Requisitos de hardware de un PC para trabajar con escáner 3D

Última actualización: noviembre 26, 2025
Autor: Isaac
  • Para trabajar con escáner 3D y captura de realidad es clave equilibrar CPU, GPU, RAM y almacenamiento según el tipo de escaneo y el software usado.
  • Las aplicaciones profesionales requieren al menos 32 GB de RAM, SSD NVMe rápido y GPUs NVIDIA RTX, con configuraciones de 64–128 GB para proyectos grandes.
  • Workstations de gama media-alta con procesadores potentes y gráficas RTX permiten manejar fotogrametría, LiDAR y nubes de puntos sin cuellos de botella críticos.
  • La combinación de buen hardware local con procesamiento en la nube e IA optimiza flujos de trabajo complejos en AEC, cartografía, industria y medio ambiente.

PC para trabajar con escáner 3D

Montar o elegir un PC para trabajar cómodo con un escáner 3D no es tan sencillo como mirar dos o tres números del procesador y de la gráfica. Cuando empiezas con nubes de puntos, fotogrametría, LiDAR o escáneres de luz estructurada, descubres rápido lo que es vivir mirando barras de progreso, sin saber si el programa sigue calculando o si se ha colgado. Buena parte de esa frustración se soluciona entendiendo qué componentes marcan de verdad la diferencia.

Los requisitos de hardware para escáner 3D y captura de realidad dependen del tipo de escaneo (objetos pequeños, edificios, paisajes, dental, industrial, etc.) y del software que utilices: aplicaciones propietarias del escáner, programas de captura de realidad como RealityCapture, software de postprocesado como MeshLab, SolidWorks, FARO SCENE, nubes de puntos, BIM, GIS… La clave está en equilibrar CPU, GPU, RAM y almacenamiento para que el sistema no se estrangule en el peor momento.

Qué es la captura de realidad y por qué tu PC importa tanto

La captura de realidad es el proceso de convertir el mundo físico en modelos digitales 3D mediante distintas tecnologías: fotogrametría (muchas fotos que se reconstruyen en 3D), escaneo láser, sensores LiDAR, escáneres de luz estructurada o cámaras de profundidad. De ahí salen mallas, nubes de puntos o gemelos digitales que luego pasan a flujos BIM, CAD, control de calidad, patrimonio, videojuegos o realidad virtual.

En sectores como arquitectura, ingeniería, construcción, cartografía o diseño de producto, se usan estos modelos para levantar edificios existentes, supervisar obras, planificar infraestructuras, hacer ingeniería inversa o documentar patrimonio. En entretenimiento y VR se emplean para crear escenarios hiperrealistas, mientras que en entornos industriales sirven para analizar plantas, líneas de producción o instalaciones complejas.

Todo este tinglado se sostiene sobre dos patas: hardware de captura y hardware de procesamiento. Por un lado están cámaras, escáneres láser terrestres y móviles, LiDAR embarcado en drones o aviones, e incluso escáneres intraorales o de sobremesa. Por otro, necesitas un ordenador que pueda tragar millones o miles de millones de puntos sin arrastrarse.

Elegir bien la configuración del PC marca la diferencia entre un flujo de trabajo fluido y perder horas esperando a que termine una reconstrucción, un registro de nubes o un texturizado. Ahí es donde entran en juego CPU, GPU, memoria RAM, almacenamiento, refrigeración, fuente de alimentación, monitores e incluso el propio sistema operativo.

Hardware para captura de realidad 3D

Dispositivos de captura: cámaras, escáneres láser, drones y escáneres especializados

Antes de hablar del PC, conviene entender el tipo de datos que vas a generar, porque no es lo mismo manejar unas pocas docenas de fotos de un objeto pequeño que un vuelo fotogramétrico completo con drones o un levantamiento con LiDAR móvil. Según lo que uses, la carga sobre la estación de trabajo cambia radicalmente.

Cámaras para fotogrametría y captura de textura

En fotogrametría, las cámaras RGB convencionales siguen siendo el caballo de batalla. Se toman muchas imágenes superpuestas y el software reconstruye el volumen. Aquí el detalle del modelo depende en gran medida de la resolución del sensor y la calidad de la óptica.

Para trabajos serios de captura de realidad se suele recomendar un mínimo de 24 megapíxeles, mientras que para objetos complejos, fachadas cargadas de detalles o grandes monumentos es habitual ir a sensores entre 36 y 50 megapíxeles. A mayor resolución, más información geométrica obtiene el software… y más exigente se vuelve tu PC.

Es fundamental que la cámara ofrezca controles manuales completos (apertura, velocidad, ISO) y compatibilidad con formato RAW, de forma que puedas mantener exposición y color homogéneos en todas las tomas. Los objetivos fijos (por ejemplo, un 50 mm fijo) suelen dar menos distorsión que los zoom, lo que facilita que el software alinee las fotos con precisión.

En entornos más específicos se emplean cámaras térmicas o multiespectrales (monitorización ambiental, agricultura de precisión) y cámaras 360º para recorridos inmersivos o VR. Todas ellas generan imágenes que luego acabarán procesándose en tu estación de trabajo, así que la carga vuelve a tu PC.

Escáneres láser y sensores LiDAR

Los escáneres láser generan directamente nubes de puntos 3D disparando pulsos de láser y midiendo el tiempo de retorno. Los hay terrestres de trípode (TLS), móviles (MLS) y aerotransportados montados en drones o aeronaves. Estos sistemas son la base de muchos flujos BIM, topográficos e industriales.

Un escáner láser terrestre de alta gama puede generar millones de puntos por segundo, lo que se traduce en archivos masivos que luego hay que registrar, limpiar y segmentar. Programas como FARO SCENE, por ejemplo, tienen requisitos de hardware muy concretos y recomiendan comprobar siempre las especificaciones mínimas y máximas antes de instalar la última versión.

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En planificación urbana, gestión de infraestructuras y patrimonio, el LiDAR aerotransportado permite levantar grandes extensiones sin desplegar demasiada gente sobre el terreno. La contrapartida es que el tamaño de los datasets crece y tu estación de trabajo tiene que estar preparada para ello.

Drones para fotogrametría y mapeo

Los drones han democratizado la captura de realidad aérea. Con ellos puedes cubrir grandes superficies en poco tiempo, ya sea para construcción, ordenación del territorio, estudios ambientales o agricultura.

Al elegir un dron para estos usos, conviene fijarse en la estabilidad de vuelo y la precisión del GPS, idealmente con sistemas RTK para posicionamiento centimétrico. También importan la capacidad de carga (para soportar cámaras o LiDAR más pesados), la autonomía y la posibilidad de programar vuelos automáticos.

Con drones de ala fija tipo eBee X se alcanzan tiempos de vuelo de hasta 90 minutos, algo muy útil para cartografía a gran escala. En inspecciones de infraestructura o emergencias, plataformas como DJI Mavic 3 Enterprise o Matrice 300 RTK se usan con cámaras zoom y sensores térmicos, generando datos que tu PC tendrá que procesar después.

Escáneres especializados: dental, intraoral y de sobremesa

En campos como odontología o ingeniería de detalle se usan escáneres 3D muy específicos, por ejemplo intraorales o de sobremesa de alta precisión. Suelen venir con software propietario muy optimizado, pero también muy exigente con la configuración del ordenador.

Un ejemplo típico son suites como IntraolScan V3.0.6.4 y versiones posteriores, que definen requisitos estrictos: Windows 10 Professional de 64 bits, al menos 32 GB de RAM recomendados, SSD de 256 GB o más, pantalla Full HD, varios puertos USB 3.0 tipo A y una fuente de alimentación capaz de manejar un rango amplio de voltaje de entrada.

En la parte gráfica suelen exigir exclusivamente tarjetas NVIDIA, recomendando GeForce RTX 3060 o superiores y excluyendo modelos recortados como la serie RTX xx50, así como las futuras RTX 5000 de gama de entrada. En CPU, muchas veces sólo aceptan Intel (por ejemplo, i7-11700H como mínimo, i7-12700H o superior como recomendado) e incluso indican modelos concretos de Intel Core 7 que no deben emplearse con ciertas gráficas.

Requisitos de hardware del PC para escáner 3D y captura de realidad

Configuración de PC para escáner 3D

Una vez tienes claro qué vas a capturar, toca ver qué necesita el ordenador. El mismo PC no rinde igual con un Shining 3D Einstar y Exstar que con RealityCapture, FARO SCENE o un flujo completo con MeshLab, SolidWorks y BIM. Además, muchos usuarios vienen de portátiles “gaming” de hace años (por ejemplo, un i7-7700HQ con 16 GB de RAM y GTX 1060) y notan que el sistema se les queda corto.

Los cuellos de botella típicos en escaneo y procesamiento 3D son: falta de RAM, disco lento, GPU insuficiente o CPU con pocos núcleos efectivos. La sensación de que el programa “se ha colgado” suele venir de ahí, no tanto del software en sí. Un buen diseño de workstation minimiza esa sensación y aprovecha mejor tus horas de trabajo.

CPU: el cerebro que coordina el escaneo y el procesado

La CPU es crucial para tareas de alineación de imágenes, cálculo de geometría y operaciones de un solo hilo. Los software de captura de realidad suelen combinar fases que escalan con muchos núcleos con otras que dependen más de la velocidad por núcleo.

En gamas de consumo alta, procesadores como AMD Ryzen 9 7950X o Intel Core i9 de última generación (por ejemplo, un 14900K con núcleos de rendimiento y de eficiencia) ofrecen un muy buen equilibrio entre número de núcleos y frecuencia. Para cargas extremas (mapeo aéreo gigante, nubes de puntos industriales enormes) entran en juego estaciones con AMD Threadripper de 32 o 64 núcleos o Intel Xeon serie W.

En portátiles y workstations móviles, muchos fabricantes de escáneres recomiendan explícitamente CPUs Intel concretas, como i7-11700H mínimo o i7-12700H en adelante, y últimamente las gamas Ultra 7 y Ultra 9. En esos casos conviene respetar las listas de compatibilidad porque los drivers y el firmware del escáner están probados sobre esas plataformas.

GPU: aceleración CUDA y visualización de mallas y nubes de puntos

La GPU es decisiva en aplicaciones que usan CUDA para reconstrucción 3D, mapas de profundidad y texturizado, como RealityCapture o muchos programas propietarios de escáneres de luz estructurada. También es clave para mover con fluidez mallas y nubes de puntos pesadas en la vista 3D. Identificar la tarjeta gráfica te ayudará a saber si tu equipo cumple los requisitos del software.

Las tarjetas NVIDIA RTX de gama media-alta y alta (3060, 4070 Ti, 4080, 4090, RTX 6000 Ada, etc.) son la apuesta segura hoy en día, tanto en entorno profesional como en workstations de sobremesa. Aportan suficiente VRAM para manejar modelos complejos y mucha potencia de cálculo paralelo.

Hay software que excluye explícitamente ciertos modelos, como las RTX xx50 de entrada o determinadas generaciones futuras que aún no han sido certificadas. Si tu escáner o tu aplicación tiene una tabla de compatibilidades, conviene seguirla al pie de la letra para evitar sorpresas con drivers o cuelgues extraños.

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RAM: el gran olvidado que determina hasta dónde puedes llegar

La memoria RAM es donde se alojan las imágenes, las nubes de puntos y las mallas durante el cálculo. Cuando no hay suficiente, el sistema empieza a tirar del disco como memoria virtual y el rendimiento se desploma.

Para trabajos de entrada con escáneres 3D de escritorio y proyectos pequeños o medios, 32 GB de RAM empiezan a ser el nuevo mínimo razonable. Muchas casas de escáner (por ejemplo en intraoral o dental) ya recomiendan directamente 32 GB o más como configuración preferente.

En flujos profesionales con fotografía aérea, LiDAR denso o proyectos de ingeniería complejos, suele recomendarse 64 GB como base, y no es raro ver estaciones con 128 GB o más en empresas de topografía, AEC o cartografía. Si pretendes procesar escenas gigantes en local, conviene sobredimensionar aquí.

Almacenamiento: SSD NVMe rápido y HDD para archivo

El almacenamiento influye en todo: desde el arranque del sistema hasta la velocidad de carga de proyectos. En captura de realidad se manejan cientos de GB por proyecto, así que un disco lento es sinónimo de cuello de botella.

La configuración más sensata pasa por combinar varios volúmenes: un SSD NVMe rápido (Gen 3 o mejor Gen 4) para sistema operativo y programas, otro SSD NVMe de gran capacidad para proyectos activos y cachés, y uno o varios HDD mecánicos de alta capacidad para archivo y copias de seguridad.

Muchos fabricantes de hardware para escaneo recomiendan como mínimo 256 GB de SSD sólo para el sistema y el software, con espacios libres dedicados tanto a la instalación (por ejemplo, al menos 8 GB) como al almacenamiento de datos de trabajo (20 GB o más por proyecto, aunque en práctica real suele ser muchísimo más).

En entornos profesionales tiene sentido apostar por SSD de 1-2 TB para sistema y 2-4 TB para datos en NVMe, acompañados de discos duros de 10 TB o más para proyectos terminados. El salto de un HDD a un NVMe se nota muchísimo al abrir escenas pesadas o al escribir archivos temporales.

Refrigeración, fuente de alimentación y estabilidad

La estabilidad del sistema es crítica cuando dejas un cálculo de reconstrucción 3D durante horas. Un sobrecalentamiento puntual puede bajar las frecuencias (throttling), alargar los tiempos o incluso provocar cuelgues. Además de una buena refrigeración, existen herramientas de overclocking que permiten ajustar rendimiento y temperaturas de forma controlada.

En sobremesa, los disipadores de aire grandes de doble torre o las líquidas AIO de 240-360 mm mantienen a raya las temperaturas de CPUs potentes tipo Ryzen 9 o i9. En estaciones Threadripper o Xeon avanzadas a veces se recurre a bucles de agua personalizados.

La fuente de alimentación también juega un papel clave. Una PSU de 850 W con certificación alta (Platinum o similar) suele ser suficiente para equipos de gama alta con una sola GPU, mientras que configuraciones con Threadripper o varias gráficas requieren con frecuencia 1000 W o más para evitar picos de consumo peligrosos.

En portátiles y equipos compactos tipo MacBook Air conviene vigilar especialmente la refrigeración. Muchos fabricantes recomiendan modelos con mejor sistema térmico, como MacBook Pro o Mac Mini, o bien añadir una base refrigeradora si se va a trabajar con escaneos largos y exigentes.

Monitores, sistema operativo y periféricos

Trabajar con modelos 3D de alta resolución se agradece muchísimo con un buen monitor. Pantallas IPS 4K de 27-32 pulgadas con buena reproducción de color facilitan la inspección de detalles finos en mallas, ortofotos y nubes de puntos.

Un segundo monitor ayuda a gestionar mejor el flujo de trabajo, dejando las vistas 3D en una pantalla y las herramientas, propiedades, paneles de registro o documentación en la otra. No es obligatorio, pero una vez lo pruebas cuesta volver atrás.

En cuanto al sistema operativo, la mayoría del software de captura y escaneo 3D profesional está orientado a Windows, especialmente en versiones de 64 bits como Windows 10 Pro o Windows 11. Algunos fabricantes recomiendan expresamente Windows 10 Professional 64 bits, mientras que otros ya validan también Windows 11 para aprovechar mejor procesadores multinúcleo.

En entorno Apple, los chips M1, M2, M2 Pro, M1 Max o M4 con 16 GB de RAM o más y SSD de 1 TB se consideran la base para flujos serios de captura de realidad cuando el software está disponible en macOS (por ejemplo, en dental o diseño). Se exige además macOS Ventura 13 o posterior y, en algunos dispositivos, puertos Thunderbolt o USB-C concretos para conectar el escáner.

No hay que olvidar los accesorios “tontos” pero imprescindibles: hubs USB 3.2/USB-C para descargar datos de drones y cámaras, lectores de tarjetas SD/CFexpress rápidos y un SAI (sistema de alimentación ininterrumpida) que evite perder horas de cálculo si se va la luz a mitad de un procesamiento largo.

Workstations recomendadas según tipo de uso con escáner 3D

La mejor forma de aterrizar todos estos requisitos es ver configuraciones tipo orientadas a distintos escenarios: desde quien empieza con un escáner de sobremesa y proyectos pequeños, hasta estudios que trabajan con LiDAR y mapeo aéreo extensivo.

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Configuración de entrada para proyectos pequeños

Para alguien que escanea objetos reducidos, piezas de ingeniería, esculturas o modelos de producto, y combina el software del escáner con aplicaciones como MeshLab, pequeños CAD o herramientas de reparación de mallas, una estación de trabajo “asequible” puede funcionar muy bien.

Un ejemplo de base de PC de escritorio de gama media sería: procesador Intel Core i7 moderno o AMD Ryzen 7/9, 32 GB de RAM, una RTX 3060 o similar, SSD NVMe de 1 TB para sistema y proyectos activos, y un HDD de 2-4 TB para archivo. Con esto se cubre de sobra el salto desde un portátil gaming de 2018 con i7-7700HQ, 16 GB y GTX 1060, donde los tiempos de espera empiezan a hacerse eternos. Para ver más configuraciones orientativas consulta guías de configuraciones de PC.

Equipo profesional de gama media para arquitectura, AEC y fotogrametría aérea

Para estudios que levantan edificios, urbanizaciones, taludes o hacen seguimiento de obras, el tamaño de los proyectos ya exige algo más serio. Aquí el flujo puede combinar drones fotogramétricos, escáneres láser puntuales y software pesado de captura y BIM.

Una workstation típica podría montar un AMD Ryzen 9 de última generación (por ejemplo, 7950X), 64 GB de RAM, una RTX 4080, SSD NVMe de 2 TB para sistema y proyectos, y almacenamiento adicional para archivo. Es un equilibrio muy razonable entre coste y rendimiento para empresas que procesan varios proyectos grandes al mes.

En captura aérea, se combinan drones multirrotor tipo DJI Air 3S o Phantom 4 RTK con cámaras de alta resolución y posicionamiento RTK, generando datasets fotogramétricos que esta workstation puede procesar con soltura sin quedarse corta a la primera de cambio.

Estación de gama alta para LiDAR, industria y proyectos masivos

Cuando entramos en el terreno de los levantamientos industriales gigantes, túneles, infraestructuras complejas o mapeos LiDAR montados en vehículos o mochilas (por ejemplo, NavVis VLX u otros sistemas MLS), la escala de los datos se dispara.

En estos casos se justifican equipos muy potentes con CPUs tipo Threadripper de 32-64 núcleos, 128 GB de RAM o más, GPUs tope de gama tipo RTX 4090 o incluso tarjetas profesionales RTX 6000 Ada, y varios terabytes de SSD NVMe dedicados a proyectos activos. A esto se le suman HDDs de gran capacidad para histórico de trabajos.

Este tipo de estaciones se suelen acompañar de monitores 4K de gran formato y redes internas rápidas (10 GbE o superior) para mover datos entre servidores, NAS y equipos de procesamiento. En muchas empresas se combinan con procesamiento en la nube para picos de carga muy concretos.

Hardware, IA y nube: el papel de plataformas como FlyPix AI

Una tendencia clara en captura de realidad es descargar parte del procesamiento pesado a la nube y apoyarse en algoritmos de IA para clasificación, detección de cambios o análisis temático. Esto es especialmente visible en mapeo ambiental, humedales, vegetación o seguimiento hidrológico.

Plataformas como FlyPix AI integran imágenes de UAV, datos satelitales y LiDAR para automatizar tareas como delimitar humedales, clasificar tipos de cobertura vegetal o detectar variaciones en los niveles de agua. Todo ello con una interfaz sin código pensada para especialistas ambientales sin perfil de programador.

El hardware de captura de realidad (drones, cámaras multiespectrales, escáneres LiDAR) sigue siendo imprescindible, pero parte del “dolor” de procesamiento se traslada a servidores escalables en la nube, donde se aplican modelos de aprendizaje automático entrenados para tareas concretas.

Estas soluciones permiten trabajar tanto en proyectos de pequeña escala como en esfuerzos de conservación masivos, generando mapas, modelos 3D y mapas de calor que luego se integran con SIG y sistemas de gestión del territorio. En muchos casos se reduce el trabajo de campo, el tiempo de análisis y el impacto ambiental asociado al muestreo tradicional.

Para el usuario final, esto significa que su PC local puede ser algo menos descomunal si buena parte del cálculo duro se hace en la nube, pero sigue necesitando una base sólida: conexión estable, suficiente RAM y una GPU que permita visualizar y revisar los resultados 3D de forma cómoda.

Montar una máquina para trabajar con escáner 3D y captura de realidad consiste en casar el tipo de datos que generas (escáner de luz estructurada, láser, LiDAR, drones, intraoral…) con el software específico que usas y con el volumen de proyectos que procesas. Un buen equilibrio entre CPU rápida, GPU potente, 32-128 GB de RAM según el caso, SSD NVMe generoso y una refrigeración fiable marca la línea entre un flujo de trabajo que te hace perder horas y otro que simplemente te deja trabajar sin pensar en la barra de progreso.

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