iPad Pro con cámara de vapor: todo lo que se sabe y por qué importa

Última actualización: noviembre 7, 2025
  • Apple trabaja en un iPad Pro con cámara de vapor para sostener el rendimiento sin ventiladores.
  • La llegada se alinea con el chip M6 de 2 nm y un ciclo de 18 meses, apuntando a primavera de 2027.
  • El sistema usa agua desionizada y el chasis como disipador, como en los iPhone 17 Pro.
  • Posible impacto en precio y clara diferenciación frente al iPad Air en cargas exigentes.

iPad Pro con cámara de vapor

El último movimiento de Apple con su iPad Pro ha sido la llegada del chip M5, un salto que apunta a más potencia y a mejores capacidades de IA, pero lo interesante está en lo que ya se cuece para la próxima vuelta. Según fuentes reputadas, la compañía trabaja en integrar un sistema de refrigeración por cámara de vapor en el iPad Pro, algo que cambia por completo la forma de gestionar el calor en una tablet tan delgada.

Este desarrollo no es un capricho: a medida que los iPad Pro se acercan en rendimiento a portátiles, mantener la temperatura a raya es vital para sostener la velocidad durante tareas como edición de vídeo o apps de IA. Apple, de hecho, ya ha estrenado cámaras de vapor en los iPhone 17 Pro, y ahora planea llevar la idea a su tablet profesional de referencia, con una implementación prevista en la próxima gran revisión de hardware.

Qué es una cámara de vapor y cómo ayuda en un iPad

Sistema de cámara de vapor en tablet

Una cámara de vapor es, a grandes rasgos, un disipador plano y sellado que emplea un ciclo de evaporación y condensación para mover el calor desde los componentes más calientes hacia áreas más frías. Dentro de esa cámara hay una pequeña cantidad de líquido —normalmente agua desionizada— que se evapora al contacto con el calor del procesador y después se condensa cuando encuentra zonas más templadas, devolviéndose al origen por acción capilar.

Lo interesante es que este proceso funciona de manera pasiva y constante, lo que permite repartir el calor con mucha uniformidad sin añadir piezas móviles. En un iPad Pro ultradelgado, eso significa una mejor disipación sin tener que recurrir a ventiladores, manteniendo intacto el formato silencioso y el grosor mínimo del chasis.

Si lo comparamos con un heatpipe tradicional, la cámara de vapor ofrece una superficie de contacto más amplia y un transporte térmico más homogéneo. En dispositivos de dimensiones contenidas y con picos de potencia altos, esta arquitectura puede ser la diferencia entre sostener el rendimiento o caer en throttling (esa bajada de velocidad automática cuando sube demasiado la temperatura).

Apple ya ha experimentado con esta técnica en móviles, y en el caso de los iPhone 17 Pro la cámara de vapor se combina con un chasis de aluminio y agua desionizada para maximizar la dispersión térmica. La idea es idéntica en el iPad Pro: soldar la cámara al armazón para aprovecharlo como gran radiador y así evacuar calor de forma más eficaz.

Para los usuarios, la consecuencia práctica es clara: durante tareas exigentes —edición de vídeo 4K, renderizados, procesamiento de modelos de IA locales o multitarea intensa— el sistema aguanta más tiempo a máxima velocidad. Y, de paso, el equipo se mantiene más confortable al tacto en sesiones largas, un detalle que se agradece en tabletas que se sostienen con las manos.

Por qué Apple la quiere en el iPad Pro: potencia sostenida, silencio y diseño delgado

iPad Pro rendimiento y refrigeración

El iPad Pro se ha convertido en una plataforma con aspiraciones de ordenador, y con el chip M5 la marca empuja todavía más ese límite. No obstante, la clave no es sólo el pico de potencia, sino la capacidad de mantenerla sin caídas. Ahí es donde una cámara de vapor marca la diferencia: permite explotar mejor cada vatio sin disparar las temperaturas.

La hoja de ruta que ha trascendido habla de un iPad Pro aún más fino —por debajo incluso del iPad Air en grosor, con cifras cercanas a 5,5 mm—, lo que complica incorporar ventiladores o soluciones activas. De ahí el encaje natural de una cámara de vapor, que optimiza el control térmico y conserva el perfil silencioso y ligero que caracteriza a la gama Pro.

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Hay otro factor relevante: la referencia de los iPhone 17 Pro. En estos teléfonos, la cámara de vapor se introdujo para asegurar que el chip A19 Pro mantuviera el tipo en juegos, edición o IA móvil. La experiencia con ese sistema —agua desionizada y unión térmica al chasis— sirve como pista de cómo Apple puede escalar la tecnología a pantallas y baterías más grandes sin renunciar a la delgadez.

No todo es futuro. En la generación con chip M4 Apple ya reforzó el control del calor con un disipador de cobre y mejoras en la aplicación de pasta térmica, que extendía la transferencia térmica incluso a través del logotipo trasero. Pese a ello, usuarios intensivos han descrito que en sesiones largas el equipo podía calentarse más de la cuenta. Con el M5, Apple sube un peldaño en potencia; y con la cámara de vapor pretende estabilizar ese músculo de forma sostenida.

En algunos benchmarks, el M5 se acerca a máquinas de sobremesa de hace pocos años, lo que ilustra por qué una tableta sin ventiladores necesita un salto térmico. Sin un buen sistema de disipación, el chip tendría que autolimitarse con chores de alto consumo. La cámara de vapor es la pieza que completa el puzle: subir rendimiento y, a la vez, evitar caídas cuando se exige al máximo.

Además, esta novedad servirá para ampliar la brecha con el iPad Air. Aunque el Air ha ganado músculo generación tras generación, Apple reserva para el Pro las armas más “de estudio”, como pantallas OLED de gran brillo, GPU más potentes y, pronto, una solución térmica más avanzada. Es una forma de diferenciar el modelo profesional con ventajas que se notan en flujos de trabajo reales.

Y todo ello con una ventaja colateral: adiós a ventiladores y a ruidos. Una cámara de vapor bien integrada permite conservar el silencio total, lo que en una tablet pensada para edición de audio, grabaciones o estudio es clave. El objetivo es mantener el diseño limpio y ultrafino, y a la vez ofrecer rendimiento sostenido con cargas de trabajo que hace poco eran terreno exclusivo de un portátil.

Por último, no hay que olvidar que otras marcas de tablet Android llevan años apostando por cámaras de vapor en sus modelos más potentes. Apple llega ahora con una implementación propia que, si sigue el patrón de los iPhone 17 Pro, pondrá el foco en la eficiencia térmica y en aprovechar el chasis como gran disipador.

Calendario, chip M6 de 2 nm y posibles efectos en el precio y la gama

Calendario iPad Pro con cámara de vapor

Varios informes coinciden en que Apple trabaja en esta novedad con la idea de integrarla “tan pronto como” en la próxima ronda de actualizaciones del iPad Pro. Dado el ciclo de renovación de en torno a 18 meses que sigue la gama, la ventana que más suena apunta a la primavera de 2027. Esa generación estaría liderada por el chip M6.

El M6, según la información disponible, aprovecharía el nodo de 2 nanómetros de TSMC. Este salto implica, sobre el papel, mejor rendimiento por vatio y mayor eficiencia energética. Ahora bien, como ocurre con todo proceso de vanguardia, los costes pueden aumentar y eso podría reflejarse en el precio final del dispositivo si Apple decide trasladar parte del sobrecoste.

En el mercado actual, el iPad Pro con M5 mantiene un precio base de 999 dólares en su configuración de entrada, la misma cifra que el modelo inmediato anterior. Mirando hacia atrás, los modelos de cuarta a sexta generación partían de 799 dólares; a partir de la séptima, esa base subió a 999 dólares. Con este contexto, no es descartable que una combinación de cámara de vapor y M6 de 2 nm venga acompañada de un ajuste de precios, siempre condicionado por cómo evolucione el coste de fabricación.

Incluso se ha planteado, dentro del ecosistema móvil, que el salto a 2 nm en smartphones podría encarecer chips como el hipotético A20 frente a generaciones anteriores. Si bien estas cifras son estimaciones y dependen de múltiples factores, sirven para entender por qué Apple podría usar la nueva disipación térmica y el nodo de 2 nm como argumentos de valor añadidos en el iPad Pro.

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Más allá del precio, la hoja de ruta sugiere un posicionamiento de producto claro: el iPad Pro con cámara de vapor quedaría como el modelo “para todo”, capaz de sostener proyectos de edición de vídeo 4K, composición musical con decenas de pistas, modelado 3D y cargas de IA local sin parones. El iPad Air, por su parte, seguiría como alternativa más generalista y asequible, sin las ambiciones térmicas y de rendimiento sostenido del Pro.

Una derivada interesante es el posible efecto “dominó” en otros productos. Las mismas fuentes que adelantan la cámara de vapor en iPad Pro comentan que Apple evalúa extender la tecnología a dispositivos pasivos como el MacBook Air, que también presume de diseño sin ventiladores. La estrategia tendría sentido: primero en iPhone 17 Pro, después en iPad Pro, y, si funciona, escalar al portátil ultraligero más popular de la marca.

No todo el contexto es técnico. A nivel corporativo, perfiles financieros públicos han mostrado históricamente un reparto de ingresos dominado por la familia iPhone, seguido por accesorios y servicios, además de la línea Mac e iPad. En porcentajes aproximados, la categoría telefónica ha rozado la mitad de la facturación, mientras que el resto se reparte entre periféricos, ordenadores, música/entretenimiento y otros. Geográficamente, América ha sido el mayor mercado, con Europa y Asia-Pacifico repartiendo gran parte del resto, además de China/Hong Kong/Taiwán y Japón. Este marco económico ayuda a entender por qué Apple prioriza la inversión en tecnologías que refuerzan sus gamas clave.

La viabilidad técnica del sistema en el iPad Pro gana enteros si recordamos que los iPhone 17 Pro ya combinan cámara de vapor con un chasis de aluminio para disipar mejor el calor del A19 Pro. Trasladado a una tablet, ese concepto puede incluso resultar más provechoso: hay más superficie para esparcir el calor, y la batería mayor hace que cada pico térmico tenga más “dónde ir” antes de afectar a la sensación en mano.

Por otro lado, Apple lleva un tiempo espaciando las renovaciones de la familia iPad Pro. El M5 se interpreta, en ciertos análisis, como una actualización de transición, la pieza que mantiene el ritmo del calendario mientras se cocina la hornada “grande” donde la cámara de vapor y el M6 de 2 nm marcarían un antes y un después en uso sostenido.

También conviene recordar el punto de partida actual. Hasta ahora, el tamaño y el diseño interno del iPad bastaban para disipar el calor en la mayoría de escenarios. Sin embargo, con la creciente ambición de las apps —IA generativa, edición avanzada, varias apps en paralelo— ese equilibrio empieza a tensarse. La cámara de vapor es la respuesta más directa para que el procesador no tenga que autocaparse por temperatura.

Si todo se alinea con los plazos que manejan fuentes como Mark Gurman (Bloomberg), Apple habría iniciado ya el trabajo para que la cámara de vapor llegue a la próxima ronda de hardware “apta” del iPad Pro. Con su cadencia de 18 meses, eso sitúa la tecnología en torno a la primavera de 2027, siempre con el matiz de que, como en cualquier proyecto de hardware, los planes pueden evolucionar.

Beneficios prácticos para usuarios profesionales y creativos

Quien usa el iPad Pro para editar en movilidad, componer, ilustrar o gestionar grandes bibliotecas de fotos conoce bien lo que significa perder rendimiento por calor. Una cámara de vapor ayudará a mantener fps estables en edición, tiempos de exportación más previsibles y menos bajadas repentinas en tareas largas. Eso, en entornos de trabajo reales, es más productividad.

En juegos o experiencias 3D, el efecto es similar: sostener curvas de rendimiento y evitar que la tablet se convierta en una “estufa” al cabo de unos minutos. Y como no hay ventiladores, se conserva la ausencia total de ruido, un valor diferencial de iPad frente a muchos portátiles finos.

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El papel de la cámara de vapor en la experiencia diaria

Más allá de los números, la sensación de uso también cambia. Abrir varias apps pesadas, trabajar con capas en aplicaciones de diseño, renders y previsualizaciones… todo suma calor. Repartirlo por el chasis con una cámara de vapor reduce los puntos calientes y retrasará la aparición de throttling, lo que se nota incluso cuando sólo estás navegando tras una sesión intensiva.

Un vistazo al presente: M4 y M5 como pasos previos

El precedente del M4, con ese disipador de cobre que extiende el calor incluso hacia el logotipo, fue un primer movimiento para mejorar la evacuación térmica. Con M5, Apple introduce un salto de potencia que, en determinadas pruebas, se ha llegado a comparar con equipos de sobremesa de hace unos años. Este contexto refuerza por qué una solución térmica de nueva generación como la cámara de vapor es el complemento natural de lo que viene con M6.

Casos de uso donde más se notará

  • Edición de vídeo en 4K y etalonaje: sesiones largas con exportaciones intensivas y múltiples efectos.
  • IA generativa y modelos locales: inferencias con cargas de trabajo sostenidas que demandan GPU y NPU.
  • Ilustración y 3D: escenas con muchas capas y texturas, renderizados y previs en tiempo real.
  • Multitarea avanzada: varias apps pesadas a la vez con ventanas en paralelo y flujos complejos.

Para quienes dudaban de si una tablet podía sustituir al portátil en ciertos escenarios, el tándem M6 + cámara de vapor promete menos concesiones. La idea es que el equipo aguante lo que le eches sin que el rendimiento “respire” hacia abajo cuando la sesión se alarga, todo ello con el estilo y el silencio que definen al iPad Pro.

La gran incógnita, como siempre, será cómo traduce Apple estos avances en la configuración final de producto. Capacidades de almacenamiento, memorias, pantallas OLED, conectividad y, por supuesto, el precio final conforman un puzzle en el que la cámara de vapor será una pieza protagonista, pero no la única.

Mirando la competencia, no sería la primera vez que una especificación inicialmente “para pros” termine permeando a modelos más populares. Sin embargo, por ahora, todo apunta a que la refrigeración por cámara de vapor quedará como sello del iPad Pro, reforzando su papel de herramienta profesional y diferenciándolo del Air en usos prolongados.

En cuanto a materiales y ensamblaje, la experiencia del iPhone 17 Pro —con la cámara de vapor unida a un armazón de aluminio— sugiere que la construcción mecánica y térmica será crítica. La unión efectiva al chasis permite aprovecharlo como “placa fría” gigante, bajando la densidad térmica donde más importa: justo encima del SoC.

Que Apple haya decidido explorar este terreno justo ahora no es casual. Con la IA en el centro de la conversación, los chips suben el listón en núcleos de CPU, GPU y motores neuronales. Eso exige un salto equivalente en gestión térmica. La cámara de vapor es la herramienta adecuada para que el iPad Pro no sólo sea rápido, sino rápida y consistentemente en el tiempo.

Hay, por último, un efecto de experiencia de usuario que a menudo pasa desapercibido: mantener una temperatura más contenida del chasis mejora la comodidad al sostener la tablet durante largos períodos. Parece un detalle menor, pero cuando pasas horas entre edición, reuniones y lectura, un iPad Pro que se calienta menos se siente más agradable y usable.

La fotografía que queda es nítida: Apple prepara un iPad Pro con cámara de vapor para la próxima gran renovación, previsiblemente junto a un M6 fabricado a 2 nm por TSMC. La promesa es elevar el rendimiento sostenido, conservar el diseño sin ventiladores y diferenciar aún más la gama Pro, con el reto de encajar costes y precio. Y si la jugada sale redonda, no sería extraño que el MacBook Air acabe beneficiándose de la misma tecnología en su propio terreno.

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