Por qué Cambricon Technologies se ha convertido en pieza clave de la IA china

Última actualización: noviembre 19, 2025
Autor: Isaac
  • El auge de Cambricon se sustenta en restricciones a Nvidia y compra obligatoria de chips locales en China.
  • Resultados semestrales con ingresos y beneficios récord, pero con valoración sensible al apoyo político.
  • Ventaja en inferencia y ecosistema propio, aunque CUDA sigue siendo el estándar difícil de replicar.
  • Riesgos: alivio de sanciones, competencia doméstica (Huawei, Biren, Moore Threads) y sobreexpectación inversora.

cambricon technologies

En muy poco tiempo, Cambricon Technologies ha pasado de ser una firma de semiconductores conocida sobre todo en círculos técnicos a ocupar titulares en los mercados y en la geopolítica. Sus acciones se han disparado un 765% en 24 meses, los ingresos han crecido a un ritmo que roza lo estratosférico y su CEO, Chen Tianshi, ha visto cómo su patrimonio saltaba hasta los 22.500 millones de dólares. Todo ello ha reabierto un debate incómodo: ¿es este ascenso la prueba de una superioridad tecnológica o el fruto de un entorno protegido que la favorece frente a los rivales extranjeros?

La respuesta corta es que las dos cosas pesan, pero más la segunda. Las sanciones estadounidenses de 2023 y 2024 bloquearon el acceso de China a chips avanzados de Nvidia y AMD, y Pekín reaccionó con una instrucción clara: comprar en casa. En un mercado sellado por decisión política, Cambricon no necesitó ser mejor que Nvidia para ganar terreno, solo estar disponible cuando la demanda apretaba. Con ese viento de cola, su inventario acumulado por 2.760 millones de yuanes dejó de ser un quebradero de cabeza para convertirse en palanca comercial: algunos clientes han llegado a pagar hasta un 30% extra a cambio de entrega inmediata.

Quién es Chen Tianshi y qué hay detrás de su meteórico ascenso

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Nacido en 1985 en Nanchang (Jiangxi), Chen Tianshi creció entre la ingeniería de su padre y la docencia de su madre. Fue admitido de adolescente en la Escuela para Jóvenes Superdotados de la USTC (Universidad de Ciencia y Tecnología de China), junto a su hermano mayor, Chen Yunji. Entró en la universidad antes de terminar la secundaria, se licenció en matemáticas aplicadas en 2005, completó un máster en 2007 y un doctorado en ciencias de la computación en 2010, todo antes de cumplir 25 años.

Tras su etapa en la Academia China de Ciencias, los hermanos se hicieron un nombre con investigaciones punteras en aceleradores de IA, como el proyecto DianNao en 2014. Cambricon nació como empresa en 2016, con apoyo estatal y fuertes lazos académicos, y dio su primer golpe sobre la mesa en 2017 con el Cambricon-1A, un chip que inauguró su hoja de ruta comercial y atrajo a Huawei como cliente temprano.

Su relación con Huawei fue clave en el arranque: la tecnología de Cambricon reforzó las capacidades de IA del Mate 10 en 2017. Pero en 2019 el gigante de telecomunicaciones cortó de raíz el 95% del negocio de Cambricon para centrarse en sus propios semiconductores. Aquello dejó a la joven firma contra las cuerdas y marcó un antes y un después en su estrategia.

A partir de ahí, la historia de Chen cambió de signo gracias a un factor externo: la política. Las restricciones de Estados Unidos estrecharon el paso a los chips extranjeros de alto rendimiento y China respondió con un mercado de facto cautivo para proveedores locales. Con una participación de aproximadamente el 28% en Cambricon, el patrimonio de Chen se ha más que duplicado hasta 22.500 millones de dólares, lo que lo sitúa entre los multimillonarios menores de 40 años más ricos del planeta, solo por detrás de herederos como Lukas Walton o Mark Mateschitz.

Del batacazo con Huawei al refugio del mercado protegido

El vuelco llega tras una cadena de hitos regulatorios. En 2022, el Departamento de Comercio de EE. UU. incluyó a Cambricon en la lista de entidades, limitando su acceso a tecnología occidental avanzada. En 2023 y 2024 se endurecieron los controles de exportación para impedir la venta a China de chips de IA de gama alta de Nvidia y AMD. Mientras, el regulador chino y los ministerios competentes impulsaron directrices para evitar, especialmente en usos gubernamentales, procesadores como el H20 de Nvidia.

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Paralelamente, se intensificó el mensaje político de “comprar local” y se estableció que los centros de datos del Estado utilizaran al menos un 50% de circuitos integrados chinos. Esa mezcla de prohibiciones y mandatos creó un vacío que empresas como Cambricon llenaron con rapidez, apoyadas además por la urgencia de grandes clientes nacionales.

El tirón de demanda se notó en la cuenta de resultados y en la bolsa. ByteDance ha sido uno de los compradores relevantes, mientras que señales positivas de la comunidad de IA local, como la compatibilidad con modelos de DeepSeek, reforzaron la confianza. Las acciones de Cambricon marcaron máximos históricos en Shanghái en torno a 1.438 yuanes, tras un mes de fuertes alzas. En 2024 multiplicaron por cinco (subida cercana al 400%) y este año volvieron a duplicarse, elevando su capitalización hasta niveles que rondan los 80.000 millones de euros en algunos tramos.

El contraste con gigantes mundiales es llamativo. La compañía alcanzó una capitalización de 558.000 millones de yuanes (unos 68.000 millones de dólares), aproximadamente un 60% menos que Intel; sin embargo, genera en torno al 1,6% de los ingresos del veterano fabricante estadounidense. Es decir, lo que compran muchos inversores no son los fundamentales actuales, sino la expectativa de que el mercado doméstico —por diseño— sostenga el crecimiento de Cambricon.

La propia empresa trató de enfriar los ánimos. En agosto, con el precio disparado más del 130% en un mes, emitió una advertencia de que la cotización se había desviado considerablemente de los fundamentales y que los inversores podrían afrontar riesgos sustanciales. Cuando una compañía reconoce que su valoración se ha despegado de la realidad operativa, conviene tomar nota.

Cifras que impresionan: ingresos, beneficios y mensajes al mercado

Los números recientes explican parte del fervor. En la primera mitad del ejercicio, Cambricon registró ingresos operativos de 2.880 millones de yuanes (unos 346 millones de euros), un salto del 4.347% interanual. En otras comunicaciones del mismo periodo se redondeó la cifra a 2.900 millones de yuanes, reflejando el mismo orden de magnitud del crecimiento.

El beneficio neto en esos seis meses ascendió a 1.037 millones de yuanes (aprox. 124 millones de euros), tras haber perdido 533 millones un año antes. En dólares, distintas fuentes sitúan el semestre en torno a los 140 millones de beneficio sobre unos 400 millones de ingresos, consolidando un resultado récord para la compañía.

Cambricon aclaró que no cumplía las condiciones para repartir dividendo en efectivo en ese momento. La dirección subrayó que el valor a largo plazo pasa por priorizar liderazgo tecnológico, competitividad de producto y expansión, con colaboraciones técnicas reforzadas en áreas de frontera como los grandes modelos.

Conviene ponerlo en contexto. En el mismo horizonte temporal, Nvidia movía cifras de facturación que rondaban los 45.000 millones de dólares en un trimestre como el de abril-junio, con beneficios récord, pese a sus problemas para comercializar en China. La diferencia de escala es abismal, pero la demanda local cautiva ha permitido a Cambricon salir por primera vez de los números rojos en un trimestre (cuarto trimestre de 2024) desde su salida a bolsa en 2020.

Además del tirón de ingresos, el inventario acumulado por 2.760 millones de yuanes —que en un mercado abierto sería una amenaza— se convirtió en ventaja negociadora en un entorno de escasez de chips extranjeros. Hay clientes dispuestos a pagar primas de hasta el 30% por acortar plazos, lo que contribuye a mejorar márgenes de forma oportunista.

Qué fabrica Cambricon y dónde están sus límites

El catálogo de Cambricon se articula en torno a dos familias: las MLU (Machine Learning Unit) y la serie Siyuan. En la práctica, su propuesta es un stack de hardware y software para cargas de IA que van desde la inferencia en la nube al edge, con una plataforma propia —Neuware— para programar y optimizar los modelos.

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La realidad tecnológica marca la pauta. Los chips de Cambricon rinden bien en inferencia, pero les falta escalabilidad para el entrenamiento de modelos de gran tamaño, la fase más intensiva en cómputo. La referencia del sector, Nvidia, no vende solo silicio: vende una pila completa de hardware + software + bibliotecas y el ecosistema CUDA, que expertos describen como “extraordinariamente difícil de replicar deprisa”.

En comparación con otras alternativas locales, Cambricon trata de diferenciarse por la rapidez de evolución de su software. Neuware se percibe más sencillo de adoptar que CANN (Compute Architecture for Neural Networks) de Huawei, según analistas del sector, lo que está ayudando a ganar tracción entre desarrolladores chinos.

En el plano de producto, el Siyuan 590 está varios años por detrás del A100 de Nvidia, pero la hoja de ruta apunta más alto: la industria china da por hecho que el futuro Siyuan 690 aspira a moverse en rangos comparables al H100 en determinadas cargas, al menos como objetivo. La compañía, además, ha recibido luz verde para recaudar 560 millones de dólares destinados al diseño de cuatro chips orientados tanto a entrenamiento como a inferencia y al desarrollo de una alternativa local a CUDA.

La compatibilidad con los principales modelos domésticos es parte de su propuesta. Cambricon asegura soporte para DeepSeek, Qwen (Alibaba) y Hunyuan (Tencent), entre otros, lo que refuerza su posición como proveedor de referencia para la transición hacia hardware nacional en los centros de datos.

Competidores locales, señales regulatorias y la guerra por la pila de IA

El ecosistema chino de aceleradores para IA se ha densificado a toda velocidad. Además de Huawei (Ascend), compiten actores como StepFun (Tencent), Infinigence AI, SiliconFlow (de órbita Huawei), MetaX, Biren Technology, Enflame, Iluvatar CoreX o Moore Threads. Algunas, como MetaX y Moore Threads, avanzan hacia su salida a bolsa en China; Biren e Iluvatar CoreX preparan el salto en Hong Kong.

En paralelo, el Gobierno ha dejado claras sus preferencias: comprar local y minimizar la dependencia de Nvidia. Reguladores chinos han trasladado advertencias a empresas nacionales para que eviten chips del fabricante estadounidense, con alegaciones de “puertas traseras” y fallos de seguridad que Nvidia niega. El mensaje político cala y orienta el gasto, especialmente en sectores públicos y estratégicos.

La lucha no es únicamente entre proveedores; es un pulso de ecosistemas. Nvidia conserva la ventaja de un entorno CUDA maduro y omnipresente, del que depende gran parte del software de IA. Cambricon, Huawei y otros apuestan por acelerar sus toolchains para minimizar fricciones de migración. Mientras tanto, alianzas industriales en China —con pesos pesados como Tencent, Huawei, Biren, Moore Threads, Infinigence e incluso la propia Cambricon— empujan hacia la autosuficiencia.

También divergen las estrategias. En EE. UU., las big tech destinan enormes presupuestos a la IA generativa a gran escala; en China, según las directrices oficiales, se prioriza un enfoque más pragmático y aplicado, orientado a casos de uso que creen valor inmediato en empresas y administraciones. Esa diferencia de énfasis condiciona la demanda de hardware y el tipo de optimizaciones que se buscan.

Por el camino, la política comercial de Washington ha tenido efectos colaterales. Tras prohibir la venta del H20 en China y matizar después el veto, se estableció que Nvidia deberá compartir el 15% de los ingresos de ventas en el país con el Gobierno de EE. UU., a la vez que Pekín incentiva a sus compañías a optar por proveedores nacionales. El resultado: mercados cautivos para los locales, pero también un aislamiento técnico que exige cerrar la brecha con mayor I+D.

Hechos, comparaciones y señales para el inversor

Si ponemos los datos uno al lado del otro, la fotografía queda así:

  • +765% en bolsa en 24 meses y picos diarios que han llevado la acción a alrededor de 1.438 yuanes.
  • Ingresos semestrales de ~2.880–2.900 millones de yuanes, con un crecimiento interanual del 4.347%.
  • Beneficio neto de ~1.037 millones de yuanes en el mismo periodo y primer beneficio trimestral desde el IPO en el 4T de 2024.
  • Inventario: 2.760 millones de yuanes convertido en ventaja negociadora con primas de hasta el 30%.
  • Capitalización: 558.000 millones de yuanes, con ingresos que equivalen a ~1,6% de los de Intel.
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En términos cualitativos, los analistas están divididos. Para voces como Shen Meng (Chanson & Co.), el crecimiento explosivo parte de una base muy baja y la valoración podría estar inflada sin apoyo político sostenido. Otros, como Shuman Ghosemajumder (Reken), advierten de la volatilidad: el sector precisará tiempo para descifrar cuánto hardware es realmente necesario para hacer útiles los modelos generativos y cuánto hay de expectativas sobredimensionadas.

Desde la trinchera técnica, investigadores como Sunny Cheung (Jamestown Foundation) recuerdan que la “ventaja Nvidia” no es un chip, sino la suma de la pila y su comunidad. Replicar CUDA con rapidez es extremadamente difícil, y ahí radican las mayores barreras de entrada. Cambricon y Huawei compiten acelerando software (Neuware y CANN), pero la compatibilidad, el rendimiento real y la productividad de desarrolladores decantarán adopciones.

¿Qué puede salir mal (o bien) a partir de ahora?

El primer riesgo es el que todos piensan: la política. Si se relajan las restricciones estadounidenses o si se abren resquicios que permitan a las tecnológicas chinas acceder de nuevo a chips de Nvidia con menos fricción, la ventaja coyuntural se estrechará. El segundo riesgo está en casa: Huawei ya es un contendiente serio, y la pluralidad de actores (Biren, Moore Threads, MetaX, Iluvatar, Enflame, etc.) puede fragmentar la demanda local.

También hay un riesgo financiero clásico: la exuberancia. Las propias advertencias de Cambricon sobre la “desviación” de su cotización respecto a los fundamentales son un toque de atención. En mercados protegidos las valoraciones pueden inflarse rápido, pero sostenerlas a medio plazo exige convertir el momentum en cuota sólida y márgenes que no dependan de primas coyunturales por escasez.

En lo tecnológico, el reto está en el entrenamiento de modelos. Para competir en la liga mayor, Cambricon necesita cerrar la brecha en escalabilidad, mejorar interconexiones, software de orquestación y ecosistema de bibliotecas, al tiempo que optimiza consumo y coste total de propiedad. La hoja de ruta con Siyuan 690 y la financiación para cuatro nuevos diseños es un paso, pero el listón lo marca Nvidia con una cadencia de producto muy exigente.

Hay, sin embargo, escenarios positivos. Si el mandato de compra local se mantiene, si Neuware sigue mejorando la portabilidad de modelos locales (DeepSeek, Qwen, Hunyuan) y si el rendimiento real de los nuevos chips acompaña, Cambricon puede consolidarse como estándar de facto en una parte sustancial del mercado chino de centros de datos y edge, con ingresos más estables y contratos de mayor duración.

La gran incógnita es el tiempo. La historia reciente muestra que el favor político puede elevar a campeones nacionales a mucha velocidad, pero no siempre sostiene ventajas décadas. Cuando el proteccionismo deja de ser suficiente, decide la ingeniería: rendimiento sostenido, ecosistema y coste.

Mirando el cuadro completo, Cambricon encarna el nuevo orden de la tecnología en China: una empresa que crece a lomos de sanciones ajenas y apoyo propio, que progresa mucho en inferencia pero todavía persigue a Nvidia en entrenamiento, que ostenta cifras espectaculares y, a la vez, reconoce públicamente los riesgos. Si el grifo regulatorio sigue abierto y el software propio cuaja, su papel como pilar del hardware de IA chino se afianzará; si cambian los vientos o rivales domésticos ganan músculo, el castillo levantado sobre arena política puede necesitar cimientos más profundos.

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