- Un reset coloca la CPU en un estado conocido y la envía a un vector de reinicio, desde donde el firmware inicializa el sistema.
- El hard reset interrumpe bruscamente la ejecución, mientras que el soft reset cierra procesos y vacía buffers de forma segura.
- Resetear la BIOS (Clear CMOS) restaura la configuración de la placa base, pero no borra datos del disco ni el sistema operativo.
- Resetear y formatear son conceptos distintos: el primero reinicia o restaura ajustes, el segundo borra o prepara las unidades.
Cuando el ordenador se cuelga, va a tirones o un programa no responde, lo habitual es escuchar eso de: «prueba a reiniciar a ver si se arregla». Y la mayoría de las veces, como por arte de magia, funciona. Pero detrás de ese gesto tan cotidiano hay mucha más chicha técnica de la que parece: desde lo que hace la CPU internamente al recibir la señal de reset hasta cómo reaccionan el firmware, el sistema operativo y los dispositivos de almacenamiento.
Para entender de verdad qué ocurre en una CPU cuando se produce un reset vamos a repasar qué es exactamente un reinicio, qué tipos hay (a nivel de hardware, de software, de placa base, de sistema operativo…), por qué a veces arregla problemas y en qué casos puede provocar corrupción de datos o pérdida de configuración. De paso aclararemos el eterno lío entre resetear y formatear, y desmontaremos de dónde sale el mito de «apagar de golpe rompe el ordenador».
Qué es un reset o reinicio en Informática
En términos técnicos, un reset es la acción de devolver un sistema informático a un estado inicial conocido, interrumpiendo lo que estuviera haciendo y arrancando de nuevo desde cero. Puede producirse de forma intencionada (pulsas un botón, eliges «Reiniciar» en el menú) o por un fallo (corte de luz, cuelgue grave, watchdog, etc.).
Cuando se reinicia un PC o un dispositivo, se detiene la ejecución de código actual y se hace que la CPU empiece a ejecutar instrucciones desde una dirección de memoria concreta, conocida como vector de reset o reset vector. A partir de ahí, el firmware (BIOS o UEFI en un PC) se encarga de las primeras tareas de inicialización y, en última instancia, de arrancar el sistema operativo.
Conviene distinguir bien entre reinicio en frío y reinicio en caliente, porque no siempre se hace exactamente el mismo recorrido interno:
- Reinicio en frío (cold reboot): se apaga físicamente la alimentación del equipo y se vuelve a encender. El hardware parte de cero, se ejecutan de nuevo las rutinas de arranque completas, como las pruebas POST del firmware, y se carga el gestor de arranque y luego el sistema operativo.
- Reinicio en caliente (hot reboot): el sistema se reinicia sin cortar del todo la alimentación. En muchas plataformas se puede saltar parte del proceso de comprobación de hardware, o incluso reiniciar solo el procesador o subsistemas concretos, aunque para el usuario tenga el mismo aspecto de «se ha apagado y encendido».
Fuera del mundo del PC tradicional, otras arquitecturas pueden tener secuencias de reset muy diferentes. En placas como Raspberry Pi, por ejemplo, no hay BIOS/UEFI clásica, y el arranque depende directamente del SoC y del contenido de la tarjeta SD o memoria flash.
Qué pasa dentro de la CPU cuando se produce un reset

Cuando hablamos de «darle al reset» solemos pensar en un simple apagar/encender, pero a nivel de procesador ocurre algo muy concreto: la CPU recibe una señal de reset por uno de sus pines dedicados (en arquitecturas como x86 existe literalmente un pin RESET conectado al circuito de reset de la placa base).
Ese circuito genera una transición de nivel lógico (normalmente pone la señal a un estado activo durante un tiempo mínimo). Mientras la señal está activa, la CPU permanece detenida. Cuando el reset se libera, el procesador arranca siguiendo una secuencia fija de inicialización interna.
Lo primero que hace el procesador es poner todos sus registros en valores conocidos, descartando completamente el contenido que pudieran tener antes del reset. En la familia x86 clásica (procesadores Intel y AMD compatibles), tras un reset los registros de segmento y el contador de programa toman valores muy concretos, por ejemplo:
- CS = 0xFFFF
- IP = 0x0000
- DS = 0x0000
- ES = 0x0000
- SS = 0x0000
La dirección de la primera instrucción que ejecutará la CPU se calcula a partir de CS:IP usando el modo de direccionamiento real de x86: (CS << 4) + IP. Sustituyendo los valores anteriores, obtenemos:
Dirección inicial = (0xFFFF << 4) + 0x0000 = 0xFFFF0
En esa dirección de memoria (0xFFFF0) se encuentra una instrucción muy simple, normalmente un JMP que redirige la ejecución al código principal del firmware (BIOS o UEFI). A ese punto de entrada se le llama vector de reset, y es clave para que la CPU empiece siempre en el sitio correcto y no se ponga a ejecutar basura al azar en memoria.
En otras arquitecturas, la idea es la misma pero la dirección cambia. Tras el reset, el procesador toma un valor fijo de PC (program counter) y salta ahí:
- ARM: típicamente usa direcciones como 0xFFFF0000 para el vector de reset.
- MIPS: arranca en una dirección virtual como 0xBFC00000, situada al final del espacio de memoria.
- PowerPC / POWER: emplea un vector de reinicio en 0x00000100 (32 bits) o 0x0000000000000100 (64 bits).
- SPARC: en versiones antiguas (SPARCv8) el reset vector era 0x00000000; en SPARCv9 se usa 0x20, y además existen vectores adicionales para casos como reinicio por watchdog, reinicio externo o por software.
La moraleja es que, tras un reset, la CPU arranca siempre desde una dirección muy concreta y en un estado interno predecible. A partir de ahí, ya es trabajo del firmware inicializar memorias, buses, dispositivos, comprobar hardware (POST) y entregar el control al gestor de arranque del sistema operativo.
Tipos de reset: hardware, software y reinicios a nivel de placa
En el lenguaje del día a día usamos «resetear» para todo, pero en realidad conviene separar varios conceptos, porque no es lo mismo un hard reset que un soft reset, ni tiene nada que ver «resetear la BIOS» con «reiniciar Windows».
Hard reset o reset por hardware
Un hard reset es el reinicio que se origina mediante una acción física sobre el hardware: pulsar el botón de reset de la caja, mantener pulsado el botón de encendido hasta que se apaga, desconectar la fuente o quitar el cable de alimentación.
En este tipo de reset, el sistema no tiene en cuenta en qué punto estaba: da igual que hubiera programas abiertos, datos sin guardar o escrituras pendientes en disco. El equipo se corta en seco y vuelve a arrancar desde el vector de reset cuando se le devuelve la alimentación o se libera la señal de reset.
En procesadores x86 modernos, el botón de reset de la caja está cableado al circuito de reset de la placa base, que a su vez controla el pin RESET de la CPU. Mientras ese pin está activo, el procesador no ejecuta nada; al desactivarse, realiza la inicialización que hemos visto y salta al firmware.
Este tipo de apagado forzado es muy efectivo cuando el sistema está completamente colgado y no responde a ningún comando, pero no es recomendable usarlo como método habitual, porque aumenta el riesgo de corromper datos (especialmente si pilla al sistema operativo escribiendo en disco o modificando ficheros críticos).
Soft reset o reinicio por software
Un soft reset es el reinicio que se realiza desde el propio sistema operativo: eliges «Reiniciar» en el menú de apagado, ejecutas un comando como shutdown -r en Windows o un reboot en Linux, o usas una opción equivalente en otros sistemas.
En este caso, antes de llegar al punto donde la CPU ve la señal de reset, el sistema operativo se encarga de cerrar aplicaciones, detener servicios, vaciar los buffers de escritura, completar operaciones de entrada/salida pendientes y desmontar sistemas de archivos de forma ordenada.
Por eso, aunque pueda tardar unos segundos más, es mucho más seguro que un apagado brusco. El riesgo de corrupción de archivos o de que la instalación del sistema quede inservible baja muchísimo, precisamente porque todo el software tiene ocasión de «recoger» antes de apagar la luz.
Eso sí, si el sistema operativo está tan bloqueado que no responde al teclado, al ratón ni a nada, puede que no sea posible hacer un soft reset y no quede más remedio que pasar al hard reset físico.
Reset y BIOS/UEFI: reiniciar no es lo mismo que Clear CMOS
En las placas base modernas aparecen conceptos como resetear la BIOS, Clear CMOS o «cargar valores por defecto». Aquí no estamos hablando de reiniciar el ordenador, sino de restaurar la configuración del firmware de la placa a su estado de fábrica.
Cuando pulsas el botón de reset de la caja del PC o seleccionas «Reiniciar» desde el sistema operativo, no pierdes tus ajustes de BIOS/UEFI. El firmware seguirá recordando tu configuración de arranque, tu perfil de overclock o los voltajes personalizados.
Para borrar esa configuración y devolverla al estado inicial hay que usar mecanismos específicos, como:
- El botón o pin de Clear CMOS en la placa base.
- La opción «Load Optimized Defaults» o «Restaurar valores de fábrica» dentro del propio menú de la BIOS/UEFI.
- En algunos casos, retirar la pila de la placa base durante un tiempo determinado para vaciar el contenido de la memoria CMOS.
Al hacer esto, la placa base pierde ajustes importantes como el orden de arranque, el overclock, perfiles guardados o pequeños cambios de compatibilidad, y vuelve a la configuración estándar que trae de fábrica.
Qué consecuencias tiene resetear la BIOS o la placa base
Cuando haces un Clear CMOS o un reset profundo de la BIOS/UEFI, no tocas datos del disco duro ni el sistema operativo, pero sí pierdes todas las personalizaciones de la placa base. Esto afecta especialmente si habías invertido tiempo en afinar la configuración.
Entre las cosas que se pierden al resetear la BIOS destacan:
- Overclock: todos los parámetros de CPU, memoria y voltajes que hubieras tocado vuelven a los valores estándar. Si habías llegado a una configuración estable tras muchas pruebas, tendrás que introducirla de nuevo o cargarla desde un perfil guardado, si tu placa lo permite.
- Prioridad de arranque: la lista de unidades de arranque se resetea. Suele ser un ajuste rápido de rehacer, pero, por ejemplo, un equipo puede dejar de arrancar desde un SSD si la BIOS vuelve a priorizar un disco distinto.
- Perfiles y presets: muchos firmwares permiten guardar varios perfiles de configuración. Un Clear CMOS puede borrar esos perfiles, obligándote a reconstruirlos desde cero.
- Ajustes finos diversos: tamaños de memoria de vídeo integrada, modos de compatibilidad, comportamiento de puertos SATA/NVMe, etc. Todo vuelve al modo recomendado por el fabricante.
- Fecha y hora: se desconfiguran y vuelven a un valor predefinido. No suele ser grave, y si el sistema se conecta a Internet, suele corregirse automáticamente.
Resetear la BIOS es una herramienta muy útil cuando un cambio de configuración deja el PC inestable o directamente impide que arranque, pero tiene un precio en forma de tiempo invertido en reconfigurar todo. Por eso, antes de llegar a este punto, siempre compensa intentar soluciones menos drásticas.
Resetear vs formatear: no es lo mismo
En el lenguaje informal muchas personas usan «resetear» como sinónimo de «formatear», pero en Informática son cosas muy distintas. Conviene separar bien ambos conceptos para no tomar decisiones más agresivas de lo necesario.
Cuando hablamos de resetear en el contexto de un PC convencional, suele significar reiniciar el sistema o devolver una configuración a su estado inicial sin borrar el contenido de los discos (por ejemplo, resetear la BIOS, reiniciar el sistema operativo, restablecer ciertos ajustes).
En cambio, formatear un disco duro, SSD o partición implica eliminar o preparar la unidad para un uso nuevo. Dependiendo del tipo de formateo, se puede:
- Borrar completamente todo el contenido y estructuras de datos (formateo completo o de bajo nivel en contextos más antiguos).
- Reinicializar las estructuras del sistema de archivos (formateo de alto nivel), invalidando las referencias a los datos existentes, aunque en muchos casos estos sigan físicamente en el soporte hasta ser sobrescritos.
- Reinstalar el sistema operativo desde cero, con o sin conservar algunos datos de usuario, pero siempre rompiendo el estado anterior del sistema.
Coloquialmente, en móviles Android o iOS se habla a veces de hard reset para referirse a dejar el teléfono «de fábrica», es decir, borrando todas las apps y datos personales.
Si trasladamos esa forma de hablar al PC, parece que «hard reset» equivalga a dejar el ordenador como nuevo, cuando en realidad, en el mundo del PC, suele referirse más bien a un reinicio físico forzado. Por su parte, formatear sigue siendo algo relacionado con el contenido de la unidad de almacenamiento, no con un simple reinicio de la CPU.
¿De verdad se rompe el ordenador por apagarlo de golpe?
Durante años ha circulado la idea de que apagar el PC de golpe, quitar el cable o pulsar reset podía «romper el hardware», sobre todo el disco duro. Esta advertencia tenía bastante sentido en los primeros tiempos de la informática personal.
En los discos duros antiguos, el proceso de apagado incluía parquear las cabezas de lectura/escritura en una zona segura del plato. Esa maniobra se ordenaba desde software cuando el sistema se apagaba correctamente, y era habitual escuchar el típico «clank» del aparcamiento de cabezales antes de ver el mensaje de «ya puede apagar su equipo» en sistemas como Windows 3.1 o Windows 95.
Si cortabas la alimentación de golpe, podías pillar al disco con las cabezas sobre la zona de datos y, en determinadas circunstancias, producir daños físicos (rayar platos, dejar sectores defectuosos, etc.). De ahí viene gran parte del «no apagues de la fuente que te vas a cargar el disco».
En los discos modernos, tanto mecánicos como SSD, esto ha cambiado mucho. Los discos duros actuales incorporan sistemas de protección que, ante una caída de energía, usan la inercia del giro y circuitos específicos para aparcar automáticamente las cabezas.
Por tanto, hoy en día, un corte de luz puntual o un reset brusco no suele suponer un riesgo físico grave para el disco duro. El problema principal ya no es tanto mecánico como lógico: la posible corrupción de datos.
El verdadero riesgo del reset brusco: el software
Cuando apagas un equipo a lo bestia justo en el momento en que el sistema operativo está escribiendo datos en el registro, actualizando archivos del sistema, modificando estructuras del sistema de archivos o instalando actualizaciones, sí se puede liar una buena a nivel lógico.
Los sistemas de archivos modernos (NTFS, ext4, APFS, etc.) y los propios sistemas operativos integran mecanismos para minimizar daños: journaling, comprobaciones de integridad, recuperación tras apagado inesperado, etc. Pero aun así, si la mala suerte se alinea, puedes acabar con:
- Archivos de usuario corruptos o incompletos.
- Entradas inconsistentes en el sistema de archivos (que obligan a reparaciones tipo chkdsk/fsck).
- Un sistema operativo que ya no arranca porque se ha roto un archivo crítico.
En resumen, aunque la probabilidad de «matar» físicamente un disco por apagar de golpe es hoy muy baja, la posibilidad de provocar un desastre lógico en el sistema operativo sigue ahí. Por eso, salvo emergencia, siempre es mejor recurrir primero al soft reset ordenado.
¿Por qué reiniciar arregla tantos problemas de software?
Cuando un PC empieza a ir lento, a lanzar errores raros o a comportarse de forma errática, una de las primeras cosas que se recomiendan es reiniciar el sistema. Y no es un consejo vacío: hay razones técnicas sólidas que explican por qué funciona tan a menudo.
A lo largo del tiempo, los procesos del sistema operativo van consumiendo memoria, abriendo archivos, creando hilos y manejando recursos de hardware. En teoría, el propio sistema se encarga de limpiar y reciclar todo lo que ya no se usa. En la práctica, bugs en programas, drivers mal escritos o simples acumulaciones de tareas pueden dejar el sistema en un estado menos que ideal.
Cuando reinicias de forma ordenada:
- Se cierran todos los procesos y se liberan las regiones de memoria asociadas.
- Se reinicializan controladores y dispositivos de hardware.
- Se rehacen estructuras internas de gestión de memoria, E/S, ficheros, etc.
- Se aplican cambios de configuración o actualizaciones pendientes que requieren un reinicio para completarse.
Esa «puesta a cero» lógica suele bastar para eliminar estados intermedios raros, pequeñas fugas de memoria o inconsistencias temporales. Por eso, aunque suene simplón, reiniciar es una herramienta muy útil para descartar problemas antes de meterse a diagnosticar hardware o software a fondo.
Eso sí, no es la solución mágica para todo. Si, tras varios reinicios hechos correctamente, el error sigue apareciendo, lo más probable es que detrás haya un problema más profundo de hardware (RAM defectuosa, disco fallando, sobrecalentamiento) o un fallo serio de software que requiere intervención especializada.