FurMark: cómo estresar GPU y VRAM sin morir en el intento

Última actualización: diciembre 12, 2025
Autor: Isaac
  • FurMark y herramientas similares permiten estresar GPU y VRAM al máximo para comprobar estabilidad, temperaturas y rendimiento real de la tarjeta gráfica.
  • No todas las cargas son iguales: una GPU puede pasar FurMark y OCCT, pero fallar en juegos por picos específicos de consumo, drivers o fallos intermitentes de hardware.
  • Complementar FurMark con benchmarks como 3DMark, Unigine Heaven y juegos exigentes ayuda a detectar problemas que un único test sintético puede no mostrar.
  • Las pruebas de estrés son clave para diagnosticar fallos, evaluar refrigeración, validar compras de segunda mano y ajustar overclock sin comprometer la vida útil de la GPU.

Prueba de estrés de GPU y VRAM

Si te preocupa la salud de tu tarjeta gráfica, FurMark y las pruebas de estrés de GPU/VRAM son seguramente algunos de los primeros nombres que te vienen a la cabeza. Son herramientas muy potentes para poner una gráfica al límite, comprobar su estabilidad y detectar problemas de temperatura o rendimiento, sobre todo cuando has hecho overclock o acabas de estrenar equipo.

Al mismo tiempo, no son pocas las personas que sienten cierto respeto (o miedo) al ver cómo los ventiladores rugen y las temperaturas se disparan cuando lanzan FurMark. Y no es para menos: hay casos en los que la VRAM se planta en 90 ºC en pocos minutos o donde la GPU pasa todos los tests sintéticos y, aun así, se cuelga jugando. Por eso, entender bien qué hace exactamente FurMark, cómo probar la VRAM y qué significan esas cifras es clave para usar estas herramientas con cabeza.

Qué es FurMark y por qué se usa para estresar la GPU

FurMark es, básicamente, un programa de estrés y benchmark gráfico que renderiza una escena muy pesada (el famoso donut peludo) para cargar la GPU al máximo posible. Ha ganado fama porque logra que muchas tarjetas lleguen a su límite térmico y de consumo, algo que no todos los juegos alcanzan con tanta facilidad.

Detrás de FurMark está Geeks3D (Geeks3D / Geeks3D.com), la misma gente que desarrolla herramientas como GPU-Shark, enfocadas en monitorizar y diagnosticar tarjetas gráficas. Su filosofía con FurMark es ofrecer una utilidad sencilla, gratuita y directa para forzar la GPU y ver de qué es capaz, tanto en rendimiento como en temperaturas y estabilidad.

Lo interesante es que FurMark no es solo un test de estrés. También actúa como benchmark rápido OpenGL y, en su versión más moderna, Vulkan, permitiendo obtener una puntuación que luego se puede comparar con resultados de otros usuarios vía web. De esta forma, no solo compruebas si tu gráfica aguanta, sino también si rinde como debería frente a otras del mismo modelo.

Los fabricantes de gráficas conocen muy bien la fama de FurMark. De hecho, algunos han llegado a implementar en sus drivers modos de protección o limitación automática de frecuencias cuando detectan este tipo de carga extrema, precisamente para evitar que un mal uso del programa pueda poner en peligro la tarjeta.

En resumen, estás ante una herramienta muy agresiva: ideal para detectar problemas de refrigeración o estabilidad, pero que hay que usar con cuidado, sobre todo en tarjetas sin garantía o con sistemas de refrigeración dudosos.

FurMark 2 y FurMark 1: diferencias, sistemas y motores gráficos

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Hoy en día conviven dos ramas principales del programa: FurMark 2, la nueva generación, y FurMark 1, el clásico que todavía se sigue manteniendo y actualizando.

FurMark 2 se considera el sucesor directo de FurMark 1 y está construido sobre GeeXLab, la plataforma de Geeks3D para demos y benchmarks gráficos. Este salto le permite aprovechar tecnologías más modernas y ofrecer:

  • Compatibilidad con Windows y Linux, tanto en 32 como en 64 bits.
  • Soporte de OpenGL y Vulkan, lo que da bastante juego a la hora de probar distintos drivers y APIs.
  • Un sistema de benchmark con puntuaciones online, fácil de usar para comparar resultados.
  • Un soporte de línea de comandos mucho más completo, ideal para automatizar pruebas, integrarlas en baterías de test o ejecutarlas sin interfaz gráfica.

Por su parte, FurMark 1 sigue disponible y, según el propio desarrollador, se mantendrá durante varios años más. Está centrado en Windows de 32 bits y usa OpenGL como base, pero continúa siendo una herramienta muy válida como test de estrés rápido y benchmark básico, con acceso también a resultados online.

Ambas versiones tienen algo en común: son gratuitas y muy fáciles de utilizar. No requieren configuraciones complejas para empezar a probar la gráfica, aunque sí conviene entender bien las opciones disponibles para sacarles todo el partido sin pasarse de la raya.

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Descarga e instalación de FurMark paso a paso

Para hacerte con FurMark, lo más sensato es descargarlo desde la página oficial de Geeks3D, concretamente en el apartado de descargas dedicado al programa. Ahí encontrarás el instalador con un nombre del estilo FurMark_1.20.4.0_setup, donde el número refleja la versión concreta disponible en ese momento.

Una vez descargado el archivo ejecutable, la instalación es muy sencilla: basta con seguir el asistente típico de Windows. Un punto positivo es que este instalador no intenta colarte barras de navegador, software basura ni programas añadidos; puedes avanzar con tranquilidad sin miedo a que se instale algo indeseado en segundo plano.

Tras completar el proceso, tendrás FurMark listo para usar desde el menú de inicio o desde el acceso directo del escritorio. No requiere configuraciones avanzadas a nivel de sistema, así que, en cuanto lo abras, podrás empezar a configurar tests y benchmarks de GPU inmediatamente.

Interfaz de FurMark: opciones y controles principales

Al lanzar FurMark, lo primero que verás será una ventana única donde se concentran prácticamente todas las opciones del programa. No hay menús enrevesados ni decenas de pantallas ocultas: todo se gestiona desde ese panel principal.

En la zona central, FurMark te muestra la tarjeta o tarjetas gráficas detectadas. En cada una verás datos clave como el modelo (por ejemplo, NVIDIA GeForce GTX 980), la temperatura de la GPU en reposo y el porcentaje de TDP (consumo relativo) que está utilizando en ese momento. Como el equipo suele estar solo en el escritorio, lo normal es que ese consumo sea muy bajo.

Más abajo llega la parte interesante: las opciones de ejecución del test. Una de las primeras que verás es “Fullscreen”, que te permite elegir si quieres que la prueba se lance en pantalla completa o en ventana. Esto puede ser útil si quieres monitorizar otros programas al mismo tiempo.

Inmediatamente después está el apartado de “Resolution”. Al desplegarlo, FurMark te ofrece una lista de resoluciones agrupadas por formato (4:3, 16:9, 16:10 y 21:9), desde 720p hasta 4K en muchos casos. De momento no suele ofrecer directamente resoluciones ultrapanorámicas 32:9 tipo Super UltraWide, aunque siempre puedes recurrir a la opción “Custom”.

Si seleccionas “Custom”, podrás especificar manualmente el ancho y el alto en píxeles en dos campos situados justo debajo del desplegable. Así puedes adaptar el test a la resolución nativa de tu monitor si no aparece en la lista, o a cualquier ajuste concreto que quieras comprobar.

Otra opción clave es el control de “Anti-aliasing”. Aquí eliges el nivel de suavizado de bordes que se aplicará a la escena renderizada. Cuanto mayor sea el nivel de AA, más carga gráfica añadida soportará la tarjeta, lo que se traduce en más estrés, más consumo y más temperatura. Es una forma muy efectiva de apretar aún más a la GPU si quieres llevarla al límite.

Herramientas adicionales integradas en FurMark

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FurMark no viene solo. En la propia ventana principal hay un bloque llamado “Tools” con varios botones que lanzan utilidades externas muy útiles para diagnóstico y monitorización de hardware.

El primero de ellos suele ser “GPU-Z”, un conocido programa de TechPowerUp que permite ver información detallada de la tarjeta gráfica: nombre exacto del chip, cantidad y tipo de VRAM, anchos de banda, versión de BIOS, y sobre todo gráficos con los valores de sensores (temperaturas, frecuencias, voltajes, etc.). Es una combinación perfecta con FurMark para ver cómo responde el hardware durante el estrés.

Otro botón muy habitual es “GPU-Shark”, desarrollado también por Geeks3D. Aunque su interfaz es más espartana que la de GPU-Z, ofrece datos muy completos de la GPU y su comportamiento en tiempo real. Es ideal si quieres tener una vista rápida y ligera de cómo se comporta la tarjeta mientras FurMark la machaca.

En muchos paquetes de Geeks3D también verás “CPU Burner”. Esta herramienta se encarga de generar carga intensa sobre el procesador, lo que permite comprobar tanto la estabilidad de la CPU como la capacidad de la fuente de alimentación cuando CPU y GPU están trabajando a plena potencia al mismo tiempo.

Combinando FurMark con CPU Burner, puedes simular un escenario de estrés total del equipo, lo que sirve para detectar posibles problemas de fuente de alimentación, posibles problemas de VRM, o refrigeración global del sistema, no solo de la gráfica.

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En la parte inferior encontrarás, además, varios enlaces de interés: acceso a la versión o alternativas para Linux y macOS, información para comprobar configuraciones multi-GPU (SLI o CrossFire), y secciones de “Compare your score” u “Online scores” donde puedes comparar tus resultados con otros usuarios.

Ejecutar un benchmark o test de estrés con FurMark

La parte derecha de la ventana principal reúne los botones de ejecución del programa, que se dividen en dos grandes grupos: benchmarks “rápidos” y pruebas de estrés más personalizables.

En el bloque de “GPU benchmarks” encontrarás varias opciones preconfiguradas asociadas a resoluciones concretas: 4K, QHD, FHD, 720p y una opción “Custom”. La idea es que, si no quieres complicarte con la configuración, puedas simplemente elegir la resolución deseada y lanzar la prueba.

Si prefieres un control total, puedes usar el botón de “GPU Stress Test”. Esta opción te lanza a una pantalla previa con advertencias sobre posibles riesgos y problemas en caso de que la tarjeta no esté en buen estado o no esté bien refrigerada.

En esa ventana de aviso, cuando pulses “GO!”, FurMark iniciará el test y verás la clásica escena en la que un donut peludo (u otros objetos, según la versión) se renderiza sin parar. Es en esa fase donde la GPU empieza a calentarse y a trabajar al máximo, por lo que debes vigilar las temperaturas.

En la esquina superior izquierda de la pantalla el programa muestra datos en tiempo real: modelo de la tarjeta, carga de GPU, FPS actuales, FPS mínimo/máximo/medio, frecuencia del núcleo y velocidad de la VRAM. Es una forma rápida de comprobar si las frecuencias se mantienen estables o si hay bajadas por limitaciones de temperatura o potencia.

En la parte inferior suele aparecer un gráfico histórico de la temperatura del núcleo de la GPU, donde puedes ver cómo va subiendo hasta estabilizarse, si llega a hacerlo. Si la curva se dispara y no se frena, algo no va bien en el sistema de refrigeración.

Dejar FurMark funcionando durante un rato prolongado te permite ver si la tarjeta entra en throttling térmico (bajadas automáticas de frecuencia por exceso de calor), si las curvas de los ventiladores reaccionan correctamente a la subida de temperatura y si aparecen artefactos o anomalías visuales en la imagen (píxeles corruptos, parpadeos, patrones raros, etc.).

La aparición de artefactos suele ser un síntoma de problemas de estabilidad, exceso de temperatura, overclock mal ajustado o incluso daños físicos en la GPU o la VRAM.

FurMark y temperaturas altas en la VRAM: ¿90 ºC es normal?

Un caso bastante típico es el de usuarios con gráficas potentes como una RTX 3080 que, al ejecutar FurMark, observan temperaturas de GPU relativamente razonables (60-70 ºC), pero una VRAM disparada hasta los 90 ºC en apenas unos minutos.

Este comportamiento no es extraño, ya que FurMark genera una carga masiva de lectura y escritura sobre la memoria gráfica, a menudo en condiciones más extremas que muchos juegos. La VRAM, especialmente en modelos de gama alta con chips densos y alta velocidad, puede calentarse notablemente más que el núcleo.

En muchos diseños modernos, los fabricantes consideran aceptables temperaturas de VRAM alrededor de 90-95 ºC bajo cargas extremas, siempre que no se mantengan cerca del límite durante horas y que el sistema de ventilación esté bien dimensionado. Sin embargo, para uso prolongado, es aconsejable buscar márgenes algo más relajados.

Si en tu caso ves que la VRAM alcanza 90 ºC en solo 5 minutos, mientras que la GPU se queda más fresca, es probable que el sistema de refrigeración de la memoria (pads térmicos, contacto con el disipador, flujo de aire en la zona) no sea tan eficiente como el del núcleo. No es raro en algunos modelos muy compactos o con disipadores de diseño justito.

En cualquier caso, cuando veas estas cifras, conviene tomar algunas medidas básicas:

  • Mejorar el flujo de aire de la caja (ventiladores extra, reubicación de cables, limpieza de polvo).
  • Evitar dejar FurMark corriendo durante horas sin supervisión.
  • Si la tarjeta es nueva o está en garantía, valorar si esas temperaturas son razonables o si podría haber defectos en el montaje (pads mal colocados, disipador flojo, etc.).
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Y, por supuesto, si no te sientes cómodo viendo la VRAM a 90 ºC y el test no añade nada más a tus pruebas, no hace falta seguir subiendo el listón: con que compruebes que no hay artefactos ni cuelgues en unos cuantos minutos, suele ser suficiente para un chequeo básico.

Cuándo usar FurMark… y cuándo no es la mejor opción

FurMark es muy útil, pero tampoco es la navaja suiza definitiva. Hay escenarios en los que es la herramienta ideal y otros en los que se queda corta o no representa bien el uso real.

Entre los casos donde brilla especialmente, destacan algunos usos concretos:

  • Probar la estabilidad tras un overclock de GPU o VRAM, sometiendo la gráfica a una carga extrema.
  • Ver si la refrigeración de la tarjeta y de la caja es suficiente cuando todo está al 100 %.
  • Hacer un benchmark rápido para ver si la puntuación encaja con otros resultados del mismo modelo.
  • Comprobar que una gráfica recién comprada (nueva o de segunda mano) no presenta artefactos ni comportamientos raros bajo estrés intenso.

Sin embargo, hay situaciones en las que FurMark no lo es todo. Por ejemplo, hay usuarios que prueban una RX 580 2048SP con FurMark y con el test de VRAM de OCCT, y ambas pruebas se completan sin errores ni problemas visibles, con temperaturas y consumos aparentemente normales. Pero luego, al jugar, el equipo pierde señal de vídeo, se apaga el RGB del teclado y la única salida es reiniciar.

En ese tipo de casos se puede sospechar de varias cosas: fallos intermitentes en la GPU, problemas en la , picos de carga específicos de ciertos juegos, o incluso drivers que se comportan bien bajo carga sintética pero fallan con determinados motores gráficos.

El resultado es que una tarjeta puede “pasar” FurMark y OCCT sin despeinarse y, sin embargo, colgarse al cabo de minutos u horas de juego real. Cuando esto ocurre de forma recurrente, y has descartado cables, drivers y demás, es muy probable que la GPU esté defectuosa aunque los tests no lo detecten, y lo más prudente suele ser devolverla o tramitar garantía.

Por qué una GPU puede pasar FurMark y fallar en juegos reales

La explicación de estos casos está en que no todas las cargas son iguales. FurMark somete a la GPU a un tipo de estrés muy concreto (carga continua, patrón gráfico repetitivo, uso intenso de shaders concretos), mientras que los juegos mezclan muchas más variables.

En un juego real entran en juego: varias variables.

  • Distintos motores gráficos (DirectX 11, DirectX 12, Vulkan, etc.) con patrones de carga muy diferentes.
  • Escenas con geometría y efectos muy variados, cambios bruscos de carga, picos instantáneos de consumo de energía.
  • Uso simultáneo de CPU, RAM, disco y red, que puede destapar problemas de fuente de alimentación, placas base o controladores.
  • Funciones específicas de la GPU como Ray Tracing, DLSS o FSR, que quizás FurMark no está utilizando de la misma forma.

Esto significa que una GPU que se comporta bien con la carga relativamente “lineal” de FurMark puede fallar cuando se enfrenta a picos de carga combinados de GPU y VRAM, a cambios agresivos en frecuencia o voltaje, o a situaciones de alta demanda conjunta de CPU y GPU.

Otro factor es la . Un test como FurMark puede no reproducir exactamente los picos que genera un juego específico. Puede ocurrir que, bajo cierto título, la combinación de GPU + CPU + otros componentes dispare picos que la fuente no maneja bien, resultando en cortes de energía momentáneos que dejan el PC sin señal y obligan a reiniciar.

Además, algunos fallos de hardware son intermitentes o muy específicos de ciertos patrones de acceso a VRAM. Un test de memoria en OCCT o FurMark puede no recorrer exactamente las mismas rutas que un juego concreto, así que el error se queda camuflado hasta que aparece en condiciones más particulares.

Por eso, cuando una GPU falla siempre en el mismo tipo de uso (por ejemplo, solo en juegos exigentes) y se ha comprobado todo lo demás, aunque pase FurMark, lo más razonable es considerarla defectuosa y recurrir a la garantía.

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