades con el móvil del empleado.
En mantenimiento y facility management, es habitual identificar activos y ubicaciones con un tag NFC: al aproximar el teléfono, el operario recibe la ficha del equipo, su historial y las instrucciones del trabajo a realizar.
Incluso puedes habilitar la descarga de checklist o listados de tareas contextuales al pasar el móvil por una etiqueta (muy común en protocolos de limpieza en hospitales y plantas industriales), de forma que cada sala o máquina tiene asociadas sus rutinas al instante.
En el ámbito de seguridad y salud, los operarios pueden verificar la disponibilidad y estado de los EPI con etiquetas NFC estratégicamente colocadas, o validar pasos críticos antes de iniciar una intervención.
En museos y galerías, una simple etiqueta al lado de una obra proporciona información ampliada o abre contenido curado por expertos con un toque, enriqueciendo la visita sin saturar el espacio con cartelas.
Comprar etiquetas, personalizarlas y precios orientativos
Si buscas material, hay tiendas online especializadas en tecnología NFC y RFID con todo lo necesario: pegatinas, tarjetas, pulseras, llaveros, lectores y accesorios. Además de vender productos estándar, muchas ofrecen servicios de personalización y opciones de producción rápida para cubrir urgencias.
En impresión, verás dos enfoques. La impresión Express acelera plazos y encaja en cantidades pequeñas, mientras que la impresión Offset es ideal para grandes tiradas a cambio de tiempos de producción más largos. Según tu volumen, te convendrá una u otra.
En cuanto a chips, es habitual encontrar pegatinas con NTAG213 (muy polivalentes para automatizaciones y campañas), NTAG216 (más memoria y plena compatibilidad con iPhone en casos de uso comunes) y MIFARE Classic 1K (muy popular en seguridad y control de accesos). Elegir uno u otro depende de la capacidad que necesites y del ecosistema en el que vayas a usarlos.
Si lo tuyo es la personalización, pide impresión a medida con el logo de tu marca, define el material (PVC, papel o adhesivo antimetal si vas a pegar sobre superficies metálicas) y solicita la programación de datos para recibir las etiquetas preconfiguradas listas para usar. Así reduces errores y ahorras tiempo al llegar el pedido.
Existen formatos minúsculos y resistentes: por ejemplo, una microetiqueta NTAG213 de 12×19 mm, ultrafina, plástica e impermeable, compatible con cualquier dispositivo NFC. Este tipo de soluciones pasa desapercibido y aguanta bien el trote diario.
Sobre precios, en grandes volúmenes puedes ver tarifas desde aprox. 0,19 €/unidad para 20.000 piezas. Ten en cuenta que los costes varían por chip, material, impresión y plazos. Y recuerda que los importes pueden cambiar con el tiempo y es posible que algunos enlaces de compra generen comisión de afiliación.
Consejos prácticos y buenas prácticas
Antes de comprar, confirma que tu móvil o tablet incluye NFC. Sin ese chip, no podrás aprovechar las etiquetas, por muy baratas que sean. Si trabajas con iPhone y quieres escribir etiquetas, asegúrate de que tu modelo es compatible (desde iPhone 7 en adelante).
Piensa dónde vas a pegar cada etiqueta y si la superficie es metálica. En ese caso, pide versiones con capa antimetal para evitar problemas de lectura. Si la etiqueta va a estar a la intemperie, opta por materiales resistentes al agua y adhesivos de calidad.
Planifica el contenido para no quedarte corto de memoria. Si vas a guardar URLs largas, fichas técnicas o varios registros en cadena, considera chips con mayor capacidad como NTAG215 o NTAG216. Revisa en la app el tamaño en bytes antes de grabar.
Valora bloquear o proteger con contraseña las etiquetas sensibles (accesos, información interna) para evitar que cualquiera las modifique. Y si en algún momento quieres reutilizarlas, borra y reescribe sin problema, aprovechando su capacidad de 100.000 ciclos aproximados.
Experimenta con automatizaciones: combinando etiquetas con Tasker o atajos puedes construir flujos potentes (modo trabajo, modo coche, modo noche) que cambien múltiples ajustes a la vez y te ahorren muchos toques en pantalla.
Por último, si vas a hacer un despliegue en una empresa, valora la personalización: etiquetas con impresión corporativa, materiales adecuados al entorno, preprogramación y un esquema de numeración/serialización para mantener el inventario bajo control desde el primer día.
Las etiquetas NFC son una manera sencilla de llevar la automatización al bolsillo: chips compactos, baratos y regrabables que te permiten desde abrir una web o compartir el WiFi hasta lanzar rutinas complejas, facilitar fichajes, mejorar la atención en retail o enriquecer la visita a un museo. Con la app adecuada, una buena elección de chip (NTAG213/215/216 o MIFARE Classic 1K, según el caso) y una mínima planificación de dónde pegarlas y qué grabar, se convierten en una herramienta tremendamente útil tanto para casa como para la empresa.