Se filtra la refrigeración del Galaxy S27 Ultra: prototipo, rendimiento y cambios que podrían llegar

Última actualización: noviembre 7, 2025
  • Prototipo de cámara de vapor para el Galaxy S27 Ultra, mucho más grueso y complejo, pensado para pruebas.
  • Samsung buscaría miniaturizar la solución sin perder eficacia; se asocia con test del Exynos 2600.
  • Rumores de cambios de diseño: posible adiós a la ranura del S‑Pen para ganar espacio y enfriar mejor.
  • Filtraciones de cámara: triple módulo con sensor Sony y periscopio 5x, más simple y ambicioso.

Prototipo de refrigeración del Galaxy S27 Ultra

La última filtración sobre el futuro Galaxy S27 Ultra ha hecho ruido en X (antes Twitter): ha aparecido la imagen de un supuesto sistema de refrigeración en pruebas con un tamaño y una complejidad que recuerdan más a un portátil que a un móvil. En concreto, se trataría de una cámara de vapor de gran formato destinada a validar el rendimiento térmico de la próxima generación tope de gama de Samsung.

El autor de la filtración, el usuario @SPYGO19726, compartió la instantánea de una pieza metálica que, a primera vista, no encaja en el interior de un smartphone moderno por su grosor. Aun así, la comunidad ha asumido que hablamos de un montaje de laboratorio: una solución sobredimensionada para pruebas, pensada para medir límites de temperatura sin las restricciones físicas del chasis final.

Qué muestra la foto: una refrigeración estilo portátil para un móvil

La imagen deja entrever un diseño más cercano a un disipador para ordenadores: se aprecian dos placas de cobre (superior e inferior) unidas por una estructura intermedia similar a un bloque de aletas. Ese sándwich metálico está orientado a atrapar y distribuir el calor procedente de los componentes críticos, con el chipset como principal generador térmico.

La arquitectura sugiere el funcionamiento clásico de las cámaras de vapor: un fluido interno se evapora sobre la zona caliente, se desplaza por capilaridad y condensa en áreas más frías, cediendo calor al resto del conjunto. Es, sobre el papel, un método muy eficiente, pero aquí el énfasis está en el tamaño: el espesor y la superficie son inusuales para un teléfono, de ahí que resulte inviable integrar una pieza así tal cual en un S27 Ultra comercial.

El propio filtrador matizó ese punto: se trataría de un prototipo conceptual para calibrar la eficacia y entender las “curvas” térmicas del próximo hardware. En esta línea, es habitual que los fabricantes empleen disipadores externos o a escala mayor durante las primeras validaciones de silicio. Lo importante no es encajarlo aún, sino medir sin cuellos de botella.

De confirmarse, este primer vistazo encaja con la tendencia de la industria móvil de los últimos años: cada ganador de rendimiento sube el listón térmico y, con ello, la necesidad de disipar mejor. Samsung ya lo ha demostrado con generaciones previas, donde la refrigeración ha ido creciendo para mantener la potencia sostenida en juegos y cargas largas.

Si te gusta estar al día del mercado premium, toma nota: los “mejores móviles de gama alta” suelen competir precisamente en esto, en sostener frecuencias altas sin throttling. En este contexto, una cámara de vapor ambiciosa puede marcar diferencias en escenarios reales como gaming, grabación 4K/8K o IA on‑device.

Detalle de la cámara de vapor filtrada

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Miniaturización: el gran reto para llevar el prototipo al chasis

Las fuentes apuntan a que el plan de Samsung pasaría por encoger esta tecnología hasta hacerla compatible con el espacio disponible en un S27 Ultra. El equilibrio es delicado: reducir superficie y grosor sin que caiga el rendimiento térmico no es sencillo, sobre todo cuando el margen físico en un móvil es tan limitado.

En fase de I+D suele ocurrir lo siguiente: primero se prueba el silicio con una refrigeración holgada para obtener métricas ideales y, después, se “aprieta” el diseño hasta cumplir con el volumen real del producto. Es más que probable que este disipador filtrado esté ligado a los test del Exynos 2600, el chipset que podría impulsar esa generación.

Sobre el rendimiento, ha habido ruido en torno a resultados de Geekbench 6 que situarían al Exynos 2600 cerca del Apple M5. Es una afirmación llamativa que, por ahora, debe cogerse con pinzas: esas puntuaciones no están en la base de datos pública del benchmark, así que la comunidad se mantiene escéptica a falta de referencias verificables.

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Más allá de la comparación de marras, la miniaturización traerá decisiones de ingeniería muy concretas: optimizar cámaras de vapor ultrafinas, jugar con capas de grafito, heatpipes planos y wicks (mechas capilares) de alta eficiencia, ajustar interfaces térmicas y, sobre todo, distribuir el calor de forma uniforme por la placa. Todo ello, con tolerancias de micras, para no penalizar batería ni sensores.

También entra en juego la gestión del chasis y la disipación pasiva a través del marco. Un perfil más delgado puede ser atractivo para el usuario, pero deja menos margen para el módulo térmico. De ahí que este tipo de prototipos sobredimensionados sirvan para establecer un techo de rendimiento: primero se comprueba hasta dónde puede llegar el chip; luego, se negocia cuánto de ese techo se conserva dentro del diseño real.

Prototipo a escala de la solución térmica

Posibles efectos en el diseño: batería, grosor… y la ranura del S‑Pen

Los rumores no acaban en la refrigeración. Fuentes atribuidas al filtrador Setsuna Digital aseguran que Samsung estaría valorando suprimir la ranura integrada del S‑Pen para ganar espacio a favor de un sistema térmico más contundente, una batería mayor o un perfil más fino. No sería una ocurrencia aislada: ya hubo precedentes de cambios similares en la familia Ultra.

De hecho, el caso del Galaxy S21 Ultra es un buen ejemplo de compromiso: aquel modelo conservó la compatibilidad con S‑Pen pero sin hueco interno para alojarlo, lo que llevaba a usar fundas específicas. La idea que se baraja ahora para el S27 Ultra iría en esa dirección, o incluso se pondría sobre la mesa limitar la compatibilidad del lápiz para simplificar el interior del dispositivo.

Un segundo informante, mencionado por el usuario PandaflashPro en X, habla de problemas recientes con una variante de S‑Pen que habrían provocado una pausa temporal en la producción, sin claridad sobre si afecta al futuro Z Fold7 u otro modelo. Es un punto más que alimenta la incertidumbre y refuerza la tesis de que Samsung podría estar replanteando el papel del lápiz en su gama alta.

Lo cierto es que el S‑Pen no tiene la misma importancia para todos. Hay quien apenas lo usa, pero para otros es imprescindible. Por eso, una eventual eliminación sería polémica. Para añadir más matices, la compañía suprimió la conectividad Bluetooth del S‑Pen en el Galaxy S25 Ultra, justificando que apenas un 1% lo aprovechaba a fondo. La medida redujo funciones como gestos a distancia o control remoto de cámara y motivó peticiones de fans para recuperarlas.

En paralelo, el nuevo Galaxy Z Fold7 habría abandonado por completo el soporte de S‑Pen, lo que sugiere una retirada progresiva en parte del catálogo. Aun así, hay filtraciones en sentido contrario: el reconocido Ice Universe compartió imágenes donde se ve la ranura del S‑Pen en el Galaxy S26 Ultra, apuntando a que, al menos en esa generación, el lápiz seguiría integrado. También se habla de una posible tecnología de lápiz “sin digitalizador” que liberaría volumen interno y minimizaría interferencias con la carga inalámbrica.

Por calendario, la foto seguirá desenfocada durante meses. Se espera que el Galaxy S26 Ultra se presente hacia finales de enero de 2026, y a partir de ahí encajarán mejor las piezas. Por ahora, nada oficial: hay hipótesis muy razonables (ganar espacio térmico) y otras por confirmar (adiós definitivo a la ranura). Queda camino hasta que Samsung enseñe cartas.

Cámaras: posibles cambios de rumbo hacia un triple módulo con sensor Sony

Otro frente caliente es la fotografía. Diversas fuentes apuntan a que el Galaxy S27 Ultra podría apostar por tres cámaras traseras en lugar de cuatro. El movimiento implicaría un sensor principal firmado por Sony, presumiblemente de mayor tamaño que el 1/1,3″ del ISOCELL HP2 desarrollado por Samsung, con el objetivo de mejorar capturas en baja luz y sumar detalle.

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Un sensor grande con resolución muy elevada abriría la puerta a un zoom digital 3x de alta calidad sin degradación visible, apoyándose en el sobremuestreo. Como complemento, se espera un módulo de 50 MP con periscopio y zoom óptico 5x para cubrir las focales medias y largas. La tercera pieza completaría el conjunto con ultra gran angular o un segundo tele, y habría enfoque láser adicional para afinar el bloqueo rápido.

Este giro tendría dos efectos: primero, simplificar el diseño (menos módulos, más optimizados) y, segundo, elevar el listón de calidad de las lentes clave (principal y zoom). La decisión de ir con un sensor Sony puede entenderse como un intento de recortar distancia con rivales muy fuertes en fotografía computacional o, sencillamente, como una vía de explorar alternativas a ISOCELL en la gama más alta.

El proyecto, en cualquier caso, no está cerrado. Falta tiempo para que Samsung cierre hardware y software definitivos, por lo que aún podría haber ajustes. Lo que sí muestra esta línea de rumores es una reorientación clara de la estrategia de cámara: menos redundancia entre módulos y más énfasis en un principal “de bandera” que aguante recortes y modos nocturnos con solvencia.

Lo que hemos visto en la serie S24 explica el contexto

La senda la marcó la generación anterior. En los Galaxy S24, Samsung apostó por una cámara de vapor hasta 1,9 veces más grande que en los S23. La idea era sencilla y efectiva: aumentar el volumen térmico para enfriar antes y sostener frecuencias altas en sesiones largas, especialmente jugando.

Esta filosofía no nació en el móvil: viene de PC y consolas. Llevarla al bolsillo pasa por iteraciones constantes, de ahí que la comparación S24 vs. S23 sea tan ilustrativa. Cuando hay casi el doble de superficie efectiva para disipar, el teléfono puede mantener temperaturas más estables sin estrangular el rendimiento, justo lo que el usuario percibe como “va fino y no quema”.

Además de la parte térmica, la serie S24 llegó con otros cambios interesantes: paletas de colores diferenciadas según modelo, configuraciones de CPU que varían por región y pantallas capaces de caer a 1 Hz de refresco en más variantes, una función que antes estaba reservada al Ultra. Son detallitos que, sumados, mejoran autonomía, fluidez percibida y experiencia general.

Si conectamos los puntos, el escenario del S27 Ultra cobra sentido: una refrigeración más ambiciosa permitiría sostener picos de potencia más altos para IA generativa, edición avanzada de vídeo y juegos AAA móviles con texturas pesadas. La miniaturización de la cámara de vapor sería el peaje técnico a pagar para conseguirlo sin hacer el móvil un ladrillo.

Por eso el prototipo filtrado no debería asustar: es normal verlo enorme en laboratorio y verlo delgado en retail. La clave será cuánto del rendimiento “de banco” consigue conservar el producto final, y ahí entran en juego desde la distribución interna de componentes hasta la eficacia de las pastas térmicas y films de grafito que conecten el SoC con la cámara de vapor.

Referente inmediato: la apuesta fotográfica del Galaxy S25 Ultra

Mientras miramos al S27 Ultra, el estándar actual en la casa es el Galaxy S25 Ultra, que ya marcó distancia en fotografía móvil. Su sensor principal de 200 MP, bien acompañado por un procesado avanzado, ofrece una captura muy detallada y mejora notable en baja luz respecto a hermanos menores de la serie.

Detrás, el conjunto presume de cuatro cámaras: una ultra gran angular de 50 MP que minimiza la distorsión, y dos teleobjetivos con zoom óptico 5x y 10x para cubrir desde tomas medianas a muy lejanas. Delante, 12 MP con autofocus para selfies y videollamadas con enfoque fiable.

  • Mayor alcance con teleobjetivos dedicados y calidad sostenida a larga distancia.
  • Mejor nocturna gracias a sensores y algoritmos optimizados para poca luz.
  • Más nitidez y microdetalle, útiles en recortes y ediciones posteriores.
  • Opciones pro y vídeo superior para usuarios exigentes.
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Que el S27 Ultra pueda pasar de cuatro a tres cámaras no implica un paso atrás; puede ser un “menos es más” si el sensor principal crece y el zoom periscópico sube de nivel. El reto será mantener la versatilidad del S25 Ultra con un bloque trasero más sencillo y, potencialmente, más eficiente en espacio para dejar sitio a batería y refrigeración.

Rendimiento, juegos e IA: por qué importa tanto el sistema térmico

Los móviles actuales no luchan solo por el benchmark; luchan por no bajar de vueltas pasados unos minutos. Un buen sistema térmico mantiene frecuencias estables, evita el thermal throttling y, en la práctica, da una experiencia más consistente: el juego no cae de fps, la exportación de vídeo no se eterniza y los modelos de IA ejecutan tareas sin cortes.

Con cargas sostenidas típicas (grabar 4K/60, editar clips, jugar en alto), la diferencia entre una cámara de vapor normalita y una optimizada es tangible. De ahí que Samsung llevase la delantera con la cámara de vapor ampliada en S24, y de ahí que este prototipo sobredimensionado del S27 Ultra encaje como paso previo a un diseño final potente pero delgado.

Además, aliviando temperatura, se protege la batería a largo plazo: el calor excesivo acelera la degradación química. Un diseño que evacúa calor rápido favorece una vida útil mayor y reduce el riesgo de caídas de rendimiento por seguridad térmica. Es un círculo virtuoso: mejor disipación, mejor batería y más silencio térmico en el día a día.

El último ingrediente es el consumo de fondo de la pantalla siempre activa y las tasas variables: con paneles capaces de bajar a 1 Hz cuando no hace falta refrescar, se liberan vatios que después pueden dedicarse a picos del SoC o a mantener temperaturas más bajas bajo carga. Todo suma.

Rumores encontrados y plazos: qué puede pasar hasta el lanzamiento

En el cruce de filtraciones es fácil perderse. Por un lado, se habla de una refrigeración que necesitará ganar espacio y justificar decisiones de diseño valientes. Por otro, se defiende que la ranura del S‑Pen seguiría al menos una generación más (S26 Ultra), y que las novedades del S27 Ultra llegarían con un enfoque de cámaras más simple pero más capaz.

El marco temporal también manda: si el S26 Ultra aterriza a finales de enero de 2026, el S27 Ultra aún está lo bastante lejos como para que Samsung ajuste sensores y módulos hasta casi el último minuto. Cambiar de proveedor de sensor principal (Sony) y perfilar un triple sistema con periscopio 5x no es cualquier cosa; requerirá iteraciones de hardware y software.

Hasta que no haya bases de datos públicas con cifras de rendimiento del Exynos 2600 y, sobre todo, diseños más avanzados filtrados, lo sensato es mantener la cautela. Aun así, la dirección parece clara: más músculo térmico, óptica reordenada y un debate abierto sobre el S‑Pen que se decidirá por el espacio interno y la estrategia de la marca.

La fotografía filtrada del disipador y el ruido que la acompaña no son un capricho: reflejan la lucha por sostener potencia en un formato cada vez más fino y con más ambición en IA, vídeo y juego móvil. Si Samsung consigue miniaturizar esa cámara de vapor de laboratorio sin renunciar a batería ni ergonomía, y al mismo tiempo afina el paquete fotográfico (posible sensor Sony y periscopio 5x) mientras decide el papel del S‑Pen, el S27 Ultra puede salir especialmente redondo. Faltan confirmaciones, pero las piezas encajan con lo que ya vimos en S24 y con el listón que ha puesto el S25 Ultra en cámaras: menos módulos, más calidad y, sobre todo, más rendimiento sostenido sin que el móvil arda.