LP E‑Cores de Intel: qué son, para qué sirven y cómo funcionan

Última actualización: octubre 26, 2025
  • Los LP E-Cores son núcleos ultraficientes en una «isla» separada con L2 como último nivel y sin acceso a L3.
  • Su función es ejecutar tareas ligeras y mantener vivo el sistema minimizando consumo en portátiles.
  • Debutaron con 2 núcleos en Meteor Lake y pasaron a 4 en Lunar Lake; en escritorio no se emplean.
  • Thread Director asigna cargas entre P, E y LP E-Cores, mientras la NPU acelera tareas de IA.

LP E-Cores de Intel

Los LP E-Cores de Intel son uno de esos términos que se han colado en las hojas de especificaciones de los portátiles modernos y que, a primera vista, pueden sonar a jerga pura y dura. En realidad describen un tipo de núcleo ultraficiente que Intel introdujo con Meteor Lake, y que a día de hoy ya forma parte del vocabulario de cualquiera que mire un Intel Core Ultra con lupa.

Si ya te sonaban los P-Cores y los E-Cores, toca añadir una tercera pieza al puzle. Los LP E-Cores (Low Power E-Cores) están pensados para tareas ligeras y para mantener el sistema «vivo» con el menor gasto energético, permitiendo apagar el resto de bloques cuando no se necesitan. Lo interesante es que no son una simple variante recortada: su posición en el chip, su caché y su forma de trabajar cambian por completo las reglas del juego.

Qué son exactamente los LP E-Cores

LP E-Cores significa Low Power Island E-Cores, y la palabra «Island» no es casual: estos núcleos se alojan en un clúster separado del resto de la CPU, con su propia lógica y su propia jerarquía de memoria. El objetivo es ejecutar tareas de bajo impacto (servicios en segundo plano, pequeños hilos del sistema, reproducción ociosa) sin tener que encender los P-Cores ni los E-Cores convencionales.

La «isla» de bajo consumo debutó en los Intel Core Ultra 100 (Meteor Lake) para portátiles, dentro de un complejo dedicado a minimizar el gasto energético. En ese Low Power Island se integran varios componentes que trabajan juntos cuando el sistema está en modo frugal:

  • 2 LP E-Cores (en Meteor Lake) dedicados a cargas ligeras.
  • Memory SS para gestionar el acceso de memoria en esta isla.
  • PUNIT (unidad de gestión de potencia y estados de energía).
  • IPU y motor multimedia para tareas de imagen y vídeo de bajo coste.
  • NPU para cargas de IA con consumo muy contenido.
  • Scalable Fabric que conecta esta isla con el resto del SoC.

En generaciones anteriores, los E-Cores «normales» compartían la caché L3 con los P-Cores, pero los LP E-Cores juegan otra liga: se ubican fuera de ese dominio y no acceden a la L3. Están basados en la misma arquitectura Crestmont que los E-Cores de Meteor Lake, heredera de Gracemont, aunque su contexto y recursos son distintos.

Arquitectura LP E-Cores

Arquitectura y memoria: la L2 como último nivel

Una de las particularidades clave es la jerarquía de caché. Los LP E-Cores cuentan con caché L2, pero carecen de acceso a la L3 del procesador. En Meteor Lake, el «techo» para estos núcleos es de 2 MB de L2 a compartir dentro del clúster de la isla de bajo consumo.

Que la L2 haga de último nivel implica compromisos. Con solo 2 MB como «parada final» antes de ir a DRAM, la latencia crece y el ancho de banda efectivo baja si la carga necesita datos que no caben en esa L2. Aun así, Crestmont ofrece un L1D competente con cuatro canales de acceso (dos de lectura y dos de escritura), lo que ayuda a no perder fuelle en tareas simples.

El reparto también importa: al compartir la L2 entre los núcleos del clúster, cada LP E-Core ve su porción efectiva reducida. El resultado práctico es que, medido por ciclo, un único núcleo obtiene menos de 32 bytes desde L2, una pista de por qué su ámbito ideal son procesos poco exigentes.

Al no tocar la L3 (que en muchos Core Ultra llega a 24 MB para el conjunto P/E), los LP E-Cores dependen más del subsistema de memoria externo. De ahí que su comportamiento se parezca al de un SoC móvil en términos de ancho de banda utilizable, especialmente cuando la carga de trabajo se desborda fuera de L2.

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Frecuencias, potencia y comportamiento bajo carga

Los E-Cores convencionales ajustan su turbo según el número de núcleos activos. En escenarios como Meteor Lake, de 1 a 4 E-Cores pueden rondar los 3,74 GHz, mientras que al escalar hasta 8 E-Cores la frecuencia típica cae alrededor de los 2,79 GHz, un reflejo de límites térmicos y eléctricos.

En cambio, los LP E-Cores gestionan su frecuencia de forma independiente hasta con cuatro núcleos activos dentro de la isla, sin arrastrar al resto de la CPU. Eso les permite sostener una frecuencia fija en su ámbito de trabajo previsto, siempre bajo el paraguas de los límites de potencia (PL), la temperatura y las políticas de gestión energética.

Si el sistema no necesita sus servicios, entran en ahorro agresivo: estos núcleos reducen dinámicamente su frecuencia o incluso «hibernan», dejando en reposo bloques adjuntos del Low Power Island. Justo aquí está la magia: mantener vivo el equipo con lo mínimo, y despertar lo necesario solo cuando hace falta.

Costes y limitaciones: latencia, ancho de banda y complejidad

Diseñar una isla separada con su propia caché tiene peajes. La ausencia de L3 reduce la «red de seguridad» que tienen P-Cores y E-Cores, y puede convertir ciertos accesos a memoria en viajes más largos hacia DRAM con impacto en rendimiento.

Con una L2 compartida de 2 MB y sin L3 de respaldo, el ancho de banda disponible se sitúa más cerca de lo visto en SoCs de móviles o tabletas que en CPUs de escritorio. El riesgo de cuello de botella está ahí si intentamos exprimirlos más allá de su nicho natural.

Otro punto a considerar es la convivencia microarquitectónica: cohabitan en el mismo chip núcleos Crestmont en dos «sabores» (E y LP E) con distintos dominios de energía y memoria. Esta diversidad complica la planificación y el tejido de interconexión, aunque el beneficio en eficiencia compensa en portátiles.

Por qué Intel creó los LP E-Cores

Desde Alder Lake, Intel abrazó un enfoque heterogéneo al estilo big.LITTLE: P-Cores para cargas pesadas, E-Cores para eficiencia general y LP E-Cores para ultra bajo consumo. La idea es sencilla de explicar y difícil de ejecutar bien: que cada tarea caiga en el tipo de núcleo que mejor la ejecuta al menor coste energético.

Hay contexto industrial detrás. Intel ha tenido que alternar nodos propios con procesos de TSMC en distintas piezas del SoC, mientras AMD y otros socios de TSMC han presionado fuerte en rendimiento y eficiencia. Sin fabricar todo en el mismo nodo puntero, la respuesta ha sido arquitectura creativa y especialización interna.

En movilidad, la apuesta tiene todo el sentido del mundo: los LP E-Cores permiten alargar batería y mantener «servicios vitales» del sistema con un gasto ridículo. En sobremesa, el valor se diluye; por eso, en la gama de escritorio de última hornada de Intel no los estamos viendo.

De Meteor Lake a Lunar Lake: cuántos LP E-Cores hay

La primera hornada de Core Ultra (Meteor Lake) arrancó con 2 LP E-Cores por procesador. Poco después, Lunar Lake (Core Ultra 200V) duplicó la apuesta con 4 LP E-Cores, alineándose con su enfoque de consumo muy contenido en ultrabooks.

Lunar Lake está pensado para portátiles delgados con TDPs máximos que se mueven alrededor de 37 W. Un ejemplo: el Core Ultra 9 228V combina 4 P-Cores con 4 LP E-Cores y directamente prescinde de E-Cores «clásicos» Crestmont, una configuración muy orientada a autonomía y respuesta ágil en cargas ligeras.

En cambio, los Arrow Lake de escritorio (Core Ultra 200K) no incluyen LP E-Cores. En ese terreno, el beneficio de la isla de bajo consumo no compensa la complejidad añadida, y el foco vuelve a ser el rendimiento sostenido con P-Cores y E-Cores tradicionales.

Mirando más lejos, se rumorea que futuras arquitecturas podrían introducir ajustes en este reparto, pero el patrón actual es claro: LP E-Cores para portátiles, no para sobremesa. El equilibrio entre eficiencia y simplicidad manda.

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P-Cores y E-Cores: recordatorio rápido para ubicarnos

Los P-Cores (Performance) son los que tiran del carro cuando hay que apretar: núcleos grandes, altas frecuencias y, en Intel, con HyperThreading para manejar dos hilos por núcleo. Son los que quieres para juegos, edición, CAD o compilaciones pesadas.

Los E-Cores (Efficiency) ocupan menos área y consumen mucho menos. Se agrupan en módulos de cuatro y comparten su caché L2 por grupo, lo que les permite escalar en número sin disparar consumo ni tamaño del chip. Su hábitat natural es la multitarea ligera y el trabajo en segundo plano.

Además, pueden descargar tareas concretas desde los P-Cores (por ejemplo, codificación en streaming o ciertos filtros en edición), mejorando el rendimiento global hasta en escenarios donde el usuario no lo percibe a simple vista. Esa cooperación es el corazón del modelo híbrido.

HyperThreading y el recuento de hilos

Conviene no liarse con los números. En los Intel modernos, solo los P-Cores tienen HyperThreading, así que cada P-Core suma dos hilos y cada E-Core suma uno. El total de hilos no es el doble de los núcleos salvo que todos fueran P-Cores.

Ejemplo típico: un 6P + 4E ofrece 16 hilos (12 procedentes de los seis P-Cores con HT activado, más 4 de los E-Cores). Esta forma de contarlos te ayuda a entender por qué un procesador con muchos E-Cores no «duplica» hilos como lo haría uno con muchos P-Cores.

Intel Thread Director: quién decide qué corre dónde

Que un sistema híbrido funcione bien depende del reparto de cargas. Intel Thread Director, integrado en el propio procesador, guía al sistema operativo en tiempo real para colocar cada proceso en el tipo de núcleo más adecuado.

En la práctica, esta tecnología aprovecha Windows 11 para medir la intensidad de cada hilo y reasignarlo si hace falta. Así, las tareas ligeras y de fondo van a E-Cores (o a LP E-Cores si cabe), mientras que un juego o una exportación de vídeo aterriza en los P-Cores.

Para el usuario, es transparente: no hay que tocar nada ni «forzar» hilos. El resultado es una eficiencia sensiblemente mayor que en arquitecturas monolíticas, sobre todo cuando el equipo está ocioso o alterna entre cargas pequeñas.

IA en el portátil: NPU dentro del SoC

Junto a los núcleos de propósito general, Intel ha integrado NPU (Neural Processing Unit) para acelerar cargas de IA. La idea es retirar trabajo repetitivo o de inferencia de los núcleos de la CPU y hacerlo en un bloque mucho más eficiente.

Por ahora, las NPU aparecen sobre todo en portátiles y en algunos Ryzen móviles, con adopción creciente en sobremesa en próximas generaciones. En el escritorio la competencia con la GPU es dura: una NPU típica ronda decenas de TOPS, mientras que una gráfica moderna supera con holgura los 1000 TOPS de IA en determinadas métricas, por lo que el encaje de la NPU se valora con más cautela.

Rendimiento prometido y madurez del enfoque híbrido

Intel lleva años afinando su mezcla heterogénea para que el salto entre núcleos se note menos. La compañía ha hablado de mejoras de rendimiento significativas frente a generaciones 13 y 14, con el objetivo de elevar la aportación de los núcleos de eficiencia sin traicionar su razón de ser.

Es un equilibrio delicado: hay que mejorar potencia por núcleo sin disparar consumo ni temperatura, y sin romper el reparto inteligente de cargas. La idea es que el usuario perciba un sistema más fluido que además consuma menos cuando no hace falta ir «a tope».

¿Por qué no llenar el chip de E-Cores (o LP E-Cores) y ya está?

La tentación de meter decenas de E-Cores parece lógica si «hacen lo mismo» que un P-Core, pero la realidad física y la microarquitectura mandan. Un P-Core incorpora lógica mucho más ancha y sofisticada (decodificación y emisión de instrucciones con mayor paralelismo, más unidades de ejecución, predicción de saltos más compleja, buffers más grandes, cachés más generosas…).

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Esa diferencia explica que un P-Core alcance frecuencias más altas y sostenga cargas pesadas que saturarían a muchos E-Cores por falta de ancho de banda interno o de caché. Un mar de E-Cores chocaría con límites de memoria compartida, latencias y coordinación entre hilos, haciendo que no escale bien en tareas monohilo o poco paralelizables.

Además, los LP E-Cores renuncian a la L3 y viven con L2 como último nivel; poner «100» de esos no elimina el cuello de botella de memoria. Sin una caché de último nivel amplia y una interconexión muy capaz, el rendimiento agregado se frena y el consumo por acceso a DRAM se dispara.

Por último, la orquestación cuesta: Thread Director y el sistema operativo tendrían que decidir entre decenas de candidatos, con más migraciones y contención. El enfoque actual de Intel prioriza «el núcleo correcto para el trabajo correcto», no «más núcleos a cualquier precio».

Dónde brillan y dónde no: portátiles frente a sobremesa

En portátiles, la historia es distinta: los LP E-Cores mantienen viva la experiencia de usuario (notificaciones, música, navegación ligera) con la pantalla encendida y el resto de bloques en reposo. Ese uso real del día a día es donde sacan ventaja tangible en autonomía.

En sobremesa, sin embargo, los beneficios se diluyen porque el equipo suele estar conectado a la corriente y se prioriza rendimiento sostenido. Por eso, las CPUs de escritorio más recientes de Intel han vuelto a lo esencial: P-Cores y E-Cores, sin LP E-Cores.

¿Cuántos núcleos tiene sentido poner?

Hay límites prácticos más allá del espacio físico. Más núcleos implican más calor y más demanda de memoria. A nivel doméstico, ver 24 núcleos en un Intel moderno no significa 24 P-Cores: los que superan los 8 suelen ser E-Cores para mejorar la respuesta en multitarea y cargas paralelas.

Esto no garantiza que ese chip sea automáticamente «el más potente» en todo. Depende del tipo de carga: juegos y aplicaciones monohilo siguen amando los P-Cores, mientras que la transcodificación o la compilación paralela pueden escalar mejor con muchos E-Cores de apoyo.

Qué configuración te conviene

Si tu objetivo es jugar o trabajar con vídeo, audio o CAD, busca más P-Cores y buenas frecuencias. Aquí un buen sistema de refrigeración (AIO o disipador de alto nivel) marca diferencias porque el procesador sostendrá turbo más tiempo.

Para ofimática, navegación y entretenimiento, una combinación con suficientes E-Cores y LP E-Cores en portátiles te dará una experiencia muy fluida con excelente autonomía. La sensación de «todo va fino» viene de esa mezcla bien gestionada por Thread Director.

Competencia y estado del mercado

La carrera en eficiencia está muy viva. AMD compite con sus propias estrategias de caché (3D V-Cache) y núcleos potentes, y en portátiles ha emergido con fuerza Qualcomm con Snapdragon X Elite, apretando las tuercas en autonomía.

En el mundo Intel, algunas series de escritorio recientes no han superado a Raptor Lake en rendimiento y han quedado por detrás de los Ryzen 9000 en consumo, algo que no empaña su papel en portátiles, donde los Core Ultra con LP E-Cores siguen siendo competitivos.

Entre la necesidad de combinar nodos y la presión de rivales fabricados íntegramente en TSMC, las soluciones arquitectónicas como los LP E-Cores son la vía para seguir ofreciendo valor sin disparar el gasto energético, sobre todo en movilidad.

Queda claro que los LP E-Cores son una pieza clave del puzle de eficiencia de Intel: núcleos ultraligeros en una isla propia, con caché L2 como último nivel, pensados para mantener al PC «despierto» gastando lo mínimo. Entender su propósito —y sus límites en latencia y ancho de banda— ayuda a elegir mejor entre portátil y sobremesa, y a valorar por qué Intel reparte el trabajo entre P-Cores, E-Cores y estos LP E-Cores en lugar de perseguir una única receta para todo.