Origen y significado de los nombres de CPUs Intel y AMD

Última actualización: diciembre 1, 2025
Autor: Isaac
  • El nombre de las CPU combina marca comercial, generación, modelo interno y sufijos que indican consumo, tipo de equipo y capacidades extra.
  • Intel y AMD usan estrategias de marketing y referencias culturales o técnicas (griego, latín, mitología, ciudades, lagos) para bautizar familias como Pentium, Athlon, Ryzen o Core.
  • Además de las marcas visibles, existen codenames internos (Toledo, Barcelona, Klamath, Zen, etc.) que identifican microarquitecturas y núcleos concretos.
  • Conocer esta nomenclatura ayuda a comparar rendimiento, antigüedad y uso recomendado de cada procesador sin necesidad de memorizar todas las especificaciones.

Nombres de procesadores Intel y AMD

Si llevas años viendo palabras como Pentium, Athlon, Duron, Core, Ryzen o Xeon en cajas, catálogos y tiendas online, pero nunca te has parado a pensar de dónde salen esos nombres, estás en el sitio adecuado. Detrás de muchas de estas marcas y codenames hay etimologías curiosas, guiños culturales, decisiones legales y mucha estrategia de marketing.

En las siguientes líneas vamos a desgranar de forma clara y bastante extensa el origen de los nombres comerciales y códigos internos de las CPU más conocidas de Intel y AMD (y de algunos actores menos habituales), cómo se estructura su nomenclatura moderna y qué significan las letras y números que acompañan a cada modelo. La idea es que, al acabar, entiendas qué tienes realmente entre manos cuando lees algo como «Core i7‑14700KS» o «Ryzen 7 5700X» sin necesitar un manual a medida cada vez.

Marcas míticas de CPU: Pentium, Celeron, Athlon, Duron, Sempron y compañía

Las primeras grandes familias de procesadores x86 que se popularizaron en el PC doméstico no llevaban nombres tan “marketinianos”. Intel y otros fabricantes usaban designaciones puramente numéricas como 8086, 80286, 80386 o 80486. Eso cambió cuando las leyes de marcas de EE. UU. complicaron registrar un simple número como marca comercial, obligando a buscar términos diferenciadores.

Pentium fue el punto de inflexión. Intel venía de la serie 80×86 y, en lógica pura, al 80486 le tocaría ser 80586. Pero ese número no era registrable como marca. La compañía decidió entonces combinar la raíz griega «pente» (cinco) con la terminación latina «‑ium», dando lugar a Pentium, un “quinto” generacional con un aire científico y fácil de proteger legalmente.

Para la gama baja, Intel inventó Celeron. El nombre nace del latín «celer», que significa rápido. La idea era transmitir que, aun siendo la línea económica, ofrecía cierta agilidad y respuesta frente a tareas básicas. De hecho, muchas palabras actuales relacionadas con velocidad (celeridad, acelerar) comparten esa raíz.

Otro nombre emblemático de Intel es Xeon, la familia enfocada a servidores y estaciones de trabajo. Se pronuncia parecido a “zión” y, según la interpretación más extendida, apunta a fortaleza y fiabilidad, dos atributos clave cuando hablamos de centros de datos y entornos críticos.

Cuando Intel cambió la arquitectura tras el fiasco térmico de NetBurst y los Pentium 4, adoptó el paraguas Intel Core. Primero como «Core Duo» y «Core 2», y posteriormente como Core i3, i5, i7 e i9, hasta llegar al reciente cambio a Core 3, Core 5, Core 7 y Core 9. En estos casos el nombre es bastante literal: hace alusión al núcleo del ordenador, el centro de proceso.

En el lado de AMD, la firma de Sunnyvale pasó de ser “el clon barato de Intel” a crear marcas muy reconocibles. Una de las primeras fue Athlon, tomada del griego antiguo ἆθλον, que puede significar “premio de un concurso” o “competición deportiva”. No es casual: AMD quería transmitir la idea de rendimiento competitivo, de CPU pensada para la “arena” donde se miden fuerzas.

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Por debajo de Athlon aparecieron Duron y Sempron. Duron juega con la idea de “durable” (del latín durare), sugiriendo un procesador resistente y aguante para equipos económicos. Sempron, su sucesor, deriva de «semper» (siempre), apuntando a un uso cotidiano continuado, sin pretensiones de gama alta, pero estable “de siempre”.

Con la llegada de los procesadores multi‑núcleo e HEDT, AMD lanzó Phenomenon… perdón, Phenom. Aquí la referencia es transparente: es la abreviatura de “phenomenal”, «fenomenal». El problema fue que el rendimiento real de aquellos chips no estuvo a la altura del nombre, sobre todo frente a los Core 2 y primeros Core i7.

Mucho más acertado ha sido Ryzen. El nombre une «Zen» (microarquitectura que supuso la resurrección de AMD) con el concepto de “horizon”, presentado en el evento New Horizon. El resultado sugiere algo así como un nuevo horizonte Zen, es decir, una nueva etapa en rendimiento y eficiencia.

Para el segmento entusiasta HEDT, AMD eligió Ryzen Threadripper. “Thread” son hilos de ejecución y “ripper” es destripador. El mensaje comercial es bastante directo: una CPU capaz de triturar cantidades masivas de hilos, gracias a un recuento de núcleos descomunal.

Marcas menos conocidas: Eden, Crusoe, Efficeon, Elbrus y otros experimentos

El mercado x86 y de procesadores generales no ha sido siempre un duelo a cara de perro. Compañías como VIA, Transmeta o MCST han dejado también nombres con historias muy particulares detrás.

VIA Eden es quizá una de las marcas más llamativas. VIA bautizó muchas de sus CPUs con referencias bíblicas (Eden, Isaiah, Nehemiah, Esther, Ezra, Samuel…). Esto se explica por el perfil religioso de algunos de sus fundadores y directivos, como Chi Chen y Cher Wang, cristianos de Taiwán. Eden hace alusión al Jardín del Edén, connotando un entorno ideal, silencioso y de bajo consumo, tal y como pretendían ser estos chips embebidos.

Transmeta, una empresa tan misteriosa como adelantada a su época, lanzó el célebre Crusoe. Era un procesador VLIW de bajo consumo que traducía instrucciones x86 al vuelo mediante una capa de software (Code Morphing), gran parte escrita por Linus Torvalds. El nombre viene de Robinson Crusoe, el náufrago de la novela de Daniel Defoe: una máquina “aislada”, autosuficiente y muy distinta a la corriente dominante de la época.

Su sucesor se llamó Efficeon, encerrando la palabra “efficiency” en una forma estilizada. Refleja claramente su razón de ser: un VLIW de 256 bits cuyo argumento de venta era, ante todo, la eficiencia energética, mucho antes de que el consumo se convirtiese en la obsesión actual.

En Rusia, el centro MCST desarrolló la familia Elbrus, con modelos como Elbrus e2k, procesadores VLIW de 512 bits capaces de ejecutar su ISA propia y también x86. El nombre proviene del monte Elbrús, el pico más alto de Europa, situado en el Cáucaso. El sufijo E2k significa “Elbrus 2000”, subrayando la ambición de diseñar una arquitectura local de muy altas prestaciones.

China, por su parte, apostó por los Godson/Loongson, CPUs basadas en MIPS64. “Godson” era el nombre académico y “Loongson” el comercial. La interpretación más extendida apunta a referencias lingüísticas y culturales chinas, aunque son denominaciones algo crípticas para el usuario occidental, muy alejadas de la claridad de un “Core” o un “Ryzen”.

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Siglas, acrónimos y marcas donde el nombre lo dice todo

Junto a nombres más o menos creativos también hay familias donde el propio acrónimo te cuenta de qué va el procesador. Aquí destacan varias arquitecturas clásicas y algunas gamas modernas.

Por ejemplo, SPARC significa «Scalable Processor ARChitecture», y ARM es hoy «Advanced RISC Machine», aunque originalmente fue «Acorn RISC Machine». En ambos casos, el nombre resume su filosofía: un diseño RISC pensado para escalar bien y ser eficiente en distintos rangos de potencia.

En el terreno de servidores, AMD usa EPYC, construido alrededor de la expresión «Extreme Performance Yield Computing» según la lectura más aceptada. Lo importante aquí es que la marca transmite rendimiento extremo en centros de datos, y al mismo tiempo se diferencia con claridad de Ryzen para escritorio.

Intel, por su parte, ha utilizado denominaciones como Atom para referirse a procesadores muy básicos y de bajo consumo, orientados hoy sobre todo a IoT, NAS, sistemas industriales y soluciones embebidas. En el otro extremo están los Xeon para el mercado profesional y los Core-X como híbrido entre gama entusiasta y profesional de sobremesa.

Generaciones, microarquitecturas y codenames: de K5 y Pentium Pro a Zen 5

Más allá de las marcas visibles, tanto Intel como AMD utilizan nombres clave internos para las microarquitecturas y núcleos. Estos codenames, aunque al usuario final le aportan poco de forma directa, son fundamentales para seguir la evolución técnica de cada fabricante.

En Intel, algunas microarquitecturas históricas son P5 (Pentium), P6 (Pentium Pro / Pentium II / Pentium III), NetBurst (Pentium 4), Core, Nehalem, Sandy Bridge, Ivy Bridge, Haswell, Broadwell, Skylake, Kaby Lake, Coffee Lake, Comet Lake, Ice Lake, Rocket Lake, Alder Lake, Raptor Lake y así hasta las más recientes.

Cada una de ellas trae cambios relevantes en IPC, consumo, proceso de fabricación y soporte de nuevas instrucciones. Por ejemplo:

  • Sandy Bridge introdujo un fuerte aumento de IPC y una GPU integrada más capaz.
  • Haswell incorporó mejoras de eficiencia energética y nuevas instrucciones vectoriales.
  • Skylake reorganizó el subsistema de cachés y preparó el camino para las plataformas modernas.
  • Alder Lake y Raptor Lake supusieron la entrada de la arquitectura híbrida con núcleos de rendimiento (P‑cores) y de eficiencia (E‑cores).

AMD arrancó con K5 como primer diseño x86 propio (bajo el capó era un núcleo RISC con traductor x86) y continuó con K6 (tras adquirir NexGen), K7 (Athlon), K8 (Athlon 64 y Opteron con extensiones x86‑64), K10 (Phenom) y, tras el tropiezo de Bulldozer y sus derivados (Piledriver, Steamroller, Excavator), dio el salto a Zen.

Zen 1 (14 nm), Zen 2 (7 nm), Zen 3 y Zen 4 han impulsado a AMD a la primera línea en rendimiento por vatio. Zen 5, fabricado en el nodo N4X de TSMC, continúa esa senda con mejoras adicionales de IPC y eficiencia, dando vida a Ryzen 9000 en sobremesa, EPYC Turin en servidores y Ryzen AI 300 en portátiles con aceleradores de IA dedicados.

En este contexto, AMD también ha utilizado codenames muy variados para núcleos y plataformas: Klamath, Coppermine, Tualatin, Barton, Toledo, Cádiz, Barcelona, Llano, Bulldozer, Vishera, Llano, Trinity, Richland, Kaveri, Godavari, Carrizo, Summit Ridge, Pinnacle Ridge, Matisse, Raphael, etc. A menudo se recurre a ciudades, montañas, ríos, volcanes o nombres de mitología. La elección suele responder a preferencias del equipo de diseño, cercanía geográfica o sencillamente a que “sonaba bien”.

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Lagos, puentes y problemas legales: los codenames de Intel

Si te fijas, en la última década Intel ha tenido cierta obsesión con términos que terminan en Lake o Bridge: Sandy Bridge, Ivy Bridge, Haswell (no, este no), Broadwell, Skylake, Kaby Lake, Coffee Lake, Ice Lake, Rocket Lake, Raptor Lake… La lógica de fondo viene de mucho antes.

Históricamente, Intel tendía a usar nombres de ríos, montañas o localidades norteamericanas cercanas a los equipos de diseño, como el río Willamette en Oregón (codename del primer Pentium 4). Pero surgieron problemas de marcas registradas y conflictos legales. El ejemplo clásico es Windows 95 con “Chicago” como nombre clave, o el hipotético riesgo de llamar a un chip “Batman” y chocar con los dueños de la franquicia.

Para evitar líos, Intel fue derivando hacia esquemas más controlables, como la sucesión de “Lakes”. Estos codenames sirven también para disimular detalles técnicos en filtraciones: no es lo mismo que aparezca “se envían 20.000 Comet Lake” a OEM que “se envían 20.000 Core i9‑10900K”, donde ya puedes inferir núcleos, generación y gama.

AMD, en cambio, se ha permitido más libertad, combinando ciudades (Toledo, Barcelona, Cádiz), animales, coches (Camaro), razas de caballo (Appaloosa, Palomino), términos internos y nombres mitológicos (Zeus, Titan, Rhea). En algunos casos incluso ha habido patinazos lingüísticos, como el famoso “Arana” para la EV8 de Alpha (proyecto relacionado con DEC), donde en castellano “arana” sin eñe significa “embuste, trampa o estafa”. No es precisamente la mejor connotación para vender fiabilidad…

Más allá del nombre: arte escondido en el silicio y huevos de pascua

Un detalle friki pero muy real: en muchos chips hay pequeñas obras de arte “grabadas” en el silicio. Son dibujos, firmas, logotipos diminutos o bromas internas que los ingenieros incluyen en capas no funcionales de la máscara, aprovechando el proceso de fotolitografía.

Este “chip graffiti” o “silicon doodling” no afecta al funcionamiento, requiere desencapsular el chip y microscopio para verse y, durante un tiempo, sirvió incluso como herramienta legal para demostrar que un competidor había clonado un diseño de máscaras (si el dibujo estaba ahí, la copia era evidente). Desde la Semiconductor Chip Protection Act de 1984, las máscaras están protegidas por copyright, por lo que ese uso ha perdido sentido, pero la tradición artística ha continuado como una especie de huevo de pascua hardware.

Algunos aficionados se dedican a recopilar estas imágenes en webs especializadas o galerías de “die shots”, mostrando desde personajes de cómic hasta mensajes internos de los equipos de diseño. Es un recordatorio simpático de que, detrás de estos nombres tan serios y hojas de especificaciones, hay equipos de personas con sentido del humor y orgullo por su trabajo.

Cuando vuelvas a ver un Pentium olvidado en un cajón, un Athlon polvoriento, un Xeon en una etiqueta de servidor o un flamante Ryzen 9 o Core i9 en un anuncio, recuerda que no son solo números y letras al azar: cada uno de esos nombres condensa historia técnica, decisiones legales, estrategias de marketing y hasta guiños personales de quienes han diseñado los chips que mueven casi todo lo que usamos a diario.

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